Título original: Bruce Almighty
Nacionalidad: EE.UU.
Director: Tom Shadyac
Productor: Michael Bostick, James D. Brubaker, Jim Carrey, Steve Koren, Mark O'Keefe, Tom Shadyac
Guión: Steve Koren y Mark O'Keefe
Fotografía: Dean Semler
Música: Leslie Bricusse, John Debney, Mick Jagger, Cyril Ornadel
Actores: Jim Carrey, Morgan Freeman, Jennifer Aniston, Philip Baker Hall, Catherine Bell, Lisa Ann Walter, Steven Carell, Nora Dunn, Eddie Jemison, Paul Satterfield, Mark Kiely, Sally Kirkland, Tony Bennett, Timothy Di Pri, Brian Tahash
Eso de hacer una película sobre un tipo que se convierte en Dios es bastante complicado. Primero, hay que ser políticamente correcto, sobre todo si la película es de Hollywood. Luego hay que pensar en cuáles son los poderes de Dios, claro, porque eso de ser todopoderoso puede hacer muy aburrida la película. Si puedes hacer lo que te de la gana con todo y todos, el argumento de la película puede dar poco de sí.
Lo más fácil era hacer una comedia (bueno, quizá un musical, pero no están de moda). Una pena, porque desarrollada de otra manera, esta idea podía haber dado para mucho más que unas risas. Y no es que la historia esté mal. Es divertido ver a Jim Carrey convertido en perdedor por naturaleza, frustrado en su trabajo para una cadena de televisión, y tan obsesionado por triunfar que está dejando de lado a su novia (un papel que recae en Jennifer Aniston, pero que cualquiera otra actriz podría haber interpretado).
Quizá el principio sea lo más pesado de la película: ¿de verdad la gente es tan católica? La palabra "Dios" está presente en todo momento, y nadie se cuestiona que sus vidas puedan mejorar sin necesidad de arrodillarse varias horas al día para rezar. Es necesario, claro, porque sin esas escenas no se explica que luego Dios haga un trato con el bueno de Jim... pero queda muy forzado.
La cosa es que al final Dios (un Morgan Freeman que entretiene, quizá lo mejor de la película, y muy correcto eso de que Dios sea negro y además tenga una gorrita de Nueva York) decide demostrarle a nuestro anti-héroe que él no puede estar en todo, y decide dejarle el puesto unos diítas. Y claro, ahora llega la típica pregunta: ¿qué harías si fueras Dios? Pues vivir de puta madre, claro, faltaría más. Pero el trato tiene truco, y el pobre Jim tendrá que vérselas con los rezos continuados de personas que le piden de todo, y con dos reglas que no podrá romper: no decirle a nadie que es Dios, y no cohartar el libre albedrío de nadie. La verdad que no sé por qué esas dos prohibiciones, pues apenas las utiliza.
Los gags de la película no están mal. Le veremos acercar la Luna a la Tierra para provocar una cita romántica, apartar la sopa como si fuese el Mar Rojo, o hacer que toda la ciudad gane la lotería. Algunos son realmente buenos, sobre todo el último de todos (el mejor con diferencia), que deja a toda la sala con una sonrisa en la boca. Otros, pues son bastante tontos, sobre todo cuando a Jim Carrey le da por sobreactuar y poner caritas y posturas.
A pesar de que la premisa es interesante, al final la historia acaba siendo la de siempre: "Chico que se porta como un tonto y hace daño a su chica, pero se da cuenta e intenta reconquistarla". Lo cual desilusiona un poco, ya que la película, por no mojarse, ni siquiera muestra ni una iglesia, ni una sinagoga, ni una sola referencia que no pueda ser aplicada a las tres religiones mayoritarias (no, el Capitalismo no es una religión). Vamos, que los que esperaban ver fantasía o ciencia-ficción se llevarán un palo de campeonato, y es que la mayoría de los efectos especiales salta demasiado a la vista, y tampoco es que esté muy conseguidos.
Otro detalle es que la película es familiar, así que no hay violencia (un poco decepcionante la escena de los disturbios callejeros), y sí un poco de moralina: "si Dios no te ayuda no es porque no te escuche", "la mano de Dios se nota cuando haces buenas acciones", y moral judeo-cristiana por el estilo. Eso no quita que cada acción de Dios tenga una repercusión, y que las locuras que Jim Carrey hace con sus poderes acaben provocando el caos: inundaciones, disturbios civiles, caos bursatiles...
En general la película tiene gracia, pero podría haber dado para mucho más. Ni Carrey, ni Freeman, ni Aniston consiguen mejorar la película, y habría quedado igual de bien con otros actores (pero no habría conseguido atraer a tanto público a las salas). Nos quedamos con las ganas de ver algun día una película más seria sobre el tema; por pedir que no quede.
José Joaquín Rodríguez
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