Desde que descubrí a Lovecraft en mi adolescencia me he sentido fascinado tanto por su obra como por su vida. Hoy día uno puede navegar por la red y descubrir un sinfín de información sobre el autor, conocer sus influencias, su vida y su obra. Sin embargo, antes de que Internet desembarcase en España, la mejor forma de conocer al autor de Providence era leer este libro que les recomiendo: Los mitos de Cthulhu.

El libro es una recopilación de relatos de terror centrados, como su nombre indica, en los mitos de Cthulhu que, como bien descubrimos en estas páginas, fueron creados por Lovecraft y ampliados por muchos de sus amigos y corresponsales. Y desde luego es la mejor recopilación que se ha hecho hasta el momento, a cargo del ya fallecido escritor cubano Rafael Llopis, quien conoce sobradamente los mitos y su contexto.

La obra está dividida en cuatro partes:

En primer lugar encontramos una introducción del propio Llopis, que nos narra la vida de Lovecraft, explicando de forma acertada su figura, su tiempo y su obra. Este estudio usa numerosa bibliografía que el propio autor nos incluye, y que aún hoy es interesante, aunque obviamente ya han pasado muchos años (casi cuarenta desde la primera edición) y han ido surgiendo otros estudios más modernos.

En segundo lugar, se nos presentan varios relatos, obra de Lord Dunsany, Ambrose Bierce, Robert W. Chambers, Arthur Machen y Algernon Blackwood, que por su estilo y temas pueden considerarse como precursores de los mitos. Incluso se incluye un relato de un primerizo Lovecraft muy influido por Dunsany. Los relatos son bastante interesantes, en parte por su excelente calidad, en parte porque muestran que los Mitos no son una creación autónoma, sino que beben de una tradición literaria ya existente.

La tercera parte del libro se centra en los Mitos en sí. Autores como H.P Lovecraft, Frank Belknap Long, Robert E. Howard, Clark Ashton Smith, Hazel Heald, Henry Kuttner y Robert Bloch construyen un universo de ficción espectacular, donde cada relato aporta algo nuevo que, posteriormente, otros autores reutilizarán (un libro, un monstruo, incluso un personaje). Especialmente divertido es el caso de "El vampiro estelar" y "El morador de las tinieblas", donde Lovecraft y Bloch se incluyen el uno al otro como personajes de su relato. Son relatos excelentes, muy bien seleccionados como muestrario de lo que fueron los Mitos y de quienes los desarrollaron.

Finalmente, tal vez la peor parte del libro, Llopis selecciona algunos relatos que aparecieron tras la muerte de Lovecraft. Estos textos son obra de August Derleth, Robert Bloch, Ramsey Campbell y Juan Perucho. En el caso de Derleth no dejan de ser intentos de estirar como un chicle ideas y conceptos de su maestro, pero sin su habilidad ni su originalidad; Bloch también se limita a estirar "El morador de las tinieblas", aunque con mayor gracia e incluso un mensaje antinuclear; tanto Campbell como Perucho rinden un pequeño homenaje a Lovecraft con gran habilidad, aunque sin excesiva originalidad.

Tal vez podríamos quejarnos de que hay relatos importantes de los Mitos, como "La llamada de Cthulhu", que no están incluidos. Sin embargo, este libro es ya de por sí una obra bastante voluminosa, y supongo que Llopis se vio ante el dilema de qué seleccionar y qué dejar fuera. Era simplemente imposible publicar un volumen unitario con lo mejor de la obra de Lovecraft y sus amigos.

En conjunto, este tomo es una magnífica manera de acercarse seriamente a los Mitos, de conocer a otros autores, analizar cómo se fueron forjando las historias y cómo, una vez muerto Lovecraft, su sombra y la fidelidad de sus amigos impidió que los Mitos evolucionasen en otra dirección y se fuesen zambullendo en una lenta decadencia. Hoy, no obstante, nos quedan estos relatos como muestra de la originalidad y talento de un grupo de escritores que, paradojas de la vida, nunca fueron capaces de ganarse la vida con sus textos.

En conjunto, este tomo es una magnífica manera de acercarse seriamente a los Mitos, de conocer a otros autores, analizar cómo se fueron forjando las historias y cómo, una vez muerto Lovecraft, su sombra y la fidelidad de sus amigos impidió que los Mitos evolucionasen en otra dirección y se fuesen zambullendo en una lenta decadencia. Hoy, no obstante, nos quedan estos relatos como muestra de la originalidad y talento de un grupo de escritores que, paradojas de la vida, nunca fueron capaces de ganarse la vida con sus textos.

José Joaquín Rodríguez