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El laberinto del faunoCine clásico y actual
Pantalla de Sueños

El laberinto del fauno
Guillermo del Toro

País y año: España-México, 2006
Director: Guillermo del Toro
Actores: Sergi López (Vidal), Maribel Verdú (Mercedes), Ivana Baquero (Ofelia), Álex Angulo (doctor), Ariadna Gil (Carmen), Doug Jones (fauno), César Bea (Serrano), Manuel Solo (Garcés), Roger Casamajor (Pedro)
Productor: Guillermo del Toro, Alfonso Cuarón, Álvaro Augustín, Bertha Navarro y Frida Torresblanco
Guión: Guillermo del Toro
Fotografía: Guillermo Navarro
Música: Javier Navarrete

Cosas de críos

En el momento en que escribo esta reseña quedan apenas unas horas para saber si El laberinto del fauno conseguirá alguno de los seis Oscar (TM, me encanta ponerlo) para los que ha sido nominada. Con todo, ya es revelador que esta historia a dos niveles, de héroes pequeños y villanos terribles, se haya convertido en la película española que más notoriedad ha alcanzado en la historia de los premios de la Academia norteamericana.

A pesar de que muchos no se hayan enterado todavía.

Confieso que fui a ver la película con reparos: no había salido  precisamente satisfecha de El espinazo del diablo, la primera película española de Del Toro, con la que El laberinto... coincide en varios aspectos. Tuve la inmensa fortuna de querer repetir, y me encontré con un relato de enorme fuerza narrativa, además de un dominio del efectismo visual que desgraciadamente escasea entre nuestros directores.

"En el quinto año de paz"

El reconocimiento internacional de El laberinto... (rebautizada como Pan's Labyrinth), y el olvido total de éste por parte de gran parte de los medios españoles, viene a recordarnos que, desgraciadamente, aún son mayoría quienes sentencian que el fantástico es sinónimo de evasión. Un buen modo de entretenerse mientras llega la letra de la hipoteca o si el colegio cierra por vacaciones. Cosas de niños.

Pan's LabyrinthY sin embargo, la película logra que emprendamos un viaje verdadero, no una fuga ni una evasión. Emprenderemos tal viaje acompañando a la niña Ofelia, escapando de un Aragón franquista, gris, siniestro y en guerrilla para encontrar otro mundo no menos terrible, no menos peligroso, pero donde al menos sentirnos nosotros mismos, vivos, enteros. 

Ofelia se ve obligada a acompañar a una madre agonizante y un padrastro equivalente a las peores madrastras de los cuentos de hadas. Pero escoge libremente entrar en El laberinto del fauno, y ser la única actriz de su destino. Como, tomando el relevo de la niña-princesa y no al revés, harán a su debido tiempo Mercedes, la otra heroína de esta historia, y su hermano Pedro, el maquis tirado al monte. El caballero, leñador y paladín de ese mundo "de arriba" que Ofelia y nosotros hemos elegido como falso. Porque que sea real no lo hace verdadero.

Vestir una fábula

El viaje de Ofelia entre los dos mundos que se cruzan en su vida no sería, precisamente, verdadero, de no haber sido por la maestría del guión del propio Del Toro. La historia de El laberinto... supera problemas que algunos detectamos en El espinazo del diablo, y toma de la base histórica de la narración, los primeros años de la dictadura y los maquis del monte, tan sólo los elementos necesarios para contar una fábula de carácter emotivo y personal; aunque, a la vez, enormemente simbólica de lo que tuvieron que vivir los que se vieron envueltos en aquel tiempo, las niñas como Ofelia, las mujeres como Mercedes y los médicos de pueblo.

El carácter de verdad y de fuerza vienen apoyados por un trabajo que en poco tiempo será, probablemente, reconocido por los premios emblemáticos del cine mundial. La fotografía de Guillermo Navarro, que otorga dos dimensiones de textura y color a los dos mundos: gris para el falso, rojo y oro para el Reino verdadero. La dirección artística de Eugenio Caballero y su equipo consigue que nos creamos el bosque aragonés tanto como las galerías donde los demonios acechan a la princesa en enaguas. Y, por último, la inquietante y emotiva banda sonora de Javier Navarrete, que no ha sido lo bastante reconocida en esta historia, quizá porque en esa discreción radica la brillantez de su trabajo.

Y sin embargo, nos encontramos de nuevo con la expectación fuera de España y el silencio dentro de ella. La película de Del Toro no necesita ser reivindicada porque ya lo ha sido: de ello dan cuenta sus ventas internacionales además de los premios. Pero es justo que aquí empecemos a preguntar bien alto el por qué de ese silencio, para las películas que vengan detrás.

Del Toro ha vuelto a demostrar lo que unos cuantos (pronto unos muchos) sabemos: que la fantasía es un medio viable para contar temas que otros considerarían agotados, dotándoles además de una nueva perspectiva. Pero también un género capaz de interesar de por sí: una carta de derecho a encontrar nuestro cuarto propio, nuestra visión personal y única del mundo.

Y se confirma

La fotografía de Guillermo Navarro, la dirección artística y a la par, el maquillaje, fueron reconocidos por la fiesta del cine como lo habían sido por esta espectadora. Haber logrado un premio de la Academia para la dirección y el guión de Guillermo del Toro habría sido otro hito en la historia del cine fantástico: un "a ver-si-de-ésta-se-enteran" más. Pero, principalmente, quizá habrían servido más a los medios generalistas españoles, para los cuales la edición de los Oscar (TM) 2007, donde más profesionales españoles han competido como finalistas, y han obtenido mayor número de galardones, ha sido poco más que una "Gran Decepción" llamada Penélope Cruz. Lo demás, a su juicio, parece seguir siendo cosa de críos.

Aránzazu Ferrero

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