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El cónsul PerlascaCine clásico y actual
Pantalla de Sueños

El cónsul Perlasca
Alberto Negrin

Título original: Perlasca, un eroe italiano
País y año: Italia-Hungría, 2002
Director: Alberto Negrin
Actores: Luca Zingaretti, Jérôme Anger, Amanda Sandrelli, Franco Castellano, Marco Bonini, Lorenzo Lavia, Elena Arvigo, Christiane Filangieri, György Cserhalmi, Jean François Garreaud, Dezsö Garas, Palle Granditsky, Alvaro Gradella, Giuliana Lojodice, Mathilda May
Productor: Carlo Degli Esposti y Anna Giolitti
Guión: Enrico Deaglio y Sandro Petraglia
Fotografía: Stefano Ricciotti
Música: Ennio Morricone

Finalmente ha llegado a un cine de Cádiz esta película, y aunque llega con casi tres años de retraso, y aunque supongo que se marchará con varias semanas de adelanto, no puedo dejar de recomendarles que la vean.

La película transcurre en los últimos días de la II Guerra Mundial, en Budapest. Allí encontramos al protagonista de la historia, Perlasca... Pero, ¿quién es Perlasca? ¿Es un comerciante, un agregado cultural, o el cónsul de España en la ciudad? ¿Es español o italiano? ¿Y qué hace en Budapest?

El cónsul Perlasca

Los continuos cambios de identidad, imprescindibles para hacerle sobrevivir en los últimos días de la guerra, llevarán a Giorgio Perlasca a representar una serie de papeles a cada cual más desesperados, hasta que en un intento último por salvar su vida y la de los judíos que se esconden en la abandonada embajada española, finja ser un diplomático español.

El acoso de los nazis alemanes y los colaboracionistas de Budapest, los bombardeos rusos, y el caos que genera la evacuación de los altos cargos de la ciudad no impiden que Perlasca recorra en su coche oficial las calles de la derruida ciudad, salvando a todos cuanto puede: judíos, supervivientes, personas en general.

El cónsul Perlasca

Similar, y a la vez totalmente distinta a El Pianista de Polanski, la historia nos ofrece a un personaje complejo (luchó en el bando nacional durante la guerra civil española), rodeado de un excelente plantel de secundarios, cada uno con sus pequeñas historias, que van evolucionando a lo largo de la película. Quizá porque sabemos que la historia fue real, quizá simplemente porque está muy bien contada, la película conmueve sin necesidad de enseñar imágenes crudas, sin recurrir a sensiblerías, mostrando simplemente lo que protagonista y secundarios encuentran en sus recorridos casi suicidas por la ciudad.

Al fina de la película se nos ofrece, además, imágenes reales de Perlasca, y unas cuantas líneas explicando qué pasó más allá de donde la película alcanza a mostar. Desgraciadamente, al listo de turno se le ocurrió que para qué poner una voz en off que nos contase qué ponía el texto, si a fin de cuentas es evidente que todos nosotros dominamos el italiano a las mil maravillas. Menos mal que el italiano no es muy difícil, y uno más o menos se entera de lo que pasó.

Ha llegado dos años tarde, casi tres, pero ha valido la pena...

José Joaquín Rodríguez

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