Nacionalidad y año: EE.UU., 2003
Director: Tim Burton
Actores: Ewan McGregor, Albert Finney, Billy Crudup, Jessica Lange, Alison Lohman, Helena Bonham Carter, Robert Guillaume, Marion Cotillard, Matthew McGrory, David Denman, Missi Pyle, Loudon Wainwright III, Ada Tai, Arlene Tai, Steve Buscemi
Productor: Bruce Cohen, Dan Jinks y Richard D. Zanuck
Guión: Daniel Wallace y John August
Fotografía: Philippe Rousselot
Música: Danny Elfman y Eddie Vedder
Vivimos en un mundo aburrido, donde todo está medido por leyes, tanto físicas como humanas. Sabemos que el sol sale por oriente y se pone por occidente, que robar un banco es malo (sobre todo si te cogen), y que la magia no existe. Lo dicho, vivimos en un mundo aburrido.
Big Fish es una película que clama contra ese mundo de leyes inalterables, de certezas absolutas, y plantea todo un mundo de fantasía contemporánea de la mano de Ed Bloom, un vendedor que ha convertido las cosas más simples de su vida en leyenda y mito. Las historias de su vida: su nacimiento, su primera gripe, el día que emigró del pueblo a la ciudad, e incluso un simple día de pesca pasan a ser, en su boca, aventuras tan grandes y espectaculares, tan llenas de fantasía y misterio, que por unos minutos olvidamos todas esas tonterías de las leyes físicas, de que la magia no existe, y nos permitimos fantasear.
A lo largo de las dos horas de película, se nos cuentan un montón de pequeñas historias. Algunas por el propio Ed Bloom, ya maduro y enfermo. Otras las rememora su hijo, un joven incrédulo de las aventuras de su padre. Tan curiosas son estas pequeñas historias, tan bien perfilados sus personajes, que en realidad uno está viendo cortos autoconclusivos. Pero, poco a poco, según avanza la película veremos cómo personajes y lugares se repiten y evolucionan. Llegan a ser tan divertidas y extravagantes que se hace difícil no acabar cautivado por estas historias que tan bien ha sabido enlazar Tim Burton, con cierto toque siniestro (marca de fábrica, podría decirse) y fantástico. Sirenas, gigantes, actrices siamesas chinas, brujas que muestran el futuro... más parecen los personajes de una novela de fantasía que los conocidos de un vendedor estadounidense de mediana edad.
El hijo de Ed Bloom es el único que se niega a disfrutar de estas historias. No quiere fantasías, quiere la verdad. Cree que la vida de su padre no ha podido ser ni de lejos tan asombrosa, y quiere hechos. Pero, ¿cuál es la verdad? Según vaya investigando entre historia e historia, descubrirá que tal vez toda historia tiene algo de mito, algo de realidad, y que las cosas más normales pueden ser las más fantásticas según quien las vive.
Aunque no es la mejor película de Tim Burton, Big Fish es toda una experiencia: Divertida, fantástica, y capaz de hacernos dudar sobre cuales son los límites de lo posible. A fin de cuentas, la realidad no existe, es solamente un límite que nos autoimponemos, y Tim Burton juega extraordinariamente, como siempre, con esa posibilidad, creando una de las mejores películas fantásticas de los últimos años.
José Joaquín Rodríguez
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