Título
original: Heroes
Creada por Tim Kring Intérpretes: Masi Oka (Hiro Nakamura), Sendhil
Ramamurthy (Mohinder Suresh), Santiago Cabrera (Isaac Mendez), Milo
Ventimiglia (Peter Petrelli), Hayden Panettiere (Claire Bennet), Adrian
Pasdar (Nathan Petrelli), Ali Larter (Niki Sanders), Greg Grunberg (Matt
Parkman), Jack Coleman (Mr. Bennet), James Kyson Lee (Ando Mashashi),
Zachary Quinto (Gabriel Gray/Sylar)
Primera emisión EE.UU.: 2006
Emitida en Sci-Fi Channel y canales autonómicos
A día de hoy, tanto los lectores como los creadores de
historietas de superhéroes saben que ya está todo el pescado vendido, que
sólo se puede contar una y otra vez la misma historia, y que desde hace al
menos veinte años el principal mérito de cuantos desembarcan con fuerza en
el medio y llaman la atención de los recalcitrantes seguidores de los héroes
de ropa interior larga sólo pueden jugar a la opción de reinventar la
rueda.
Es lo que han hecho, en el campo del cómic, autores de
tanto renombre como Frank Miller, John Byrne, Alan Moore o, más
recientemente, Ed Brubaker. Y es lo que están haciendo para la televisión
los guionistas de Héroes, la serie que ha revolucionado un tanto el
panorama televisivo fantástico internacional. A la sombra del creador Tim
Kring, y posiblemente guiados por un guionista de historietas de cierto
renombre, Jeff Loeb, no es desventurado suponer que la buena cantidad de
referentes claramente frikis a momentos culminantes de la mitología tebeísta
(desde los números de las casas a los apellidos de personajes secundarios,
a los títulos de crédito, a los poderes de muchos de los personajes o al
improbable cameo de Stan Lee como anciano conductor de autobuses) se deben a
este autor (productor ejecutivo) y a su equipo, gente que en otro momento y
en otro contexto habría estado guionizando historietas y que ahora ha
cambiado de medio.

Hemos visto esta historia y a estos personajes muchas
veces, en Marvel, o en DC, o en Image o en Charlton, pero nunca los hemos
visto de esta manera. A pesar de los claros homenajes y las ideas prestadas
de los tebeos, Héroes es televisión, y usa para su desarrollo todos
los trucos y todas las artimañas de las series televisivas, desde el
melodrama al cliffhanger, pasando por el reparto coral y racial tan
en boga en los últimos años. Si en los tebeos la espectacularidad de las
acciones de los superhombres (aquí un tanto absurdamente catalogados como
"héroes" aunque no puede decirse que todos ellos lo sean, ni
mucho menos) se basa en los combates y las acrobacias y las poses
imposibles, aquí, partiendo del controlado presupuesto que da el medio, la
espectacularidad se potencia en el uso inteligente de los superpoderes en
ese tipo de acciones minúsculas que en los tebeos no dan juego y en la
pequeña pantalla, sin embargo, provocan una sonrisita de inteligencia:
Micah provocando el pucherazo electoral, Claire pillándose la mano en la
trituradora y recomponiendo sus dedos, las voces que suenan dentro de la
cabeza de Parkman.
Héroes supera el accidente como potenciador del
origen de los superpoderes y, obviando los cómics, siguiendo la estela de Matrix
y satisfaciendo la vanidad de los actores, supera también la necesidad
de la máscara y el uniforme pintoresco. Al juego inevitable con los X-Men
(la referencia al histórico número "Días del Futuro Pasado",
tan presente en el episodio 20, ya aparece en el primer episodio), se suman
los elementos que rememoran Watchmen, en especial el trasfondo de
manipulación política y tejemanejes en la sombra que nunca han sido
explicados del todo. Otro de los grandes guiños de la serie es a la
producción que ya antes había ofrecido una inteligente trasposición del
superhéroe a la tele: Buffy Cazavampiros y su descarado homenaje en
forma de animadora rubia y superpoderosa (huelga decir que el mismo Jeff
Loeb fue el encargado de adaptar las historias de Buffy a una serie de
dibujos animados que aún permanece en el limbo).
Entre los trucos de la trama y la tensión acumulada de
un episodio a otro, está la riqueza de los personajes. Jugando con los
cuadros (¡y los improbabilísimos comic-books!) del pintor Isaac Méndez,
la serie juega de continuo al despiste entre el destino que se cumple y el
destino que se evita cumpliéndose; en las imágenes (realizadas en realidad
por el dibujante de historietas en la vida real Tim Sale) nada es lo que
parece, y el oráculo de Delfos que supone la ominosa presencia de
asesinatos y apocalipsis nucleares se esquiva o no, a capricho de la trama,
sin que los espectadores puedan asegurarse nunca de intuir los desenlaces.
Unos malos en la sombra guiados por un misterioso entrepeneur de Las
Vegas (Malcom McDowell) revelan la punta del iceberg de un pasado de los
personajes ancianos que en cualquier momento puede ampliar la serie hacia
atrás, mientras que el plantel de dubitativos y asombrados "héroes"
tiene en Hiro Nakamura su más interesante exponente (el nombre "Hiro"
y su juego de palabras con el título de la serie, por cierto, se deben al
hijo del propio Loeb, prematuramente fallecido hace unos años). El malo
psicópata, Sylar, ha sido capaz de ir convirtiéndose en una sombra física
que bebe tanto de los supervillanos al uso (Magneto o Red Skull) como de
otros iconos de la cultura terrorífica contemporánea como Hannibal Lecter.
Tras veintitrés episodios de una primera temporada (un
"primer volumen") llena de momentos inolvidables, el arco del fin
del mundo parece haberse cerrado de momento. Varios personajes parecen haber
sido eliminados de manera expeditiva pero, por la misma naturaleza de sus orígenes,
cualquiera de los que conocemos puede cobrar poderes en cualquier momento, y
ya se rumorea que una nueva generación asomará a las pantallas antes de la
segunda temporada.
Hiro Nakamura volverá a seducirnos con sus viajes a
través del tiempo y los mundos paralelos. ¡Yatai!
 Archivo de La Bola de Cristal
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