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 Lovesick Dead
Junji Ito

Título original: Shibito no koiwazurai
2008

Hasta hace unos días yo no tenía la menos idea de quién era Junji Ito, lo que es más, ni tan siquiera sabía que existían excelentes mangas de terror. Y es que para mí el terror japonés era "The Ring" y todas las películas de esa índole que, desde finales de los 90 tan de moda se han puesto (y que a mí tan indiferente me dejan).

Sin embargo, algunos amigos me hablaron muy bien de este género, y me aconsejaron encarecidamente que leyera algo de este mangaka. Y si les soy sincero, escogí la obra que aquí les reseño por ser corta y poder leerse de un tirón. Así, si era aburrida o previsible, podría acabarla rápidamente. Pero afortunadamente estaba equivocado, pues "Lovesick Dead" ha sido una lectura de lo más amena, y Junji Ito se me ha revelado como un artista extraordinario, un maestro del terror del que espero poder leer más cosas en un futuro cercano.

Lamentablemente, su obra se está publicando actualmente sólo en inglés e italiano (y en japonés, claro). Esperemos que las editoriales españolas se pongan las pilas y den una edición digna a este genio del horror.

Lovesick Dead narra la historia de Ryuusuke, un alumno de secundaria que vuelve a su ciudad natal tras una larga ausencia. Atractivo, profundo e inteligente, no tiene problema en reencontrar a viejos amigos ni en comenzar una relación con la chica más popular del Instituto, Midori.

Sin embargo, Ryuusuke no tarda en descubrir que algo extraño pasa en la ciudad. Los adolescentes han comenzado a practicar un inocente juego consistente en esperar a un viandante en un cruce de caminos durante un día neblinoso, y pedirle que, sin pensarlo, les diga la buenaventura. Para ello, los jóvenes preguntan sobre un tema (vida amorosa, estudios, amigos, etcétera), y el desconocido debe responder lo primero que se le pase por la cabeza. Un juego inocente a simple vista, si no fuese porque algunas chicas han comenzado a suicidarse ante las respuestas de un extraño desconocido alto, atractivo y vestido de negro.

Cuando la mejor amiga de Midori se suicida frente a Ryuusuke, éste comienza a investigar lo que está ocurriendo. Poco a poco irá descubriendo que un secreto de su pasado le hace mantener una estrecha relación con el misterioso joven que provoca las muertes de las chicas.

La historia se desarrolla a lo largo de apenas cuatro capítulos, eso sí, contados de manera excepcional. Si en el primero comenzamos a conocer a los protagonistas, ya con algunos tintes sobrenaturales y algunos secretos inquietantes, en el segundo se nos catapulta a la persecución de Ryuusuke por parta de una mujer que se obsesiona con que él la aconseje sobre su futuro. Tremendamente inquietante, el desarrollo de la personalidad perturbada de la mujer y la impotencia del protagonista, que realmente quiere ayudarla pero no sabe cómo hacerlo, crean una atmósfera que envuelve al lector y le obliga a no parar de leer.

A partir del tercer capítulo Ryuusuke comienza a mostrar síntomas aparentes de cansancio. Su infructuosa búsqueda del extraño que está causando la ola de suicidios le ha debilitado físicamente, convirtiéndole en un joven taciturno del que todos, menos Midori, comienzan a alejarse. Algunos incluso comienzan a creer que él es el culpable de los suicidios, lo que le hace tremendamente popular y odiado al mismo tiempo.

Así llegamos al último capítulo. La situación es insostenible: algunos compañeros quieren linchar a Ryuusuke, pues le consideran un asesino; una legión de fans le acosan obsesionadas, hasta el punto de que nuestro protagonista debe huir de su propia casa. Poco a poco iremos descubriendo su secreto y su relación con el misterioso hombre vestido de negro, una relación que también incluye a Midori y acabará de forma trágica e inesperada. Sólo al final, en la última viñeta, habrá una pequeña puerta a la esperanza.

Junji Ito domina con absoluta maestría el dibujo, y sabe crear escenas inquietantes con sólo algunos detalles. Valgan como ejemplo la neblina que siempre cubre la ciudad, los rostros desdibujados, las pesadas sombras y las laberínticas callejuelas que llenan el relato. Sin darnos cuenta, la historia que leemos nos va sumergiendo no sólo con su argumento y sus diálogos, sino también con unos escenarios, unos secundarios y unos efectos magistralmente construidos.

Tal vez el mejor contraste sea el de los protagonistas. Frente al rostro bien definido del héroe, la faz en sombras del villano. El uno vestido de blanco, el otro de negro. Las mujeres que aman al primero tienen rostros normales, mientras que el segundo es adorado por una legión de mujeres demacradas, que buscan enfermizamente morir por él (de ahí el título de la historia).

La forma que el autor tiene de contarnos la historia es tranquila, reposada, pero nunca aburrida. Del pequeño detalle viene la gran revelación, la suma de pequeñas historias construyen una trama monumental, terrorífica, inquietante. Cada capítulo es una historia en sí misma, pero su lectura conjunta permite disfrutar de un horrorífico tapiz que iguala a los clásicos del terror occidentales.

El mundo que se nos describe en esta obra es un mundo adolescente, el cual los adultos son incapaces de comprender. El autor no hace, por lo tanto, más que llevar hasta sus últimas consecuencias temas reales como pueden ser el suicidio adolescente, el acoso escolar o la proliferación de las leyendas urbanas entre los más jóvenes.

En toda la obra se observa una dura crítica a las personas que no saben combatir sus inseguridades, pero no sólo a las chicas que recurren a la buenaventura para conocer su futuro, sino también al propio protagonista masculino, que hasta el último momento no será capaz de poner a un lado sus miedos y enfrentarse a su némesis. Si lo hace vanamente o no tendrá que decidirlo cada lector, pues el final permite múltiples interpretaciones.

José Joaquín Rodríguez

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