[ portada ] [ reseñas ] [ opinión ] [ artículos ] [ editorial ] [ nosotros ]
La guerra de las salamandras Lecturas nostálgicas
2001: una odisea sentimental

La guerra de las salamandras
Karel Cápek
Título original: Vàlka s Mloky
Trad. José Diéguez
Col. Libro Joven de Bolsillo nº 22
Doncel, 1972

Compra este libro en
loslibros.com

Aquel verano yo pasaba las mañanas en la librería de mi padre. Interminables mañanas llenas del seco calor de Jaén. Como es lógico había muy poco movimiento, lo que dejaba mucho tiempo libre, tiempo que ocupaba en mi afición favorita, leer. Con toda una librería a mi disposición, leía los libros y luego los volvía a dejar en su sitio, siempre que no se estropeasen en el proceso. El mayor problema era elegir.

Con trece años mis gustos eran muy variados: aventuras, Guillermo el travieso, los Siete Secretos, Verne, Agata Christie, Salgari, Asimov... Pero a mediados de verano me había leído todo lo que teníamos de ellos, así que una mañana, mientras buscaba algo que echarme a la vista, mis ojos se posaron en un pequeño libro de tapas verdes y portada poco sugerente, pero que tenia un título curioso: La guerra de las salamandras. Cuando vi que el autor era checo estuve a punto de dejarlo de nuevo en la estantería (uno a esas edades no tiene cuerpo para cosas raras), pero al seguir leyendo el texto de la contraportada me dije, "Eh, esto parece ciencia-ficción", y decidí darle un tiento.

Empecé a leer el libro y no podía dar crédito a lo que leía: lugares exóticos, animales desconocidos e inteligentes, y una forma de contar la historia absolutamente nueva para mí. La acción avanzaba a saltos de recortes de la más distinta procedencia, incluso en distintos idiomas. Y luego el clímax: una guerra absolutamente espectacular, continentes desmontados, inundaciones, grandes desastres. Me leí el libro de un tirón. Era de lo mejor que había leído hasta entonces, pero presentí que el libro encerraba algo más que no había sido capaz de captar. Y por supuesto, me asegure que sufriese un pequeño desperfecto que me permitiese quedármelo, a pesar del enfado de mi padre.

Un par de años mas tarde y mientras veraneaba en un cortijo aislado de toda forma de civilización, me quedé sin nada nuevo que leer y de nuevo volví a fijarme en aquel pequeño volumen verde. La acción y la aventura que recordaba estaban aún allí, pero había una sorpresa. Al releerlo me di cuenta de que Cápek, escribiendo en el año 35, estaba identificando a las salamandras con los nazis, por ejemplo, al hablar de la necesidad que éstas tenían de un espacio vital. Incluso menciona a uno de sus caudillos como "un cabo de la anterior guerra". De repente, aquel libro me hizo ver que tras la acción se podía esconder algo más. Quizás fue el libro que me convirtió en un lector predominantemente de ciencia-ficción: sin él, seguramente hoy leería novela negra, o histórica o de aventuras, que las leo; pero sobre todo soy un lector de ciencia- ficción.

Desde entonces he leído muchos libros, pero pocos me han fascinado y sorprendido como lo hizo este vetusto libro, que a pesar de los años que han pasado por él, se sigue manteniendo fresco porque su mensaje sigue vigente. Mensaje que, como comprendí al fin y al cabo tras otras visitas al universo aquí mostrado, no es sino que una ambición excesiva, implícita en la naturaleza humana, nos lleva a grandes desastres. Como les ocurre a las salamandras cuando incurren en el inmenso error que en nuestra realidad un cabo de Bohemia iba a cometer poco después de la aparición de este libro.

Javier Romero


Archivo de 2001: una odisea sentimental
[ portada ] [ reseñas ] [ opinión ] [ artículos ] [ editorial ] [ nosotros ]