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Antonio Rivas Género negro
Cosecha Roja
Antonio Rivas



La jungla de asfalto (IX)
Tres Kurosawas

Los canallas duermen en paz Gracias a la llegada del formato DVD, los aficionados al cine de género estamos teniendo la posibilidad de reencontrar y, en algunos casos, descubrir, obras excelentes. Obras que por edad, acceso difícil (imposible, a veces) o simple desconocimiento de su existencia nos habríamos quedado sin ver. Personalmente, nunca he sido demasiado "carne de cineclub" y, si bien conocía la mayor parte de las obras de Akira Kurosawa ambientadas en el Japón feudal (uno tiene sus aficiones más o menos inconfesables), admito que no tenía idea de que hubiese hecho policiacas hasta que Filmax sacó su colección de DVD de obras maestras del cine japonés.

(Que nadie se sorprenda por la confesión anterior: tengo excusa. Las tres películas que comentaré a continuación fueron filmadas bastantes años antes de que yo naciese. Y de haber tenido referencias, quizá habría intentado encontrarlas, pero… dado el nulo éxito que tuve para dar con la trilogía Samurai de Hiroshi Inagaki antes de que apareciese en DVD, en la colección antes mencionada, sospecho que habría dado lo mismo saber de su existencia. Las modas son así.)

Y no; no voy a escribir un artículo sobre el director. Ya hay muchos. Sólo quiero hablar de tres películas excelentes del género: El perro rabioso (1949), Los canallas duermen en paz (1960) y El infierno del odio (1963).

El contexto

El perro rabioso Una de las características de buena parte del género negro (dejando aparte las "novelas problema", las de pura acción y otros subgéneros muy específicos) es el análisis, muchas veces llevado hasta la crítica, de las circunstancias sociales en las que se desarrolla la trama. Un buen escritor o cineasta se las arreglará para exponer también sus propias inquietudes y desarrollar los temas que le interesan, al margen de la acción. Eso es algo que se observa a la perfección en las tres películas mencionadas.

Acabada la segunda guerra mundial, Japón adquirió una tendencia "occidentalizante" (salvando mucho las distancias) en el peor de los contextos posibles: una posguerra en el bando perdedor. Un par de decenios después, en los años del despegue económico, la actitud tradicionalista y cierta pervivencia cultural de códigos samurái se mezclaron con el capitalismo más salvaje y las desigualdades sociales. Cualquiera de las dos situaciones es un caldo de cultivo ideal para el desarrollo del crimen y la corrupción. Y en lo que se refiere a la serie negra, el entorno está servido.

El perro rabioso

El perro rabioso El detonante de la trama es sencillo. Murakami, un detective novato, pierde su arma reglamentaria a manos de un carterista, cuando viaja en autobús. Tras los primeros e infructuosos intentos de recuperarla comienzan a aparecer personas asesinadas con balas procedentes de esa pistola. Finalmente, el detective se pone a trabajar en el caso ayudado por Sato, un veterano detective con muchos años de oficio a cuestas. Juntos intentan resolver los crímenes y encontrar el arma.

En su búsqueda hacen un recorrido por los bajos fondos, durante el cual se nos presenta un muestrario completo de sus habitantes y las circunstancias en que viven. El joven detective es puesto a prueba y va aprendiendo a desenvolverse, mientras que el veterano hace lo posible por enseñarle que las cosas no son siempre lo que parecen, y las distintas formas de ver el mundo que tiene cada uno ofecen un contraste permanente. La trama y los hechos son los mismos para ambos; no así su reacción. Y en ocasiones la acción pasa a segundo plano y la película explora más la relación entre los protagonistas, una relación "maestro-alumno" (sempai-kohai) muy habitual tanto en la cultura japonesa como en otras obras del director. En cualquier caso, se trata de género negro puro y duro y el interés no decae en ningún momento.

Lo que no haré, desde luego, será recomendársela a quien espere ver una buddy movie de tiros y acción. Esto es otra cosa…

Los canallas duermen en paz

Los canallas duermen en paz La película comienza cuando el secretario de una importante empresa, Nishi, contrae matrimonio con la hija del presidente. Al poco se va viendo que el comportamiento de Nishi resulta extraño, cuanto menos, y el espectador descubre que en realidad ha mentido sobre sus orígenes: es el hijo de un antiguo alto cargo de la compañía que, presuntamente, se suicidó varios años atrás. Nishi cree que en realidad fue asesinado, y se dedica a reunir pruebas que lo demuestren colaborando bajo mano con un policía que tampoco creyó la versión del suicidio, pero al que el acatamiento de las normas legales dejó con las manos atadas para esclarecer el caso. Nishi actúa fuera de la ley y sus procedimientos son cuestionables, pero en medio de la trama de corrupción que destapa parece que no hay otra alternativa. La situación se descontrola cuando los jerifaltes de la empresa descubren el doble juego de Nishi y… Me temo que a partir de aquí es spoiler, y me parecería mal desvelar el final de la trama a quien desee ver la película.

Si la película anterior tenía como base "cultural" la relación sempai-kohai que se da en Japón en casi todas las actividades, en ésta destaca el énfasis en las relaciones entre jerarquías, los deberes familiares y para con superiores (giri) y la obligación de la venganza, al margen o por encima de la ley.

El infierno del odio

He dejado para el último lugar la que, cronológicamente, es la última de las películas y, al mismo tiempo, la que considero mejor y más "policiaca" per se.

El infierno del odio Gondo, un importante empresario, recibe una nota de unos secuestradores en la que le piden rescate por su hijo. El hecho tiene lugar en un momento de crisis particularmente inoportuno, ya que Gondo está haciendo frente a los intentos de los altos ejecutivos de arrebatarle la compañía. Desembolsar el pago del rescate lo llevaría a la quiebra y haría que perdiese aquello por lo que ha trabajado toda su vida. No hacerlo implicará la muerte de su único hijo.

La decisión de Gondo no es, en última instancia, particularmente difícil: sus prioridades están claras y decide pagar el rescate. Pero la situación da un giro inesperado cuando se descubre que los secuestradores han raptado por error al hijo del chófer de Gondo, un servidor leal de la familia durante toda su vida. Los secuestradores son informados del error pero deciden seguir adelante: si el rescate no se paga matarán al niño. Gondo se ve en el dilema entre el honor y su obligación para con su subordinado (de nuevo el giri), y salvar lo que posee.

Al margen de la intriga argumental descrita, una característica particularmente interesante de esta película es la actuación que se presenta de las fuerzas del orden. Durante toda la película se muestra en detalle la actividad de la policía, con la que Gondo colabora y cuyo respeto se gana. Resulta bastante sorprendente por lo desacostumbrado: una película policiaca en la que se desarrolla trabajo policial. No hay "acción" ni tiroteos ni nada de lo que estamos acostumbrados a ver en el cine. Hay escuchas, reuniones, pistas que se siguen, sospechosos a los que se investiga, organización… Y lo que podría parecer tedioso a primera vista resulta, de hecho, fascinante (la película dura casi tres horas, que pasan sin que el espectador se dé cuenta). De modo que recomendaré encarecidamente, a quien desee ver sólo una de las películas, que se quede con ésta. Ningún aficionado al género se arrepentirá.


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