Título original: Red Dragon
Dirección: Brett Ratner
País y Año: EE.UU., 2002
Duración: 124 min.
Estreno: 25.10.2002
Género: Thriller
Distribuidora: United International Pictures
Guión: Ted Tally
Producción: Dino De Laurentiis
Fotografía: Dante Spinotti
Música: Danny Elfman
Montaje: Mark Helfrich
Intérpretes: Philip Seymour Hoffman, Edward Norton, Ralph Fiennes, Emily Watson, Anthony Hopkins, Anthony Heald
La primera vez que vi a Hannibal Lecter fue en inglés, en una clase del instituto. Ya estábamos acostumbrados a que nuestro profesor de Lengua Extranjera nos pusiera peliculones como Drácula o Forrest Gump, y aunque yo en inglés me defiendo fatal, desde el primer momento que vi a Anthony Hopkins en su papel de Hannibal Lecter, el idioma dejó de ser un obstáculo. Su expresión inteligente, sus gestos, su forma de aterrar incluso estando atado e indefenso... sabías perfectamente que Hannibal no era un loco, ni un sádico enloquecido, sino un hombre inteligente, culto y refinado, muy por encima de nuestro código moral. Hannibal estaba abocado a convertirse en mito.
Y se convirtió en mito, claro está. Y una nueva novela, Hannibal, ya nos hizo suponer que su adaptación al cine sería inmediata. La nueva novela no me gustó, y la película mucho menos. Hannibal, como los mejores malos de cómic, perdía mucho encanto cuando se convertía en el centro absoluto de la historia...
Lo que poca gente sabía es que existía una primera novela, El dragón rojo, donde se nos presentaba a uno de los mejores agentes que el FBI haya tenido: Will Graham, el agente que consiguió capturar a Hannibal Lecter para que fuese encerrado en una prisión mental. Tres años después, ya retirado del FBI, Graham es llamado por su ex-jefe Jack Crawford para que investigue una serie de terribles asesinatos de familias cometidos por un asesino al que la prensa amarilla llama "El Duende Dentudo" (traducción sui generis del inglés Tooth Fairy, o sea, Ratoncito Pérez). A pesar de su capacidad, Graham se vería superado por el caso y acabaría recurriendo a Lecter. En realidad, ya existía una versión cinematográfica de mediados de los años 80 llamada Manhunter (en España Hunter a secas), pero hasta ahora no era muy recordada que se diga.
A pesar esta adaptación anterior, y a pesar de que la aparición de Lecter es realmente pequeña, Anthony Hopkins vuelve a meterse en la piel de Hannibal Lecter para hacer lo que más de moda está ahora en el cine: una precuela, y completar una trilogía.
Y mirad, desde el principio os lo digo: ved la película. A lo mejor es que yo soy un sádico, no sé, pero el asesino de la historia es un personaje genial. Vale, sí, es un asesino en serie... pero no es el típico malvado al que hay que detener. Muy al contrario: es un personaje que va cambiando a lo largo de la película, intentando redimirse a sí mismo, capaz de enamorarse o de demostrar unas dotes excepcionales para la justicia poética.
Pero no es solo eso, sino que Anthony Hopkins está bastante bien. Aparece en muchas escenas que no aportan nada... pero mejor eso a que le den un protagonismo innecesario. Y a fin de cuentas es muy buen actor.
Aparte, destaca el papel de Edward Norton. Sé que no soy neutral, que me encanta cualquier película en la que salgan Norton o Al Pacino... Pero es que al verle aparecer en pantalla, me dije "es él, es el agente Graham". Me cuesta pensar que me pude leer el libro sin imaginarme Graham con su rostro.
Y además, algunos secundarios de lo más interesante. La chica ciega, el periodista sensacionalista, la esposa de Graham... hacen que la película no sea sólo la lucha entre un bueno muy bueno y un malo muy malo. Es una película gris, triste, donde todo los personajes tienen algo que nos permite identificarnos con ellos. Por desgracia, solo unos pocos podrán llegar a tener un final feliz. Y suerte tienen, porque en la novela todos acaban amargados y moralmente destrozados... si siguen vivos.
Pero claro, la película también tiene algunas cosillas que me desilusionaron. Para empezar, que es muy difícil convertir las quinientas páginas del libro en una película de dos horas, y se pierden escenas. Apenas sabemos las motivaciones del asesino. Cuando lees el libro, ves lo que le hacían sus hermanastros, su padrastro y su abuela, y entiendes por qué mataba familias (aunque no lo compartas, claro). Todo eso apenas se insinúa en la película por falta de tiempo.
También fastidia que se haya elegido un happy end. Graham lo pasa mal en la película, pero no es nada comparado a la novela. En la novela, el esfuerzo de Graham por salvar a una familia de desconocidos del asesino le acaba llevando a ver cómo se destroza la suya, y cómo él mismo tiene un trágico final. La película suaviza (y mucho) esa parte de la novela.
Pero en general es una buena película, con un Hannibal Lecter increiblemente astuto, un agente del FBI dispuesto a sacrificarlo todo, y un malo excepcionalmente atractivo. Disfrutadla, y un consejo: ved de nuevo las dos películas anteriores (¿posteriores?), porque esta cinta está llena de referencias a "lo que está por venir".
José Joaquín Rodríguez
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