Hace tiempo que algún compañero de andanzas radiofónicas,
junto con un servidor, nos propusimos hacer una especie de brainstorming a lo Monty Python viendo vídeo-clips de grupos
musicales. Para ser más exactos y sinceros, la idea era tirarse por el salón
con un buen cargamento de cervezas y hacer la selección de los peores vídeo-clips
de la historia del rock duro, visionarlos y grabar nuestros balbuceos,
carraspeos, risotadas y ataques de todo cariz para luego escribir en nuestro fanzine
unos extensos y sesudos artículos. La cosa aún está pendiente, como imaginarás
(y no por falta de ganas), pero sé que había candidatos seguros en nuestra
lista que optarían al dudoso honor de estar entre los aspirantes al galardón.
Bastantes de ellos vienen que ni filmados
para el Hangar 18, pero hoy voy a centrarme en una space
opera de unos, por aquel entonces, imberbes chicos que se hacían llamar
Queensrÿche.
Queensrÿche es una banda americana -Seattle- de
contrastada calidad musical, con éxitos de ventas y público en sus giras. Una
banda que trascendió la etiqueta de "banda de heavy" casi nada
más publicar su primer álbum, dando a su música un cariz propio, personal,
extraño, más cercano al metal progresivo que al heavy metal clásico
que se estilaba. Si bien es cierto que algunos de sus últimos trabajos más
bien parecen bocados surrealistas sacados de la mente de una espinaca cocida y
no han estado a la altura de obras tan grandes como Operation:
Mindcrime (1988) o Empire (1990),
son de esos combos que se han ganado los dólares que han sacado de esto. Pero
no todo es oro ni espinacas perjudicadas lo que reluce... Al comienzo de su
andadura -1983- grabaron un mini-Lp homónimo con cuatro canciones del que, por
cierto, también vendieron más que Bisbal de su primer disco (no es coña).
Entonces sí eran más heavies que un
chupito de vinagre, bien influenciados por las grandes formaciones británicas
que ostentaban el cetro, como Iron Maiden
y Judas Priest. De hecho, una de las canciones que se ha quedado en la imaginería
del público rockero y que sobrevivió a su posterior metamorfosis sonora es
aquel impresionante "Queen of the Reich". De la mencionada canción
hicieron más tarde un vídeo-clip bajo el auspicio de la multinacional que los
fichó frotándose las manos, la todopoderosa EMI. De hecho, hicieron un vídeo-clip
más de otro de los temas, "Nightrider", lo que no deja de ser sintomático:
dos vídeos de un trabajo con cuatro canciones; estos chicos prometían musical
y económicamente.
Pero, ¡qué vídeo! Las capacidades interpretativas de
Geoff Tate (voz), Chris DeGarmo (guitarra) y compañía hacían que hasta se te
pasase por la cabeza dar un Oscar a
Miguel Bosé por esa obra magna llamada El
Caballero del Dragón. ¿No has visto la película? ¡Pero si es una
recreación en clave de cf del mito medieval de San Jorge y el dragón! La
verdad, mejor para ti y tu salud, temblores me dan de pensar en ella aún (menos
mal que no hablaba el colega, que si no). El caso es que a los muchachos de
Queensrÿche los enfundan en trajes sacados de una road
movie al estilo Easy Rider de serie Z o de la decimoséptima parte de Mad
Max y los plantan en una fortaleza más allá del espacio conocido para
salvar a la humanidad.
En la aventurilla espacial hay de todo lo que puedes
esperar de una space opera en toda
regla, a saber: un grupo de aventureros con pistolas de rayos láser en mano, de
los cuales uno es el héroe supremo; un malo malísimo que quiere conquistar el
universo como si del emperador Ming se tratase, aunque en este caso es una
villana voluptuosa enfundada en una armadura y un casco a lo Cíclope de los X-Men;
alienígenas sacados de los restos desechados en el casting de El
retorno del Jedi; el rescate de una damisela que a pesar de los avances
tecnológicos va con un biquini de felpa que muestra más que esconde, pero que
luego resulta ser un alienígena malvado; androides y "ojos-máquina"
vigilantes; otra ración de los rayos famosos de la saga de Lucas pero con sólo
una décima parte del presupuesto; lucha final en la fortaleza de la antagonista
de nuestros muchachos; transformaciones biomoleculares gracias a una piedra de
poder perverso y desconocido (también debió influir la película Heavy
Metal, y nunca más a cuento). Como puedes leer, menos naves
espaciales a causa del presupuesto, de todo.
La influencia en aquel entonces de Star Wars era evidente hasta en el comienzo del vídeo-clip, con una
introducción escrita al más puro estilo de la saga de George Lucas, pero en
rojo (¿por aquello del plagio?), y que decía algo así:
"En el milenio después de la IV Gran Guerra el mundo
estaba sumido en el caos. Una malvada aventurera había descubierto una antigua
computadora alimentada por un cristal. Era tan poderosa que le daba el poder de
esclavizar al mundo y convertirse en Reina... ‘La Reina del Imperio’. Muchos
intentaron destruir a la Reina y cayeron, sólo para ser asimilados en el
santuario de la computadora. La última oportunidad de la humanidad son los
cinco luchadores de la libertad...”
No me digas que no es un buen argumento. Una space
opera, como te decía, en toda regla. Aventura, emoción, alienígenas,
robots... Si es que dan ganas de producir una serie de veinticuatro capítulos
para televisión y que la comenten los compañeros en La Bola de
Cristal
cuando la quiten de antena en el primer corte publicitario. Además, con una
gran banda sonora, la cual ya no tocan en sus conciertos entre otras cosas por
estar hasta los mismísimos de la canción y porque (dicen las malas lenguas)
que el señor Tate ya no llega a esos tonos que ríete tú de los castrati
(después de su última actuación en España no sabría yo decirte qué hay de
cierto en todos esos bulos).
¿Qué más puedo decirte? Sólo recomendarte
fervientemente que veas y juzgues por ti mismo si esto es o no es ciencia-ficción
de pura cepa. Si el guionista del susodicho experimento se dedicara a esto, que
temblasen Iain M. Banks, Alastair Reynolds, M. John Harris y el mismísimo John
C. Wright. Una nota a pie de artículo: Spielberg, mira que estos chicos son un
filón, ¡compra los derechos ya!
Aquí os dejo una dirección donde podéis deleitaros con
las aventuras intergalácticas contra el mal de estos cinco luchadores de la
libertad:
http://www.youtube.com/watch?v=MpPDFIswQ-c
También en su página lo encontraréis (www.queensryche.com).
Otro día hablaremos de otros vídeo-clips de lo más sugerente, que hay para todos
los gustos: fantasía, terror, más ciencia-ficción... Si es que este mundo es
tan amplio que tiene que haber de todo.
Archivo de
Hangar 18
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