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Alfonso Merelo Series de televisión
La Bola de Cristal
Alfonso Merelo




7 días

3 temporadas en emisión en USA. Actualmente cancelada
Emisión en España: TVE 2002-2003
Productor ejecutivo: Christopher Crowe
Creadores : Christopher Crowe y Zachary Crowe
Intérpretes: Don Franklin (Capitán Craig Donovan), Jonathan LaPaglia (Teniente Frank Parker), Norman Lloyd (Dr. Isaac Mentnor), Alan Scarfe (Dr. Bradley Talmadge), Nick Searcy (Nathan "Nate" Ramsey), Justina Vail (Dra. Olga Vukavitch), Sam Whipple (Dr. John Ballard -Temporadas 1ª y 2ª-)

7 días

Como tema recurrente y muy socorrido de la ciencia-ficción, tanto fílmica como literaria, el viaje en el tiempo ha producido multitud de obras, algunas de ellas notables. Remontándonos al siglo XIX, podemos observar que novelas como El anacronópete de Enrique Gaspar o La máquina del tiempo de H.G. Wells tratan el tema del viaje en el tiempo como una posibilidad “científica”, a través de la construcción de ingenios mecánicos que permitirían al viajero o viajeros trasladarse a épocas pretéritas o futuras. En el marco del serial televisivo, podemos encontrar series que trataron estos viajes temporales como bases para sus historias. El túnel del tiempo en la década de los 60, o Quantum Leap, titulada en España A través del tiempo, son teleseries cuya esencia consiste en mostrar las aventuras de viajeros del tiempo trasladados a diferentes épocas históricas.

Uno de los graves problemas que se plantean en los viajes temporales es la adecuación de la trama al tempo histórico correcto. La credibilidad del relato se puede resentir notablemente si el viaje se realiza a una época histórica conocida, o que se pueda conocer, y lo que se cuenta no concuerda con lo que conocemos. Por consiguiente los guionistas, o los escritores, han de estar muy bien documentados sobre el periodo visitado, y reflejarlo correctamente. En caso contrario la historia será simplemente una barbaridad, que cualquier historiador o mero aficionado podrá desbaratar inmediatamente. Si el periodo histórico al que nos hacen viajar es asimismo ficticio -el futuro o un pasado alternativo-, se produce una doble ficción, en la que no se puede alegar la poca verosimilitud del suceso descrito.

7 días es una de esas series con temática temporal. En la fecha en la que escribo, Televisión Española acaba de finalizar la emisión de la primera temporada. El horario de emisión ha sido primero en las madrugadas del domingo al lunes, y posteriormente de lunes a jueves en las madrugadas también. Como puede observarse, un horario de máxima audiencia. Eso demuestra la importancia concedida a la serie por RTVE, que probablemente la ha incorporado como relleno de programación para noctámbulos adictos a la cafeína.

La premisa de 7 días es un tanto curiosa dentro de la temática del viaje temporal. Los viajeros -el viajero- únicamente pueden desplazarse en el tiempo siete días hacia el pasado. Esta limitación da mucho juego, evitando problemas históricos, y abaratando costes de producción, al impedir que los temponautas puedan desplazarse a épocas remotas.

7 días parte de una de la muchas teorías que la ciencia-ficción ha venido desarrollando a lo largo de su historia: la posibilidad de modificar el presente si modificamos el pasado. Los protagonistas de las historias efectúan siempre cambios en nuestro presente, un presente ficticio, al modificar sucesos, generalmente traumáticos, mejorándolos o eliminándolos. Como ejemplo de estos cambios a causa del viaje temporal, baste recordar la película en tres partes Regreso al futuro (Robert Zemeckis), en la que un mínimo puñetazo (un efecto mariposa) cambia el presente conocido.

7 días

El primer capítulo de 7 días tiene fecha de emisión de octubre de 1998. En él se narra un atentado suicida contra la Casa Blanca producido por un avión kamikaze, tripulado por terroristas chechenos, que se estrella contra la Casa Blanca. De resultas del incidente, mueren el presidente y el vicepresidente de los Estados Unidos, así como el premier ruso que se encontraba de visita en USA. He de suponer que a todos los lectores les recordará algo este argumento. Si se hubiera rodado unos años después, nadie lo hubiera tachado de ciencia-ficción, pero tratándose de una realización de 1998, hay que reconocer que los guionistas acertaron, por desgracia, plenamente en el planteamiento.

A partir de este primer capítulo de presentación (un capítulo doble), la serie mantiene un carácter rutinario y muy esquemático. Comienza con un terrible suceso, se autoriza un salto temporal, y se corrige el desaguisado.

Para conseguir realizar estas misiones, se cuenta con una máquina del tiempo, claro. La tecnología que permite el salto temporal es de procedencia extraterrestre. El incidente de Roswell, real en la serie, con la recuperación de una nave extraterrestre, ha permitido conseguir este tipo de tecnología. No obstante, la esfera -la máquina- produce un salto temporal imperfecto. El no disponer de energía suficiente, y el no comprender del todo esa tecnología alien, hace que sólo se pueda volver atrás una triste semana. Además, el viajero llega bastante maltrecho y con secuelas para su integridad física, como la pérdida de parte del tejido epitelial o hemorragias nasales en cada uno de los desplazamientos.

