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Rafael Marín Series de televisión
La Bola de Cristal
Rafael Marín


 


Héroes

Título original: Heroes
Creada por Tim Kring
Intérpretes: Masi Oka (Hiro Nakamura), Sendhil Ramamurthy (Mohinder Suresh), Santiago Cabrera (Isaac Mendez), Milo Ventimiglia (Peter Petrelli), Hayden Panettiere (Claire Bennet), Adrian Pasdar (Nathan Petrelli), Ali Larter (Niki Sanders), Greg Grunberg (Matt Parkman), Jack Coleman (Mr. Bennet), James Kyson Lee (Ando Mashashi), Zachary Quinto (Gabriel Gray/Sylar)

Primera emisión EE.UU.: 2006
Emitida en Sci-Fi Channel y canales autonómicos

A día de hoy, tanto los lectores como los creadores de historietas de superhéroes saben que ya está todo el pescado vendido, que sólo se puede contar una y otra vez la misma historia, y que desde hace al menos veinte años el principal mérito de cuantos desembarcan con fuerza en el medio y llaman la atención de los recalcitrantes seguidores de los héroes de ropa interior larga sólo pueden jugar a la opción de reinventar la rueda.

Es lo que han hecho, en el campo del cómic, autores de tanto renombre como Frank Miller, John Byrne, Alan Moore o, más recientemente, Ed Brubaker. Y es lo que están haciendo para la televisión los guionistas de Héroes, la serie que ha revolucionado un tanto el panorama televisivo fantástico internacional. A la sombra del creador Tim Kring, y posiblemente guiados por un guionista de historietas de cierto renombre, Jeff Loeb, no es desventurado suponer que la buena cantidad de referentes claramente frikis a momentos culminantes de la mitología tebeísta (desde los números de las casas a los apellidos de personajes secundarios, a los títulos de crédito, a los poderes de muchos de los personajes o al improbable cameo de Stan Lee como anciano conductor de autobuses) se deben a este autor (productor ejecutivo) y a su equipo, gente que en otro momento y en otro contexto habría estado guionizando historietas y que ahora ha cambiado de medio.

Hemos visto esta historia y a estos personajes muchas veces, en Marvel, o en DC, o en Image o en Charlton, pero nunca los hemos visto de esta manera. A pesar de los claros homenajes y las ideas prestadas de los tebeos, Héroes es televisión, y usa para su desarrollo todos los trucos y todas las artimañas de las series televisivas, desde el melodrama al cliffhanger, pasando por el reparto coral y racial tan en boga en los últimos años. Si en los tebeos la espectacularidad de las acciones de los superhombres (aquí un tanto absurdamente catalogados como "héroes" aunque no puede decirse que todos ellos lo sean, ni mucho menos) se basa en los combates y las acrobacias y las poses imposibles, aquí, partiendo del controlado presupuesto que da el medio, la espectacularidad se potencia en el uso inteligente de los superpoderes en ese tipo de acciones minúsculas que en los tebeos no dan juego y en la pequeña pantalla, sin embargo, provocan una sonrisita de inteligencia: Micah provocando el pucherazo electoral, Claire pillándose la mano en la trituradora y recomponiendo sus dedos, las voces que suenan dentro de la cabeza de Parkman.

Héroes supera el accidente como potenciador del origen de los superpoderes y, obviando los cómics, siguiendo la estela de Matrix y satisfaciendo la vanidad de los actores, supera también la necesidad de la máscara y el uniforme pintoresco. Al juego inevitable con los X-Men (la referencia al histórico número "Días del Futuro Pasado", tan presente en el episodio 20, ya aparece en el primer episodio), se suman los elementos que rememoran Watchmen, en especial el trasfondo de manipulación política y tejemanejes en la sombra que nunca han sido explicados del todo. Otro de los grandes guiños de la serie es a la producción que ya antes había ofrecido una inteligente trasposición del superhéroe a la tele: Buffy Cazavampiros y su descarado homenaje en forma de animadora rubia y superpoderosa (huelga decir que el mismo Jeff Loeb fue el encargado de adaptar las historias de Buffy a una serie de dibujos animados que aún permanece en el limbo).

Entre los trucos de la trama y la tensión acumulada de un episodio a otro, está la riqueza de los personajes. Jugando con los cuadros (¡y los improbabilísimos comic-books!) del pintor Isaac Méndez, la serie juega de continuo al despiste entre el destino que se cumple y el destino que se evita cumpliéndose; en las imágenes (realizadas en realidad por el dibujante de historietas en la vida real Tim Sale) nada es lo que parece, y el oráculo de Delfos que supone la ominosa presencia de asesinatos y apocalipsis nucleares se esquiva o no, a capricho de la trama, sin que los espectadores puedan asegurarse nunca de intuir los desenlaces. Unos malos en la sombra guiados por un misterioso entrepeneur de Las Vegas (Malcom McDowell) revelan la punta del iceberg de un pasado de los personajes ancianos que en cualquier momento puede ampliar la serie hacia atrás, mientras que el plantel de dubitativos y asombrados "héroes" tiene en Hiro Nakamura su más interesante exponente (el nombre "Hiro" y su juego de palabras con el título de la serie, por cierto, se deben al hijo del propio Loeb, prematuramente fallecido hace unos años). El malo psicópata, Sylar, ha sido capaz de ir convirtiéndose en una sombra física que bebe tanto de los supervillanos al uso (Magneto o Red Skull) como de otros iconos de la cultura terrorífica contemporánea como Hannibal Lecter.

Tras veintitrés episodios de una primera temporada (un "primer volumen") llena de momentos inolvidables, el arco del fin del mundo parece haberse cerrado de momento. Varios personajes parecen haber sido eliminados de manera expeditiva pero, por la misma naturaleza de sus orígenes, cualquiera de los que conocemos puede cobrar poderes en cualquier momento, y ya se rumorea que una nueva generación asomará a las pantallas antes de la segunda temporada.

Hiro Nakamura volverá a seducirnos con sus viajes a través del tiempo y los mundos paralelos. ¡Yatai!


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