Hay obras que desde el principio exigen una cierta complicidad al lector, novelas que proponen una irrealidad en todo punto inaceptable, pero que una vez desarrollada sirve como vehículo a ideas algunas veces sorprendentes. Si se acepta el juego, siempre contando con que el desarrollo logre huir de la monotonía, el resultado final puede ser altamente positivo. Camelot 30K es una novela que se queda a medio camino entre las anteriores premisas: propone un extraño divertimento que resulta aburrido en algunos tramos, y que si por un lado es propio de la fantasía heroica, por otro viene envuelto en ideas netamente científicas.
Continuando con su costumbre de dar vida a exóticas especies alienígenas en situaciones extremas, Robert L. Forward imagina aquí una civilización -los keracks- cuyo origen se encuentra en un "cometoide" situado en los límites del sistema solar, conocido por sus habitantes como Hielo, cuya temperatura en superficie ronda los 30 grados sobre el cero absoluto. Forward, fiel a su vocación de escritor de ciencia-ficción dura, se vuelca con supuesta solvencia en la descripción fisiológica de unas formas de vida inteligentes totalmente adaptadas al medio, y para demostrar que es esa cuestión la que en realidad acapara su interés, deja los componentes sociológicos de esta original especie en manos de la complicidad del lector, creando un híbrido de fantasía y hard que cuanto menos resulta chocante.
Con un comienzo que recuerda mucho al premiado cuento "Ojos de ambar" de Joan D. Vinge, la narración pronto se torna meramente descriptiva. En un entorno medieval, los habitantes de una de las ciudades keracks, Camalor, dejarán en manos de su "maga" oficial, Merlene, la responsabilidad de actuar como anfitriona ante los visitantes humanos, mientras los demás se dedican a guerrear a las órdenes de sus líderes militares, un tal Morded entre ellos. Nombres de evidentes reminiscencias artúricas cuyo origen en la narración ni se aclara ni sorprende a los terrestres protagonistas cuando se dan cuenta de ello, a eso de mitad de libro. Juntos, Merlene y nuestros representantes irán descubriendo el escondido secreto que amenaza a la ciudad de Camalor y especialmente a sus habitantes.
Los primeros dos tercios de novela contemplan una inacabable sucesión de descripciones de la extraña especie, su constitución y sus modos de vida. Con mayor profusión de tramos aburridos que amenos, la acción es casi inexistente, y lo narrado a lo largo de las páginas es una tediosa y modernizada versión conjunta de Alicia en el País de las Maravillas y Los viajes de Gulliver. Afortunadamente, en esta ocasión el esfuerzo tiene su recompensa, puesto que la conclusión de la novela, una imaginativa idea sobre la que está construida toda la trama del libro -verdadera parafernalia estructural montada para conducir a este sorprendente objetivo final-, es apoteósica. En una inesperada y refrescantemente pornográfica escena final, Forward logra su desaforado objetivo y apabulla al lector con una mezcla en la que el hard asume por vez primera su doble significado erótico-científico.
Si bien es cierto que este Camelot 30K (título en el que se detecta la influencia del famoso cómic Camelot 3000) adolece de dificultades para la ingestión, la digestión posterior se torna satisfactoria gracias a su desaforado final. Un extraño producto que mezcla géneros y que acaba donde algunos autores no osan aventurarse.
Santiago L. Moreno
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