[ portada ] [ reseñas ] [ opinión ] [ artículos ] [ editorial ] [ nosotros ]
Santiago EximenoJuegos de mesa y rol
Ludoteca
Santiago Eximeno


Juegos con historia (III)

Falling

Hablar de Falling supone hablar de uno de los juegos más atractivo y revolucionario de los últimos años, y al mismo tiempo hablar de uno de los juegos más frenético, descerebrado y sin sentido de estos últimos años. Por extraño que pueda parecer, todos estos adjetivos representan virtudes, ya que Falling es, sin duda alguna, uno de esos juegos de cartas que enganchan y permiten disfrutar una y otra vez sin perder en ningún momento su frescura. Falling es a los juegos de cartas lo que la microficción a la literatura: una aportación breve [1] e intensa, tan intensa que no es extraño que la partida termine entre gritos y carcajadas mientras los jugadores se golpean unos a otros en un ataque de locura incontenible.

Pero realmente, ¿qué es Falling? Falling es un juego diseñado en 1998 por James Ernest [2] para Cheapass Games, una casa de juegos especializada en productos compactos, bien trabajados, desarrollados siempre con el precio final en el punto de mira [3]. En Falling los jugadores adoptan el rol de un suicida, un personaje anónimo que acaba de saltar al vacío junto al resto de sus... digamos... contrincantes. Nos encontramos en una situación surrealista: colgados en medio de la nada, rodeados de media docena de personas, camino de una muerte segura. La lucha entre los personajes se reduce a ser el último en alcanzar el suelo; es decir, el último en morir de forma violenta. En esta situación resulta impresionante ver al ganador de la partida celebrar su victoria con gritos, con los brazos en alto, un instante antes de estrellarse él también contra el asfalto.

El punto fuerte de Falling es su concepto. Nos encontramos con un juego de apenas un minuto [4] de duración, muy intenso y participativo, ideal para un instante mientras el grupo decide cuál será el próximo juego de larga duración, o para rellenar los tiempos muertos durante una convención [5], o para acercarse a espectadores ocasionales que no acostumbran a jugar y a los que engancha con relativa facilidad

La mecánica es extremadamente sencilla, y depende en gran medida de la habilidad que posea el jugador que reparte las cartas, pues de él depende el ritmo y la velocidad del juego. Falling se juega en tiempo real, sin turnos. Los jugadores van recibiendo cartas del repartidor y tratan de usarlas para su beneficio o para entorpecer la labor de los contrarios. Cuando el mazo se acaba, los jugadores llegan al suelo y mueren, uno por uno. La idea, por tanto, es aprovechar las cartas que se reciben para evitar la llegada del suelo en primer lugar. Existen cartas que modifican la forma en la que el repartidor reparte -obligando a dar una carta más, o ninguna, a otro jugador o a uno mismo- y otras que permiten modificar las cartas ya jugadas -robar una carta al contrario, endosarle una, modificar el valor de las cartas sobre la mesa-. Sólo existen en el mazo ocho tipos de cartas -el mazo está compuesto por cincuenta y cuatro cartas algo más pequeñas que las de una baraja habitual-, por lo que las reglas se aprenden rápido. Después, al ser un juego en tiempo real y extremadamente rápido, no es extraño que se crucen las jugadas, que se produzcan confusiones, y cartas que uno pretendía jugar en un lado terminen de nuevo en la mano del jugador. Es labor del repartidor actuar como juez ante las posibles disputas, y resolverlas siempre lo más rápido posible. Lo ideal es contar con al menos cuatro jugadores -excluyendo al repartidor-, pero las partidas más interesantes surgen con cinco o incluso seis.

Las ilustraciones de las cartas, obra de Brian Snoddy [6], encajan a la perfección con la temática y el espíritu del juego, lo que representa otro punto a su favor. Es uno de los juegos mejor presentados de Cheapass Games, y uno de los primeros en ser fabricados a todo color. James Ernest sabía que Falling era una apuesta segura, sin duda. Sorprende que, al contrario que otros juegos de Cheapass Games que también gozaron de relativo éxito, esté descatalogado desde hace varios años sin que James Ernest se decida a reimprimirlo.

En definitiva Falling representa un soplo de aire fresco, un juego muy adecuado para cualquier reunión por su sencillez y su brevedad, y que invita a ser jugado muchas veces sin perder nunca la diversión de las primeras partidas. Una pequeña joya que no puede faltar en cualquier ludoteca.

Enlaces:

Falling en BGG

http://www.boardgamegeek.com/game/75

Cheapass Games

http://www.cheapass.com

Todas las imágenes © Cheapass Games

Notas:

[1] Muy breve, pues una partida entre jugadores experimentados puede durar menos de un minuto.

[2] Autor de otros grandes juegos, como por ejemplo el magnífico Give me the Brain (1998)

[3] Chepass Games se ha especializado en juegos baratos, impresos en cartulina de color, ahorrando costes en materiales y presentando un aspecto algo burdo, pero siempre con calidad en la mecánica y originalidad en la temática.

[4] Con un grupo experimentado. Las primeras partidas de novatos pueden llevar tres o cuatro minutos.

[5] Falling hacía furor en los Premios Origins (e incluso estuvo nominado como mejor juego de cartas)

[6] Colaborador habitual de James Ernest en Cheapass Games en otros juegos.

 


Archivo de Ludoteca
[ portada ] [ reseñas ] [ opinión ] [ artículos ] [ editorial ] [ nosotros ]