Frías vibraciones
Corre el año 2048. Tras un conflicto bélico global, producto de la revolución nanotecnológica, Europa ha involucionado a una teocracia militar -muy querida por la cf española contemporánea-, en permanente lucha contra tribus bárbaras fronterizas. En el norte azota el fantasma de una nueva glaciación, en el sur el enemigo musulmán, y la península ibérica se puebla de ciudades cubiertas por domos protectores contra la nano-guerra. En otro punto del sistema solar, una máquina que había permanecido aletargada durante eones recibe una señal de activación y un enfrentamiento miles de veces producido en el pasado amenaza con repetirse y acabar con el actual statu quo.
Vaquerizo emplea en ésta su primera novela un registro más accesible que el barroco ("Llorando silencio", "Los caminos del sueño") o experimental (El lanzador) a los que nos tiene más acostumbrados; aunque desgraciadamente tampoco es el Vaquerizo de "Una esfera perfecta". Un texto más próximo a "La ciudad cambia cada noche", que se lee con cierto distanciamiento debido fundamentalmente a que la relación de la pareja protagonista (la médico Misabel y el soldado Sagustín) no termina de cuajar. Es un estilo fluido, con descripciones y símiles (siempre lo mejor del autor) menos recargados y más naturales; sin embargo, los diálogos resultan banales, carentes de vida, y la historia transcurre sin emotividad, provocando la sensación de encontrarnos casi ante una novela juvenil.
No obstante, resulta digno de mención la labor de documentación llevada a cabo, abarcando detalles sobre astrofísica, cosmología, biología, nanotecnología... pero también sobre aviones a reacción (especialmente cazas), el mundo de los hackers, experimentos genéticos, inteligencias mecánicas a lo Benford, etc. A la chita callando, Vaquerizo se está convirtiendo en uno de los cultivadores del hard español. Brilla también en la descripción de lo que la New Wave definió como el paisaje interior, la transformación de la personalidad a una nueva realidad y su íntima relación con la metafísica (donde a veces se le va la pluma en exceso).
Las diversas líneas de acción se unen de forma coherente en un doble final, que descubre una revolucionaria teoría biológica determinista (la conexión cósmica del amigo Von Däniken), al que sólo cabe reprochar un exceso de racionalismo. En cualquier caso, una novela interesante que cualquier aficionado a la ciencia-ficción española debería leer y valorar por sí mismo.
"Ex temporis" es el cuento extra que el editor Raúl Gonzálvez tiene la "osadía" de autopublicarse. La idea de completar novelas con cuentos del mismo o diferente autor no parece mala en sí misma (más, por el mismo precio), pero se debe procurar una mínima coherencia. En este caso, el relato precisa una profunda revisión formal, sobre todo de su desordenado comienzo, que evite perlas como usar "millones de soldados" como unidad de medida.
Se trata de un space-opera bélico algo lioso, con la humanidad en lucha contra los camaleones, una raza capaz de adoptar casi cualquier forma, que disputa a la humanidad el dominio de las puertas de salto entre estrellas. Posee voluntad de agradar pero arrastra demasiadas incoherencias, y no sólo formales: por ejemplo, chirría que la oficialidad envíe una nota personal a cada combatiente informándole del avance de la contienda; es imperdonable que no exista una sola mención a la idea de rebelión de los soldados contra su estresante régimen de vida; la justificación de la vuelta al Tablero de cada soldado exactamente en la misma posición en que lo dejó no se resuelve demasiado bien: en el ínterin éste podría enfermar, morir, rebelarse... Y se recarga con tantos detalles que supone un excesivo lastre para el ritmo narrativo. Con todo, lo mejor del cuento es la sensación de extrañeza y ajenidad de los alienígenas, la descripción de una forma de combate original pese a que las arbitrarias reglas de guerra sean demasiado miméticas de juegos de estrategia y/o rol.
Esta segunda entrega de la colección Albemuth viene a sumarse a la -ahora sí- respetable lista de editoriales semiprofesionales que publican literatura de género. Aunque el mundo de la edición amateur ha dejado atrás el formato fanzine, aún resta un largo camino para alcanzar a sus competidores comerciales. Nos encontramos en este caso en un lugar intermedio; no se cuenta con distribución comercial pero se pagan derechos a los autores y la tirada alcanza la respetable cifra de un millar de ejemplares. Además, el editor tiene la osadía (nuevamente) de anunciar los siguientes ocho títulos, todo un alarde de optimismo.
En cuanto a la edición, el resultado es dispar: mientras la encuadernación, papel y tipografía son excelentes, con ilustraciones interiores (idea retomada de la novela juvenil), la portada resulta más propia del noveno arte. Pero, sobre todo, el libro clama a gritos una corrección de estilo que evite errores tan graves como incoherencias de género entre artículo y nombre, ausencia de tildes, laísmos, frases sueltas, adjetivos no demasiado bien empleados (o poco claros) en el contexto: hombre "acre" por rudo, praderas "incultas" por no cultivadas, brazo "sondado" por conectado a una sonda... o vocablos rebuscados como "absurdidad". De hecho, ambos autores adolecen de una escritura descuidada, como si no hubieran revisado su trabajo antes de la edición impresa. Esto se manifiesta, por ejemplo, en el abuso por parte de Vaquerizo de las palabras "sólo" -repetida hasta la saciedad- y "como"; a modo de ejemplo, la pag. 194 cuenta con 3 y 6 apariciones, respectivamente.
Como colofón, el libro incluye una completa bibliografía de los autores. Todo ello con el PVP más bajo del mercado: sólo 5,40 euros.
Mariano Villarreal
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