Título original: Flash Gordon
Nacionalidad: Gran Bretaña
Año: 1980
Director: Mike Hodges
Productor: Dino De Laurentiis
Guión: Michael Allin & Lorenzo Semple Jr.
Fotografía: Gilbert Taylor
Música: Queen
Actores: Sam J. Jones, Melody Anderson, Max von Sydow, Topol, Ornella Muti, Timothy Dalton, Brian Blessed, Peter Wyngarde, Mariangela Melato, John Osborne, Richard O'Brien, John Hallam, Philip Stone, Suzanne Danielle, William Hootkins
A Flash Gordon yo lo conocí en televisión, viendo una y mil veces esta película cuando sólo era un niño. Me encantaba la vestimenta imposible, los escenarios asombrosos, el universo fantástico de aquella película.
Con los años descubriría al Flash Gordon de las viñetas, en la consulta del dentista, y me enganchó. A todos les extrañaba la alegría con la que iba yo, a mis 8 años, al dentista. ¿Quién no habría estado encantado de ir, si allí tenían varios tomos de Flash Gordon, del Coyote y de algún otro personaje ya olvidado?
Pero mi auténtico idilio con el personaje comenzó en el instituto, cuando un amigo me prestó las aventuras primeras del personaje, dibujadas magníficamente por Alex Raymond en los años 30. Curiosamente aquellas aventuras no me gustaron demasiado, ya que la eterna batalla de Flash contra el tirano Ming de Mongo nunca conducía a ninguna parte. Luego leería la versión de Dan Barry, genial e insuperable. E incluso me releí los años dibujados por Alex Raymond, descubriendo que la lucha de Ming y Flash solo era una excusa para contar extraordinarias historias que, ahora sí, supe disfrutar.
Flash Gordon fue un éxito desde su nacimiento. Semana tras semana, el dibujo ganaba en fuerza y vitalidad, demostrandose el increible talento de un Alex Raymond que dejaba de plagiar a Harold Foster (famoso por su versión de Tarzán, pero sobre todo por su Príncipe Valiente). Los años 30 fueron espléndidos para Flash: dos seriales y un largometraje lo convirtieron en un personaje popular, igual que más adelante lo serían Superman o Luke Skywalker.
De hecho, George Lucas quería hacer la película de Flash Gordon en los 70, pero De Laurentiis tenía los derechos, así que decidió mezclar varias ideas más y hacer Star Wars. Hay muchas similitudes entre ambas sagas (que no entre ambas películas), y cualquier fan irreductible de Lucas (que en esta web abundan) sabrá indicar más de uno y más de dos homenajes.
De Laurentiis se decidió finalmente a llevar el personaje a la pantalla grande (posiblemente atraido por el boom de la ciencia-ficción que llegó con Star Wars) y pensó en un principio en Federico Fellini para dirigir la película, pero al final acabó en manos de Mike Hodges, un tipo que lleva en esto bastantes años, que ha sido productor, guionista y director, aunque sus trabajos han sido poco numerosos. El más destacable sería El hombre terminal, anterior a Flash Gordon.
Decir que Lucas o Fellini habrían hecho un trabajo muy superior al de Hodges, es decir algo muy obvio. Y es que hay algunas escenas que hacen que la película se acerque peligrosamente a la serie B.
En cuanto a la historia, es muy similar al cómic: nos encontramos con un Flash Gordon y una Dale Arden que, casualidades de la vida, acaban siendo utilizados por un científico un poco loco llamado Zarkov para intentar salvar a la Tierra de su destrucción. Y es que mientras todo el mundo cree que una serie de inexplicables fenómenos naturales está azotando el mundo, Zarkov está seguro de que alguien de fuera de este mundo provoca tales desastres.
Evidentemente, el malvado es Ming, emperador y tirano de Mongo, que lleva miles de años gobernando su mundo con puño de hierro, y enfrentando entre sí a los pueblos que rodean su imperio. Y evidentemente quiere someter a la Tierra, pues ha alcanzado un nivel tecnológico demasiado avanzado, y podría ser peligrosa.
Las peripecias no dejan de sucederse, y Flash sera asesinado y resucitado, Zarkov perderá la memoria y la recuperará, aparecerán héroes que recuerdan a Robin Hood, como el enamorado Príncipe Barin, o mujeres fatales como la hija del emperador Ming, fría y seductora (y un poco puta, para qué negarlo). Estallarán revoluciones, habrá luchas y duelos a muerte, victorias de Ming y huídas en el último momento. Una auténtica odisea espacial que supo recoger bastante bien el espíritu de los comics, y concentró en apenas dos horas la historia fundamental de un héroe (Flash Gordon, pero también sus aliados) y un mundo (Mongo, claro).
