Director y guionista: Bryan Singer
Fotografía: Newton Thomas Sigel
Montador: John Ottman
Productor: Lauren Shuler Donner, Ralph Winter
Protagonistas: Patrick Stewart, Hugh Jackman, Ian McKellen, Halle Berry, Famke Janssen, James Marsden, Rebecca Romijn-Stamos, Brian Cox, Alan Cumming, Bruce Davison, and Anna Paquin
Música: John Ottman
Si les soy sincero, fui al cine a ver esta película porque me invitaron y porque era un domingo muy aburrido. Después de haber visto la primera parte de las aventuras de Lobezno y compañía, y después de desilusionarme viendo Daredevil (una película que no es mala, pero que podría haber sido mucho mejor), yo de las películas de superhéroes no quería saber nada. Encima ya estaban anunciando un millar de películas por el estilo, desde Venom al Motorista Fantasma, Iron Man, e incluso una sola para Lobezno. Vamos, que me temía que esto acabase como hace unos años: películas infumables del Capitán América, de Nick Furia, de Punisher e incluso de Los 4 Fantásticos (salió tal churro que no llegó a estrenarse, y ni siquiera salió en los videoclubs, aunque dicen que puede bajarse de internet).
Pero para mi sorpresa, no sólo salí del cine entusiasmado, sino que he ido un par de veces más a verla. Y es que Bryan Singer ha dado un giro de 180 grados a "sus" X-Men.
La primera película de X-Men resultó bastante pobre, la verdad. En comparación con las dos últimas de Batman, o con la de Spawn, era una obra maestra, claro. Pero a pesar de un principio muy prometedor, el desarrollo de la película dejaba mucho que desear. Desde el plan de Magneto (que hacía aguas por todos lados) hasta el presupuesto (los efectos especiales eran mareantes y poco conseguidos) y la duración (más que una película, la historia parecía ser un episodio piloto). Cierto es que la película tuvo sus dificultades, y que era la primera película "decente" sobre superhéroes que Marvel hacía. De hecho, el que vistieran de cuero (a lo Matrix) le dio un toque de seriedad a la película (no, si es que Hugh Jackman vestido de licra amarilla no es muy serio).
Esta vez Bryan Singer tenía un presupuesto más decente, unos efectos especiales mejor preparados, y unos actores que ya sabían a que se enfrentaban. Mejor historia, mejor presupuesto, y más tiempo, así de simple.
Bryan Singer ha tomado la historia Dios ama, el hombre mata, una novela gráfica escrita a principios de los 80 por Chris Claremont (el guionista definitivo de los mutantes, que estuvo dieciséis años al frente de la serie), y la ha retocado para adaptarla a los personajes y a las situaciones que la primera película nos legó. (Como curiosidad, decir que Chris Claremont escribe la novela de la película... Película que a su vez está basada en un comic suyo... Vaya, al final va a ser verdad que el mundo del cómic es muy complejo.)
Singer nos ofrece a un villano que coincide en nombre y motivaciones con el de Dios ama, el hombre mata: Stryker, un hombre que considera a los mutantes como una amenaza que ha de ser erradicada, y para ello todo vale. La diferencia es que el el cómic Stryker es un predicador, y en la película es un alto funcionario del gobierno estadounidense.
A partir de esa premisa Singer juega con las situaciones, los homenajes y los personajes. Personajes conocidos por todos los aficionados al cómic, como Coloso o Kitty Pryde, aparecen en pantalla y aportan a la trama. Magneto va por un lado, Tormenta, Jean Grey y Rondador Nocturno (que está muy bien caracterizado e interpretado) van por otro lado, y el pobre Lobezno tiene que cargar con los novatos: Bob Drake (el Hombre de Hielo), Pícara y Pyro, que han escapado junto a él de un ataque de los hombres de Stryker.
Hay escenas que son geniales, entretenidas, llenas de buenos efectos especiales y que hacen avanzar muy bien a la película. La primera escena, que introduce a Rondador Nocturno, o el ataque de ira que embarga a Pyro cuando cree que Lobezno ha muerto... se nota que había más tiempo para desarrollar a los personajes. La película gana a cada escena, a pesar de que los protagonistas son cerca de diez.
Lo mejor de todo es que acabamos por ver el origen de Lobezno. Marvel Comics, para evitarse disgustos, ya sacó una miniserie llamada Lobezno Origen, no fuese a ser que Hollywood les impusiera una génesis del personaje. Además, vemos que, al igual que en la novela gráfica de Chris Claremont, los X-Men deben de hacer una alianza con Magneto. Un Magneto que llena solo la pantalla: inteligente, educado, y con un toque de cierta mala leche que le hace uno de los mejores personajes (muy a diferencia del villano de opereta que resultaba ser en la primera entrega).
Además, a Singer le sobra tiempo para desarrollar una curiosa subtrama: Jean Grey cada vez es más poderosa. Los que ya tenemos experiencia en esto de los cómics nos hemos olido que habrá una tercera entrega, y que se centrará en Jean Grey y su transformación en la casi todopoderosa Fénix.
La estética es un punto y a parte. Aunque sigue imperando el cuero estilo Matrix, los personajes ya no son superhéroes uniformados, y prácticamente podríamos considerar esta película como de ciencia-ficción. Durante más de la mitad de la película, los personajes irán vestidos de calle de un lado a otro, lo que ayuda (y mucho) a que la película sea vista por gente que no entiende (ni falta que les hace entender) de cómics ni mutantes.
Lo dicho, una película que supera a su predecesora, que deja con ganas de más, y que hará las delicias de cualquier aficionado a lo fantástico.
José Joaquín Rodríguez
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