Además de ser un interesante guionista de cómics, encargado de personajes como Hulk, Supergirl o Star Trek, el jovial Peter David es un crítico bocazas. Esa cualidad, que en cualquier otra persona haría que le partieran la cara en cualquier esquina, se convierte en nuestro hombre en lúcida contemplación de su entorno (el medio del cómic y la cultura pop en general) y en inevitable punto de referencia para comprender qué pasa en la historieta norteamericana de los últimos tiempos.
David, guionista cuanto menos interesante con algún ramalazo de genialidad, se destapa en esta serie de artículos (publicados semana a semana en la revista Comic Buyer´s Guide desde hace doce años y mensualmente en la española Dolmen) como un analista jocoso y certero, muy por delante y por encima de lo que se escribe y se dibuja en los tebeos americanos de este momento. Dicho de otro modo: David no se casa con nadie, y si tiene que poner a caer de un burro a alguien (sea Marvel, sea DC, sea Image) lo hace con esa sorna judía irrefutable que le es característica.
David pontifica, hace burla, análisis, pone pegas, alaba, machaca, y siempre con unas gotas de humor ácido. Supongo que los blancos de sus iras deben odiarlo, pero no debe ser fácil tener enfrente a un peso pesado de la dialéctica burlona, un Groucho Marx de nuestro tiempo y nuestro género dispuesto a comerse el mundo y hacer ver su verdad con una lógica aplastante.
La visión de David es la de un intelectual de la cultura pop, la de un experto que conoce a la perfección los hilos que mueven una historia y también los que atan a una industria (cocinero antes que fraile, David trabajó muchos años en el departamento de ventas de Marvel antes de dar el paso y convertirse en guionista y novelista). Cuesta mucho trabajo, desde nuestra barrera, no estar de acuerdo con lo que dice. Y, desde luego, es enormemente divertido ver cómo lo expresa.
Atención a la edición española, que no adapta exactamente la recopilación americana del mismo título, puesto que se trata de una selección de artículos que abarcan desde los cómics en general a Star Wars, pasando por viajes a convenciones (la crónica de Gijón es divertidísima) o los inevitables consejos a los que empiezan.
Un enorme punto a su favor (que el propio David ha alabado) es el trabajo de ilustración complementario a los artículos (la edición americana viene limpia de polvo y paja), que sirve para poner en su momento y sus personajes los diversos contenidos que David ha ido tratando. No nos damos cuenta, pero en estos doce años el baile de autores, editores, dibujantes y personajes ha sido continuado, y se agradece tener la referencia de las portadas, los dibujos o las fotografías para ir situándonos.
Se trata de un libro que no atraerá a los que no estén interesados en el cómic (y menos con el título original en inglés, ay). Pero todo aquel que tenga un mínimo de conocimiento de lo que se ha cocido y se cuece en los gigantes editoriales norteamericanos y sus pugnas por el poder y sus miserias tiene que echarle un vistazo a estas disgresiones. La clave de tanto fracaso está perfectamente explicada.
Y la clave del éxito también. Si por una vez alguien hiciera caso a Peter David...
Pero me temo que yo también esté divagando.
Rafael Marín
|