Nacionalidad y año: EE.UU., 2003
Director: John Woo
Actores: Ben Affleck, Aaron Eckhart, Uma Thurman, Paul Giamatti, Colm Feore, Joe Morton, Michael C. Hall, Peter Friedman, Kathryn Morris, Ivana Milicevic, Christopher Kennedy, Fulvio Cecere, John Cassini, Callum Keith Rennie, Michelle Harrison
Productores: Terence Chang, John Davis, Michael Hackett, John Woo
Guión: Dean Georgaris, basado en un relato de Philip K. Dick
Fotografía: Larry Blanford, Jeffrey L. Kimball
Música: John Powell, James McKee Smith, John Ashton Thomas
Enésima película basada en algún relato de Philip K. Dick, con la clásica (y manida, todo hay que decirlo) historia del protagonista perseguido por algo que desconoce, y encima no puede fiarse de su memoria ni de nadie. Y es que entre Minority Report, Inflitrado y Paycheck apenas han pasado un par de años, y a grandes rasgos nos encontramos siempre con la misma historia. Eso provoca que escenas y situaciones se hagan repetitivas, y nos topamos con casos como el de Infiltrado, que prácticamente es un remake de la película de Spielberg durante la primera hora y media: que si me acusan de un crimen del que soy inocente, que si voy a ver a mi mujer y es una trampa, que si me tengo que quitar el chip de localización...
Por suerte, John Woo nos presenta una película entretenida, con una historia típica de Dick, pero llena de detalles curiosos. El mundo está bien construido, los actores hacen bien su papel, y todo se suma para hacer una película amena, fácil de ver, y sin demasiadas complicaciones: hay buenos, hay malos, y hay que salvar al mundo.
La trama gira alrededor de Michael Jennings, un ingeniero informático que suele ser contratado por las más grandes compañías para copiar y mejorar las últimas tecnologías que lance la competencia. Y para rematar el trabajo, le suelen borrar la memoria, y así la compañía se asegura de que no divulgue sus secretos.
Pero el último trabajo que ha hecho es especial, muy especial. Han sido dos años de su vida, por los que espera cobrar varios millones de dólares y retirarse. Pero a la hora de cobrar el cheque descubre que él mismo ha firmado pidiendo que no se le pague el dinero, y que a cambio se le entregue un sobre lleno de baratijas (gafas de sol baratas, una bala, el mensaje de una galletita de la suerte...) que parecen contener la clave de lo que ha pasado esos últimos dos años.
Si eso ya era malo, ahora descubre que sus jefes le persiguen para matarlo, el FBI le considera culpable de traición, y sólo puede fiarse de Rachel: una mujer de la que se enamoró durante su trabajo, y de la que no recuerda nada en absoluto.
Yo pasé un buen rato viendo la película, eso es innegable. Quizá es más simple que las habituales historias de Dick (aunque tiene sus giros de trama, sus sorpresas, y todos los elementos necesarios para que uno no adivine cómo acaba todo), porque está claro que John Woo sólo pretende entretener. Y lo consigue de largo.
Entre los temas que se tratan, destaca el de los momentos vividos. La posibilidad de seleccionar recuerdos permite que conservemos solamente los mejores, y desechemos los que no nos gustan. Por eso al principio Michael Jennings es un tipo un poco odioso, y según va recordando su pasado se nos vuelve una persona más humana, menos perfecta. No es que la película machaque con este tema, pero siempre es de agradar que la ciencia-ficción contenga un mensaje, y no sólo batallitas entre humanos y marcianos (aunque, por otra parte, eso también nos encante).
José Joaquín Rodríguez
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