Título Original: Conan The Barbarian
Nacionalidad y Año: EE.UU., 1982
Director: John Milius
Actores: Arnold Schwarzenegger, James Earl Jones, Max von Sydow, Sandahl Bergman, Ben Davidson, Gerry Lopez, Mako, Valérie Quennessen, William Smith, Luis Barboo, Franco Columbu, Leslie Foldvary, Gary Herman, Erick Holmey, Dr. Akio Mitamura
Productor: Raffaella De Laurentiis, Buzz Feitshans, Edward R. Pressman, Ed Summer
Guión: John Milius, basado en el personaje de Robert E. Howard
Fotografía: Duke Callaghan
Música: Basil Poledouris
Aunque Conan es un personaje de pulp nacido en los años treinta, es en la década de los sesenta cuando sus novelas comienzan a ser editadas no ya como cuadernillos y revistas de fantasía, sino como libros que forman parte de una saga y con una cronología propia. Vamos, como lo que están haciendo ahora con las novelas del Orden Estelar de Ángel Torres Quesada, pero en fantasía bárbara.
En los setenta, Marvel Comics publicaría varias series sobre el bárbaro, intentando (y consiguiendo en muchos casos) dar rienda suelta a la poderosa personalidad de un personaje salvaje pero astuto, pasional, valiente y (muy a su pesar) heroico. Pero claro, no era un héroe típico de espada mágica y armadura brillante: Conan robaba, fornicaba, se emborrachaba y más de una vez trabajaba como mero mercenario para quien mejor le pagara. Fue toda una sorpresa encontrarse con un cómic así, aunque sinceramente, lo de fornicar sólo se podía intuir en el tebeo, no fuera a ser que la censura pusiera el grito en el cielo.
A la hora de enfrentarse a la película del personaje, surgieron varios problemas... ¿se podía hacer una película de fantasía sin que resultara un producto de serie B? Pues parecía que sí, por una parte porque series de televisión basadas en cómics (Hulk es el mejor ejemplo) habían tenido bastante éxito, pero también porque una película llamada El señor de las bestias había logrado en 1982 (mismo año de estreno de esta película) un cierto éxito basándose en ideas y conceptos típicos del universo de Robert E. Howard.
Además, películas como 2001 y Star Wars habían demostrado que era posible hacer buenas historias de fantasía y ciencia-ficción, dignas de competir por un Oscar. Además, Raffaella De Laurentiis contaba para la producción con el apoyo y los medios de su padre Dino De Laurentiis, que ya había llevado a las pantallas películas basadas en cómics como Flash Gordon. El director, John Milius, había tenido relativo éxito la década anterior, con algunas películas que habían sido nominadas a los Oscars. Y de protagonista, un Arnold Schwarzenegger que a nadie se le ocurría que pudiera llegar a ser famoso y, mucho menos, gobernador de California.
La película es interesante, entretenida, pero no es Conan. Es un bárbaro muy fuerte, muy poderoso, pero no se mueve realmente en el mundo de Robert E. Howard. El universo de fantasía, de ciudades estados y reinos dorados acaba convertido (a falta de presupuesto) en un mundo cuasi-prehistórico, lleno de construcciones de roca y barro donde novelas y cómics situaron ciudades de pan de oro y mármol. Y claro, eso desilusiona un poco.
Lo que si es fiel (más o menos) es al espíritu de la saga de Conan, pues la película nos cuenta los primeros años de la vida del bárbaro cimmerio. Desde su juventud como esclavo a su adolescencia como gladiador, y su fuga y primeros (y trágicos) amores.
Decía un crítico de cómics hacía algunos años que esta película fue un rotundo fracaso. Pero no es cierto, y más bien yo apuntaría a que fue todo lo contrario. Porque la película es entretenida, emocionante, con salvajes combates a muerte... Tanto gustó que en 1984 salió Conan el Destructor, también con Arnold Schwarzenegger como Conan, y luego películas como Red Sonja y Rey Kull siguieron aumentando el universo howardiano. No hemos de olvidar que fue una de las primeras películas basadas en las novelas y cómics populares que tuvo un resultado decente. Ahora sólo nos queda decir: ¿para cuándo la película y los cómics del Orden Estelar?
José Joaquín Rodríguez
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