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Mundos en el abismo
Mundos en el abismo
Juan Miguel Aguilera y Javier Redal
Col. Ciencia Ficción nº 68
Ultramar Editores, 1988

Decía un crítico famoso que el cine nunca ha de ser real, sino parecerlo. Esta máxima puede aplicarse, sin ser éste una película, al libro que nos ocupa, ya que su mayor defecto proviene de su transgresión. Y es que la búsqueda de la originalidad es una apuesta muy arriesgada, en la que el resultado final raras veces es recompensado con el éxito. Sin embargo, hay algo en este caso que lo convierte en especial, ya que la impresión que esta obra deja al final es, curiosamente, la contraria a la que se obtiene en principio. El hecho es que su gran defecto es también una de sus mayores virtudes.

Juan Miguel Aguilera y Javier Redal tratan de introducir al lector en un mundo sumamente atractivo por lo ajeno, por lo extraño de su lenguaje y terminología, pero en vez de buscar el camino de la orientación progresiva, apuestan por una inmersión sin escafandra, dejando a quien comienza la lectura abandonado en tierra extraña, sin más apoyo que sus propias ganas de seguir adelante. Decenas de "orientalismos" extraños desfilan en las primeras páginas del libro sin explicación alguna de su significado. El único apoyo para comprenderlos es un glosario que aparece al final del volumen, que estorba a la novela más de lo que la ayuda, y de cuya existencia no se tiene información previa. Así pues, sólo llegando al límite de las treinta primeras páginas comienza a aparecer la luz, más por un esfuerzo de atención que por aclaración escrita de lo anteriormente leído. Una relectura de éstas páginas iniciales logra por fin situar al lector donde debería haber estado sin tanto trabajo y colocarle en el umbral de una sensacional novela.

En Mundos en el abismo, tres facciones distintas -el Imperio, la Hermandad y la Utsarpini- combaten por el control del cúmulo globular de Akasa Puspa, lugar situado fuera de la galaxia y hogar de la Humanidad. Al intentar descifrar el misterio de una nave imperial destruida en circunstancias extrañas, un increíble descubrimiento llevará a los tripulantes de la Vijaya a viajar hasta un punto del límite en el que se encontrarán con su pasado.

Una novela en la que el space opera se da la mano con la mejor tradición del hard, con unos personajes sin fisuras y con un estilo narrativo realmente ameno y de gran enganche para el lector. En una sucesión de acontecimientos imparable, los recovecos de la política galáctica y una nada velada crítica a la religión dan el relevo a brillantes especulaciones científicas, en las cuales la ingeniería genética se mezcla con una tecnología de dimensiones gargantuescas para perseguir el siempre difícil sentido de la maravilla. Y de nuevo resulta curioso que, aún logrando despertarlo en parte, la acumulación de tan ingente número de inconmensurables artefactos llega a producir cierto embotamiento, no dejando quizás, al igual que le ocurre a los protagonistas, digerir en su justa medida las maravillas reflejadas, una por una. Esferas de Dyson, ascensores espaciales, anillos orbitales, Ramas encallados y criaturas gigantescas, entre un sinfín de fascinantes ideas, amarran al lector a partir de la mitad del libro, obligándole a seguir leyendo hasta el final.

Hay que agradecer que, saltándose la norma de la mayoría de novelas de ciencia-ficción hard, Mundos en el abismo sí tenga un final concreto, que si bien deja sitio a una clara continuación, es suficiente para sostenerse por sí mismo. Se explica claramente quiénes son los responsables de los gigantescos objetos, de las colosales presencias biológicas y qué hacen los humanos tan lejos de la Tierra. La única pregunta que queda en el aire se responde a sí misma en las páginas finales, las cuales, por cierto, podrían servir de comienzo al famoso Ciclo del Centro Galáctico de Gregory Benford.

Volviendo al principio, al concluir esta novela española de ciencia-ficción, se tiene la sensación de que la causa que en principio convierte en farragosas las primeras páginas proporciona al final una frescura a la ambientación de la historia que no habría sido posible de haber usado otro método. No hay que engañarse con esta trampa. Dune, de Frank Herbert, es una de las principales obras que ha dado el género, y sin embargo la multitud de términos exóticos que en ella aparecen tienen una constante explicación acerca de su significado.

En todo caso, Mundos en el abismo es una fabulosa novela de ciencia-ficción que, al margen de nacionalidades, debe figurar por derecho propio entre las mejores del género.

Santiago L. Moreno

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