País y año: EE.UU., 2003
Género: Acción
Duración: 138'
Reparto: Monica Bellucci, Hugo Weaving, Carrie-Anne
Moss, Jada Pinkett-Smith, Matt McColm, Lambert Wilson,
Gloria Foster, Harold Perrineau Jr., Keanu Reeves,
Laurence Fishburne
Música: Don Davis
Director: Larry Wachowski, Andy Wachowski
Fotografía: Bill Pope
Guionista: Andy Wachowski, Larry Wachowski
Montador: Zach Staenberg
Productor: Bruce Berman, Joel Silver
Resulta difícil juzgar con objetividad una película como Matrix Reloaded. Dice el refrán que nunca segundas partes fueron buenas, pero hay que reconocer que esta vez los hermanos Wachowski lo tenían francamente complicado. Su predecesora, Matrix, se ha convertido, para desesperación de sus detractores, en una película de culto y un referente casi indispensable dentro del cine de ciencia-ficción. Concebida como primera parte de una trilogía, en la misma se daba una sabia mezcla de acción, ideas y referentes al servicio de la creación de un universo sumamente interesante.
Desde esta perspectiva, la nueva entrega tenía quizás que colmar demasiadas expectativas. Por ejemplo, Matrix presentaba una historia claramente autoconclusiva a la que podía acercarse cualquiera. Sin embargo, esta segunda parte, aunque se desarrolla sin duda en el mismo universo, termina de un modo absolutamente abrupto con un final abierto: el espectador tendrá que esperar como mínimo hasta noviembre para descubrir cuál es el desenlace de la historia.
Ciertamente esto no tiene porque ser un inconveniente. Algunas películas que han seguido este esquema han terminado convirtiéndose en obras maestras. Pero Matrix Reloaded no es precisamente El imperio contraataca. Para empezar, llama mucho la atención que buena parte de los aciertos que convertían a Matrix en una historia tan atractiva, como las múltiples referencias a otras obras de ciencia-ficción, se han quedado por el camino en esta nueva entrega. Matrix Reloaded prácticamente sólo contiene referentes al universo Matrix, incluyendo ese curioso pero interesante producto, mezcla de marketing y complemento explicativo adicional del universo de la serie, conocido como Animatrix. En estas condiciones el resultado final pierde, sin duda, buena parte de la riqueza de su predecesora, pues donde Matrix planteaba un universo, Matrix Reloaded no hace mas que desarrollar una línea argumental (desgraciadamente bastante) dentro del mismo.
Otro punto que también llama la atención es el modo en que se han resuelto alguna de las cuestiones planteadas por la primera entrega de la serie. No porque no existan interesantes revelaciones, que las hay. Pero visto el resultado final, desgraciadamente hay que reconocer que tenía mucha mas fuerza y atractivo una Sión de la que apenas se sabía nada que una recreación real de ella con pintas de discoteca postmoderna subterránea. En Matrix Reloaded se ha potenciado claramente el elemento de acción sobre la riqueza argumental, y ciertamente existe un afán muy superior de ofrecer respuestas (mejor o peor argumentadas, que de todo hay) al rico universo de la primera que de plantear nuevos retos o interrogantes que mantengan el interés por el desarrollo de dicho universo.
Si eliminamos el elemento sorpresa y los referentes cruzados, dos de los principales atributos de Matrix, ¿qué es lo que nos queda? Bueno, los protagonistas ciertamente son los mismos, pero se echa en falta una presencia mas intensa de algún personaje nuevo. Los que aparecen lo hacen casi de puntillas, como para no eclipsar al elenco clásico de la historia. La estética marcada por la primera parte también se mantiene. Pero donde en Matrix aquello era novedad, ahora uno acaba con una cierta impresión de abuso. Por ejemplo, hay momentos en la que las peleas de artes marciales a cámara lenta con la cámara girando despacio en torno al protagonista se repiten casi con la regularidad de un reloj. Y lo que es peor, vengan o no vengan a cuento. El resultado es que la narración se resiente con la inserción de todos esos combates semigratuitos y de final perfectamente definido que solo terminan aportando confusión al conjunto.
Algo parecido sucede con los efectos especiales. Cierto que muchos de ellos son magníficos. Destaca especialmente una persecución dentro de una autopista que simplemente quita el aliento. Pero en otros casos las imágenes tienen toda la pinta de haber sido extraídas del clip promocional de un videojuego y eso es algo que en una película de estas características resulta bastante decepcionante. Y por si esto fuera poco, muchos otros no pasan de ser una repetición, a veces machacona hasta lo indecible, de los ya vistos en la primera parte. La aparición del hastío en estas condiciones es prácticamente inevitable.
Como dije al principio, Matrix Reloaded tenía un pesado reto que superar. No creo que pueda decirse que lo haya conseguido. Ciertamente tiene su atractivo, especialmente para cualquier seguidor de la serie, en cuanto que desarrolla una línea argumental del universo Matrix, da respuestas a algunos de los interrogantes de la primera parte y plantea otros completamente nuevos. Incluso tiene, porque no decirlo, sus propios logros y aciertos como película de ciencia-ficción. Pero en cambio para cualquiera que por casualidad vea esta película sin conocer Matrix, la nueva entrega tiene un interés más que discutible. Además, a nivel técnico muchas escenas sobran y otras resultan manifiestamente mejorables. En general puede decirse que la película ha perdido claramente profundidad y originalidad respecto de su predecesora en favor de una acción en muchas ocasiones desaforada y de la explotación de los hallazgos visuales y estéticos de la primera parte como el bullet time. Y ojalá esté equivocado, pero lo peor de todo es que no da la impresión de que la conclusión de la trilogía (de la que puede verse un trailer justo al final de la larguísima secuencia de créditos del final de la proyección) vaya a ir mucho más allá de una versión tecnológicamente avanzada de Límite: 48 horas.
Cristóbal Pérez-Castejón
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