Aunque ya decíamos que la historia respeta todo lo que los tebeos decían sobre Flash Gordon. Aquí, eso sí, Flash es un jugador de futbol americano. El detalle sería insignificante, de no ser porque al principio de la película se juega una pelea/partido contra las tropas del malvado Ming. Es una escena bastante triste.
El comienzo de la película, con un Ming jugando con la Tierra, resulta sorprendentemente bueno e interesante. Pero a continuación nos encontramos con un Flash y una Dale que son atrozmente interpretados, y que viven unas escenas de inocente amor bastante metidas con calzador.
Afortunadamente, una vez resucitado Flash Gordon (y aún con mucha película por delante) la acción y la aventura se hacen dueñas de la pantalla, y uno disfruta sin mayores problemas de la historia.
Los efectos especiales, importantísimos para una película como esta, no estuvieron mal... de no ser porque Star Wars ensombreció mucho la película. Y es que se nota que los decorados son sólo eso, simples decorados y maquetas. Muy bellos, eso sí, capaces de dar un tono casi teatral a la película... pero que no podían competir con los bellos desiertos ni las sorprendentes bases estelares que Luke Skywalker recorría. Además, los efectos por ordenador son bastante pobres, aunque eso es normal en la época, limitándose a rayos de luz para simular los lásers.
Los vestuarios, increiblemente barrocos y detallados, tan fascinantes como los que Alex Raymond plasmó, supieron darle a la película un toque especial, aunque con el paso del tiempo los uniformes pueden parecernos cómicos.
De Laurentiis intentaba competir con las grandes de Hollywood, pero esta película le quedó bastante pobre. Él mismo lo reconocería años después. De todos modos, apenas cuatro años tras el fracaso de Flash, intentaría resarcirse con Dune, cuya estética bebe un poco de este film. Tampoco le saldría muy bien la jugada, pero bueno, al menos conseguiría mayor calidad.
Es sorprendente la mezcla de actores que vemos: Max von Sydow (eternamente recordado como La Muerte) o Timothy Dalton (antes de tomar el relevo como James Bond) cumplen con creces. Ming y Barin son de lo mejor de la película, sin desmerecer a un Topol que, aunque de físico más esbelto, no deja de ser un efectivo Zarkov. Sin embargo, los protagonistas, un Sam Jones que tuvo que ser doblado a lo largo de toda la película, y famoso sólo por ser chico Playgirl, y una muy sosa Melody Anderson, hacen que la película pierda muchos puntos. Son actores bastante malos, que sobreactuan en todo momento, y cuyos físicos tampoco es que sean muy similares a los que uno recuerda del cómic. Una bellísima Ornella Muti, sin aportar mucho como actriz, sí sabrá darle un gran erotismo a su papel de hija caprichosa de Ming.
Esto provoca que las escenas que se basan solamente en los protagonistas parezcan realmente una parodia, mientras que las basadas en las actuaciones de Barin o Zarkov resulten bastante amenas e interesantes.
Al final se salva la Tierra, los protas se quedan atrapados en Mongo, y la muerte de Ming no queda del todo clara. Una segunda parte estaba cantada... pero el público no se entusiasmó demasiado con una película que ya sonaba a antiguo cuando fue estrenada. Nuevos héroes surcaban el mundo: los Jedis, los aliens y los Terminators dejarían a un lado a los viejos aventureros.
Incongruencias del guión
Que la película sea entretenida, no significa que no tenga más de un fallo gordo, heredados en algún caso del cómic:
- ¿Cómo es posible que los habitantes de Mongo hablen todos inglés como lengua propia, y más aún, lo escriban perfectamente?
- El Profesor Zarkov dice que Mongo es una civilización muy avanzada... ¡pero la mitad de sus habitantes (príncipes incluidos) van armados con espadas!
- Cuando van a lavarle el cerebro al Profesor Zarkov insisten en que es una mente inferior y débil, pero es el único hombre que consigue resistirse al lavado de cerebro.... ¡recordando una canción de los Beatles!
- A Barin le nombran emperador por ser el novio de la emperatriz.
- Y lo más increible de todo: si Mongo es un planeta tan desarrollado, al que llegaron con un cohete de "todo a 100" desde la Tierra, ¿cómo es posible que Flash Gordon no pueda volver en un cohete de Mongo a la Tierra?
José Joaquín Rodríguez
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