Título original: Spider-Man
País y año: EE.UU., 2002
Duración: 121 minutos
Estreno: 21/06/2002
Género: Acción
Distribuidora: Columbia-Tristar Pictures
Director: Sam Raimi
Guión: David Koepp
Producción: Avi Arad, Ian Bryce, Stan Lee, Laura Ziskin
Fotografía: Don Burgess
Música: Danny Elfman
Montaje: Arthur Coburn, Bob Murawski
Intérpretes: Tobey Maguire, Willem Dafoe, Kirsten Dunst, James Franco, J.K. Simmons, Rosemary Harris
Es muy difícil hacer una película de un comic-book, sobre todo si el cómic es bastante popular. Desde los seriales del Capitán América y Superman de los años 40, pasando por las series de animación de los años 60 y el cine de los 80, siempre se ha podido encontrar un cierto interés por convertir al personaje del comic en un icono popular a través de la televisión.
Posiblemente, la editorial que mejor supo explotar las posibilidades del cine y la televisión fue DC Comics. Ya en los 60 su famosa serie de Batman hizo del personaje todo un boom. A eso hay que sumarle las películas de Superman y, sobre todo, las de Batman (las dos primeras, básicamente). Todo el mundo sabe quiénes son estos personajes, incluso aunque nunca haya leido un cómic. Ya en los 90, una serie de animación sobre Batman, realmente excepcional, volvió a darle fama al personaje.
A su vez, la editorial que peor supo explotar el medio televisivo y el cine fue Marvel Comics. Sus series siempre fueron mediocres, y en ellas solía retocarse tanto a los personajes que llegaban a ser irreconocibles. Si a eso le sumamos una película del Capitán América risible, una sobre el Castigador que era de pura broma, y una de Nick Furia protagonizada por uno de los vigilantes de la playa... en fin, una serie de desatinos que no despertaban ningún interés.
Ya en los 90, tras mucha polémica, Marvel recuperó los derechos de sus personajes en el cine, y se dedicó a negociar con Twentieth Century Fox las películas de sus personajes estrella. Y aunque ya pudimos ver X-Men, y para dentro de poco se nos anuncia Hulk, la película que todos queríamos ver era Spiderman.
A mí me dio siempre igual la suerte de unos chicos mutantes que la sociedad no entendía, o la de un científico que se convertía en un Mr. Hyde forzudo y verduzco. A mí sólo me interesaba conocer el destino de Peter Parker (el alter ego de Spiderman). Quizá porque era un estudiante sin mucho éxito con las chicas, que se enfrentaba a sus priemros años en la universidad, a la falta de dinero, a la soledad y a ser el bicho raro, Peter Parker me recordó siempre un poco a mí mismo. Peter siempre fue, en el comic-book y ahora en la pantalla, nuestro alter ego, el chico tímido que nunca ganaba la partida. Tenía tanta expectación por ver la película, que suponía que me pasaría como con X-Men, y saldría desilusionado. Por suerte, me equivoqué.
Como viene siendo habitual, la película ha contado con una serie de actores conocidos, que han sabido encajar perfectamente con los personajes de papel y tinta a quienes interpretan. Tobey Maguire clava a los dos Peter Parkers, tanto al empollón de instituto como al universitario romántico. Willem Dafoe, aunque muy diferente en físico al Osborn de la historieta, tambien convence (salvo cuando va vestido con el traje de Duende Verde, que queda bastante ridículo).
Pero el gran acierto de la película es añadir una historia romántica, un triángulo amoroso que se va desarollando lentamente. El desarrollo de los personajes, su madurez a lo largo de la película y, como consecuencia, el desarrollo de una historia paralela de amor gana a peso a la historia de super héroes (algo que también pasaba en el comic-book). Un Peter Parker que se va de casa, que viste como un payaso en el instituto y como una persona "normal" en la universidad, un Harry vago al que echan de todos los institutos privados y que va buscando un apoyo que su padre no le da, y la propia Mary Jane ("la chica") que pasa de niña frívola a mujer madura que debe enfrentarse a una realidad muy injusta.
Las peleas de superhéroes son sólo una pequeña parte de la película, y se agradece. No son nada del otro mundo. No están bien dirigidas, abusan mucho del ordenador, y desde luego todos sabemos que al final va a ganar el bueno.
Para mí, Spiderman es una historia de amor muy bien contada, con un final muy alejado del happy end dulzón que este cine acostumbra a mostrar. Buenos actores y buena historia, con algúnos momentos ridículos (como Osborn hablando consigo mismo, lo que resulta esperpéntico). El aficionado al comic-book no podrá quejarse. Y quienes no hayan leido un solo cómic de Spiderman en su vida no sólo entenderán a la perfección al personaje: quedarán atrapados por su telaraña.
José Joaquín Rodríguez
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