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Cuentos
Cuentos
José María Merino
Col. Castalia Didáctica nº 53
Ediciones Castalia, 2000

"La selección de los cuentos que figuran en esta antología se ha realizado atendiendo a dos razones: la primera, y más importante, obedece al objetivo de ofrecer muestras significativas de los asuntos y temas más recurrentes del género fantástico en la obra de José María Merino; la segunda, más subjetiva, obedece al criterio de valoración de quien realiza la antología". Estas son las palabras preliminares del recopilador del libro, Santos Alonso, que recogen su declaración de intenciones. Publicada hace un año, la actualidad de esta obra viene dada por la reciente edición en formato de bolsillo (en Punto de lectura) de sus cuentos completos 50 cuentos y una fábula, de 1997.

José María Merino despunta como autor completo que ha tocado tanto verso como prosa en sus más diversas formas; el hecho de que aparezca una antología de sus cuentos en una colección como Castalia Didáctica, orientada a los estudiantes de enseñanzas medias, no hace sino confirmar la aceptación y el aprecio que se le tiene a este leonés entre los sectores académicos.

Su escritura se revela como una libre de prejuicios. Sus relatos se encuadran dentro del género fantástico sin más etiquetas; sin más encajonamientos. Su concepción de la narración se sitúa en la línea que tomó la prosa a partir de 1975: entretener pero sin perder la calidad huyendo del experimentalismo. Es lógico, pues, que su estilo sea claro y equilibrado; sencillo pero con los formalismos necesarios para no ser ni ramplón ni demasiado retórico.

Merino usa los elementos fantásticos sin buscar una aparente renovación. En muchos de sus cuentos, los contenidos y formas no aportan nada nuevo, pero lo que sí consigue es actualizarlos. Los temas típicos aparecen situados en un marco cotidiano, tanto rural como urbano (con la excepción de "El desertor"), lo que provoca un acercamiento al lector y un agradable soplo de frescura. El misterio es una atmósfera constante que engloba unas historias interesantes y atractivas. Los elementos fantásticos se utilizan como medio y como fin. La trama es quien los pide.

Uno de los rasgos más característicos de estos cuentos es la interacción entre el paisaje y el argumento. Se da una gran importancia al marco como predisposición y prolepsis de algo extraordinario. Abundan las premoniciones y los símbolos que anticipan hechos sobrenaturales. Esto viene dado por la idea de que todo es imprescindible para que lo fantástico ocurra. Lo fantástico se configura así como una suma de elementos desencadenados; como un conjunto de acontecimientos que alteran la normalidad y generan un torbellino de irregularidades hasta llegar a su culminación (una aparición, un salto temporal...). No es algo aislado; responde a una visión totalizadora de la realidad fantástica donde desaparece la casualidad.

Y esto conlleva una estructura y una disposición de sucesos muy cuidada y estudiada, que cuenta, además, con la gran virtud de ser transparente, de no tapar la historia con su follaje. Saber hacer, que dirían, del buen contador de historias.

Otro rasgo sería la presencia del fenómeno del desdoblamiento y la propia figura del doble (tan borgiana); así como los juegos entre lo real, lo ficticio y lo que simula ser real. Aquí bebe tanto de Dick como de la larga tradición fantástica y metafísica que llega hasta Platón; y constituye uno de los puntales básicos (y más asentados) de las narraciones de Merino. Su particular tratamiento hace que sea un rasgo distintivo; que se configure como una de sus principales armas narrativas que otorgan a sus textos una identidad propia.

El tiempo y el recuerdo son también elementos importantes en la trama. Bien siendo el propio tema ("Bifurcaciones", "Imposibilidad de la memoria") o como reminiscencia romántica para evocar lo misterioso mediante el pasado remoto. Hay una especial insistencia en la añoranza del mundo infantil, presentada como simple evocación melancólica ("La casa de los dos portales") o como recuerdo que impulsa la vida ("El nacimiento en el desván").

La relación entre el mundo y la escritura, la brujería, las consecuencias del desencanto ideológico o las apariciones y desapariciones extrañas son otros de los temas de unas piezas de buen ritmo y gratificante lectura.

Como todas las ediciones de Castalia Didáctica, el texto va acompañado de un interesante estudio sobre el autor y de numerosos documentos, reseñas y declaraciones que nos ayudan a ver de una forma más global la obra del leonés. Al estar pensada para los alumnos de medias, peca muchas veces de ingenuidad, aunque incluye unos apuntes de reflexión adecuados a esas edades. Esto es especialmente relevante porque, recordemos, Merino es un autor vivo no muy conocido, y esto ayudará a que su talento se difunda y aprecie más.

En definitiva, esta antología sirve como antesala de una lectura a fondo de 50 cuentos..., y es una excelente forma de acercarse al universo de José María Merino: un buen escritor, compacto y preciso, pero, ante todo, un narrador de fantasía cautivador.

Alberto García-Teresa

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