Director: Javier Fesser
Guionista: Guillermo Fesser, Javier Fesser
Fotografía: Xavi Giménez
Reparto: Pablo Pinedo, Emilio Gavira, Berta Ojea, Pepe Viyuela, Janfri Topera, Paco Sagarzazu, Dominique Pinon, Mariano Venancio, Javier Aller, María Isbert, Benito Pocino
Música: Rafael Arnau, Mario Gosálvez
Montador: Iván Aledo
Productor: Fernando Bovaira, Enrique López Lavigne, Luis Manso
¿Quién no conoce a este par de agentes secretos? ¿Quién puede decir que no disfrutó como un niño con las broncas del Super, los inventos absurdos del Profesor Bacterio, o el romance imposible con Ofelia? Y es que estos dos desastres de investigadores son ya parte de nuestra cultura popular.
Antes de esta película, Mortadelo y Filemón ya vivieron aventuras, tanto en la pantalla grande como en la chica. Y es que fue hacia 1969 cuando de la mano de Rafael Vera tuvimos la oportunidad de ver en el cine el primero de los Festivales de Mortadelo y Filemón (bueno, posiblemente muchos lo difrutaríamos muchos años después, en televisión), que contaba con ocho historias cortas: El rancho de Oregón, El caso del apagón, La invitación, Un marciano de rondón, Carioco y su invención, Las minas del Rey Salmerón, Gangster de ocasión y Espías en la legión.
El segundo de los Festivales se estrenó en 1970 y contaba también con historias cortas, buenas tanto a nivel gráfico como de guión. Aún faltaban algunos años para que apareciesen el Super, el Bacterio y Ofelia, pero eso no fue impedimento para que en el tecero de los Festivales (y último, en 1971) apareciese el científico loco Chiflágoras, primo de Filemón, que recordaba a nuestro querido Profesor Bacterio (si no por su físico, sí por sus locos inventos, y por ser en esta versión televisiva el culpable de aplicar a Mortadelo el famoso "crecepelo" que lo dejó calvorotas). Sinceramente, los Festivales superaban con mucho a las aventuras del tebeo, sobre todo el tercero, que era una historia larga donde nuestros protagonistas viajaban en una máquina del tiempo a diferentes lugares y tiempos.
Más recientemente, en los 90, Antena 3 nos "deleitó" con una serie sobre los personajes. Los capítulos eran considerablemente más largos, y recogían algunas de las historias más famosas de los personajes, como El sulfato atómico, y por supuesto aparecían los secundarios que todos conocemos. A pesar de todo esto, la serie era realmente aburrida. Los gags del tebeo no funcionaban igual en la pantalla del televisor, y para colmo la animación resultaba sosa y poco colorida (luego la gente se preguntaría por qué la animación japonesa ganó tanto terreno en los 90, sin darse cuenta que frente a la madurez de técnica y a veces de temas, en Europa seguíamos haciendo lo mismo que en los años 70... si no peor).
Y así estaban las cosas cuando supimos que Javier Fresser, el hermano de Guillermo el de Gomaespuma, iba a hacer la película de Mortadelo y Filemón. Y la elección era ideal, ya que en su película El milagro de P. Tinto y en su corto El secleto de la tlompeta ya nos había demostrado su gusto por lo absurdo, por el humor surrealista, por la broma cafre y el sinsentido. Y, ¿qué son los agentes de la TIA, sino eso? Unos personajes totalmente irreales, divertidos e increibles.
Aunque a muchos nos entró el miedo al principio (si alguien recuerda la película de Zipi y Zape sabrá el porqué de ese miedo), pronto se dejó caer que la producción contaba con unos ocho millones de euros, lo que iba a permitir una realización digna, unos efectos especiales que resultaban imprescindibles, y unos actores decentes.
La trama comienza cuando el Profesor Bacterio pierde su D.D.T. (Desmoralizador De Tropas) a manos de un ladrón que asalta la T.I.A. y se lleva las mejores invenciones de nuestro querido científico loco. Y todo por culpa de unos patanes, Mortadelo y Filemon, que no sirven ni para estorbar.
La cosa se complica cuando el dictador de Tirania recibe una oferta del ladrón del D.D.T., y encantado decide comprar tan genial invento. Las consecuencias podrían ser realmente terribles. Así que la TIA manda a un super-agente yanqui a recuperar el invento de marras, a pesar de que Mortadelo y Filemón quieren recuperar el D.D.T. para limpiar su nombre. Pero por desgracia...
Una de las cosas más divertidas del film es que Fresser no se para en Mortadelo y Filemón, y nos mete por la cara a Rompetechos (genial, impagable, grandioso y miope), la 13, Rue del Percebe, e incluso se nos insinúa que Filemón soñaba de pequeño con que Anacleto Agente Secreto era su auténtico padre. Conoceremos a la madre de Filemón, y la trágica historia de su infancia (en palabras del propio Fresser "Mortadelo funcionaba solo, pero teníamos que conseguir que el espectador simpatizase con Filemón, teníamos que darle un pasado").
Pero bueno, ¿vale la pena la película? Pues sí, y mucho. Tiene momentos muy buenos, con algunas escenas flojillas hacia el final, pero no es ni más ni menos que una historia de Mortadelo y Filemón; y aunque el guión no está basado en ninguna historia de Ibañez, se puede decir que es un refrito de muchos de sus álbumes.
A algunos les encantará, otros la odiarán, pero está bien realizada, sigue la linea de Fresser (aunque quiza sea su trabajo más flojo) y a todos les robará más de una carcajada.
José Joaquín Rodríguez
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