Título original: Carrie
Nacionalidad y año: EE.UU., 1976
Actores: Sissy Spacek, Piper Laurie, Amy Irving, William Katt, John Travolta, Nancy Allen, Betty Buckley, P.J. Soles, Priscilla Pointer, Sydney Lassick, Stefan Gierasch, Michael Talbott, Doug Cox, Harry Gold, Noelle North
Director: Brian De Palma
Productor: Brian De Palma y Paul Monash
Guión: Lawrence D. Cohen basado en la novela de Stephen King
Fotografía: Mario Tosi
Música: Pino Donaggio
Carrie fue la primera historia larga de terror que publicó Stephen King. Y aunque en general King no es un autor muy de mi agrado, debo de reconocer que sus primeras novelas eran muy buenas (luego las empezó a sacar como churros, y acabaron siendo todas iguales). Prueba de su calidad es que el aún joven Brian De Palma decidiera hacer una versión cinematográfica de esta, su primera novela.
La película es básicamente la novela de King, aunque los personajes no llegan a tener la profundidad (y en consecuencia el interés) que alcanzan en la novela. La historia nos situa en una pequeña ciudad norteamericana, en un instituto donde hay de todo: gente normal, algunas niñas creidas, y la pobre Carrie: una niña algo torpe, con una madre ultracatólica, y que es muy diferente a sus compañeras. Esto hace que Carrie sea el blanco ideal de todo tipo de bromas pesadas e insultos. Vamos, una comienzo con el que muchos adolescentes se sentirían y sentirán identificados en mayor o menor medida.
Sin embargo el personaje de Carrie pronto se gana nuestro afecto. El fanatismo superprotector de su madre, obsesionada con que los hombres nada más que quieren acostarse con su hija; las pocas posibilidades de salir del pueblo que tienen los chicos al acabar instituto.... Todo esto y más hace que veamos a Carrie como una chica fuerte, no como la víctima que todo el instituto cree que es.
Susan, una chica del instituto que se siente avergonzada por cómo se han portado con Carrie idea un plan para ayudarla. Le pide a su novio (uno de los chicos más populares del instituto) que invite a Carrie al baile de fin de curso. Y claro, aunque Carrie al principio recela, veremos cómo poco a poco va cambiando y convirtiendose en una chica hermosa, en la chica fuerte que los espectadores ya sabíamos que era.
Y claro, todo esto sería un drama muy hermoso con final feliz de no ser porque Stephen King nunca permite que las cosas sean lo que parecen. Y es que Carrie tiene la capacidad de mover las cosas con la mente; vamos, la dichosa telequinesis que luego ha sido explotada hasta la saciedad. En la novela le dan una explicación muy científica al poder, aunque en la película tenemos que conformarnos con ver a Sissy Spacek en el papel de Carrie hojeando un par de libros en la biblioteca.
Poco a poco Carrie va controlando esos poderes. Y cuando una compañera del instituto, castigada sin ir a la fiesta de graduación por una broma pesada a Carrie (y ya sabéis que para los yankquis ése es uno de los momentos clave de sus vidas), decide gastarle una broma muy muy pesada (le tiran encima un cubo de sangre de cerdo en el momento en que Carrie está más feliz), a la pobre Carrie se le cruzan los cables y piensa que todo ha sido una broma desde el principio, y le da un ataque de histeria. Uno de esos ataques de histeria que, cuando tienes telequinesis, pues acaba masacrando a toda tu promoción y a media ciudad de camino. En verdad De Palma se ahorró lo de destrozar la ciudad por eso de problemas presupuestarios, pero en la novela Carrie convierte su ciudad en un auténtico infierno de llamas y muerte.
Y el final, trágico, pues tampoco lo cuento por si a alguien se le antoja pasar por el videoclub o la librería más cercana.
La pregunta típica: si la novela y la película son tan parecidas, ¿cuál es mejor? La novela me gustó más, la verdad, quizá porque define mucho mejor la personalidad de todos los protagonistas, y profundiza en la vida desesperada y rutinaria que tiene un pueblo, aunque también porque se lee sola y de un tirón. No obstante, la película no está nada mal, e incluso fue nominada a los Oscars. Los medios limitados se suplen con unos actores bastante buenos, y una sensación de calma y tranquilidad (rota abruptamente hacia el final, claro) que hace ver que De Palma recogió perfectamente el espíritu de la novela. Pero esa es sólo mi opimión, y no debéis creerme: alquilad la película y gastaos unos pocos euros en el libro; serán un par de tardes bien invertidas.
José Joaquín Rodríguez
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