Es curioso comprobar lo que ha dado de sí el llamado incidente Roswell en la iconografía cinematográfica norteamericana. Varios filmes se basan en este supuesto incidente ovni para desarrollar sus argumentos. La famosa película El día de la independencia toma el elemento Roswell para resolver el final, tan increíble como el propio incidente en sí. En esta serie, además, toda la tecnología actual se ha basado en los descubrimientos realizados tras estudiar el dichoso ovni guardado en el Área 51. Materiales, fuentes de energía y los microchips de silicio, traducidos en la serie por “chips de silicona” (ay, Señor... ese silicon mal traducido siempre).

7 días

Los protagonistas de 7 días son múltiples, como en toda serie coral que se precie. Tenemos al héroe de acción, Frank Parker, un ex-SEAL que es reclutado desde un hospital psiquiátrico. La científica es la Dra. Olga Vukavitch, que es buena científica y además lo está, aunque este comentario sea machista. Para compensar diré que Parker es también un excelente mozo. En este caso, la científica es rusa, por aquello de disponer de un elenco multinacional. El incorporar este personaje femenino, da ocasión a rellenar metraje con los escarceos amorosos entre Parker y ella. Escarceos desastrosos ya que cuando Parker inicia un romance, retrocede para una misión, y la doctora en el pasado no sabe que ha estado a punto de caer rendida en sus brazos. Frustrante, desde luego. Otro de los protagonistas es el científico genial, llamado Ballard, que bebe de un personaje como Brains, el cerebro de la serie Thunderbirds. Al tratarse de un proyecto ultrasecreto tendremos también a un agente de la NSA, la National Segurity Agency, y a un capitán de los SEALS, rescatado del puente de mando del Seaquest (Don Franklin, segundo al mando del Seaquest, del que ya hablaremos).

Incongruencias las tiene y bastantes. Primeramente Parker, el protagonista, al volver a la semana anterior, nunca se encuentra con su yo del pasado; esto queda sin explicación y la verdad es que es una premisa difícil de aceptar. Además, la esfera retrocede y aparece en algún sitio cercano, pero no exactamente en el mismo: entonces, ¿el retroceso deja sin máquina del tiempo en el presente? ¿Parker desaparece por siempre jamás? ¿La línea temporal se altera? La única manera de volver al presente es viviendo otra vez esos siete días solapados. El rigor, ya no científico -la premisa imposible- sino de continuidad del guión se puede poner en entredicho.

A medida que se van visionando los episodios nos vamos encontrado con unos temas que parecen mas indicados para la situación bélica actual que para unos guiones elaborados hace cuatro años. Se diría que los guionistas han dado rienda suelta a todas las fobias y filias del pueblo norteamericano, principalmente a las fobias.

7 días

El episodio piloto ya comentado es el principio, pero los guiones, de un profundo tinte pesimista, seguirán desgranando todo lo malo que puede dar de sí el mundo. Vemos que las misiones de retroceso van encaminadas a modificar sucesos puntuales pero que resultan importantísimos. Observamos sectas tipo Waco. Ataques biológicos de iluminados, no con ántrax pero sí con ébola. Incidentes nucleares con submarinos rusos. Bandas de terroristas narcotraficantes. Conflictos entre Corea y USA, o entre China y USA. Y una de las grandes paranoias norteamericanas, el conflicto de Vietnam, revitalizado una vez mas en forma de lavados cerebrales. Sobre todo encontraremos terroristas, muchos terroristas, procedentes de países del este o del ámbito del integrismo árabe.

La serie parecería normal en tiempos de la guerra fría y de la caza de brujas del senador McCarthy; sin embargo se puede apreciar un notable desfase temporal. No se encuentra una explicación del porqué los episodios inciden en este tipo de temas. ¿El pueblo americano estaba realmente asustado por todo este tipo de cosas? Puede resultar comprensible después de los sucesos del 11 de septiembre de 2001, que por pura coincidencia se parecen mucho, muchísimo, a los que se dan en el piloto de la serie. Sin embargo, en 1998 no parecía que estos miedos estuvieran a flor de piel.

La serie ha durado en emisión tres temporadas en USA. Las malas lenguas opinan que no se podía seguir emitiendo una serie que iba desgranando, uno por uno, todos los incidentes que ahora se están haciendo realidad. Y la verdad es que, analizándola un poco, casi todos los episodios vistos parece que se han cumplido. ¿Había algún descendiente de Nostradamus en el elenco de guionistas? ¿O va a resultar que los terroristas y otros seres prescindibles ven mucha televisión? No lo sé, pero hay que recordar que el Pentágono solicitó ayuda a los guionistas de Hollywood para que pensaran marcos posibles de actuación en el campo del terrorismo masivo. Si fuera crédulo, que no lo soy, recomendaría abstenerse de ver la serie a los sensibles, más que nada por lo que pueda anticipar. ¡Qué miedo!

En la próxima entrega hablaremos de Starhunter.


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