En los últimos meses de 2001 Ángel Torres Quesada ha estado más que de moda en el mundo de la ciencia-ficción española. Es el autor que más ha publicado, manteniendo una amplia diferencia respecto a todos los demás. Su producción está teniendo salida en forma de cuentos, publicados en todos los fanzines y revistas del mercado, y de libros, ya sean de nueva hornada o reediciones en varias editoriales del género.
Una de sus últimas producciones, presentada en la HispaCon 2001, es Sombras en la eternidad.
Debemos recordar que este relato resultó ganador de la Beca Pepsi de novela que se concede en el marco de la Semana Negra de Gijón y que por tanto viene avalado por un premio ya conseguido, premio que curiosamente se concede a una idea y no al total de la obra, ya que la beca se concede a un bosquejo de guión primigenio a desarrollar en un año.
Ángel Torres Quesada es un profesional de la literatura como la copa de un pino. La experiencia y el oficio se notan sobradamente en sus escritos. A mi entender su estilo no ha sido nunca recargado, tal vez como consecuencia de su paso por las novelas de duro que exigían una escritura fácil y asequible. Suele ser conciso y concreto, sin incurrir en la desagradable tendencia a desbarrar narrando con rodeos inmensos o incluyendo descripciones infinitas que no hacen nada por la historia, pero que suelen ser últimamente moneda corriente (sobre todo en los autores anglosajones que cobran por palabra y que, como es lógico, no pierden ocasión de adjetivar y calificar hasta el infinito sus frases).
La novela que comentamos es de ágil lectura y no es en absoluto extensa, y eso, dados los tiempos que corren, es un punto a favor del autor.
La historia se enmarca dentro de varios de los temas preferidos por Torres. Uno de ellos es la historia, y en este caso se nos narran algunos pasajes del destino de los caballeros templarios. Es evidente que el autor se ha documentado ampliamente para desarrollar la trama, un trabajo que se refleja en todas sus últimas novelas y que quedó muy singularmente plasmado en Los vientos del olvido, con sus descripciones extrapoladas de lo que es una sociedad árabe. (Felicito desde aquí a Ángel por sus clarividentes dotes de observación al intuir la persecución a los musulmanes.)
El protagonista de Sombras en la eternidad es Diego Ardé, un historiador que sufre pérdidas de conciencia intermitentes que le hacen tener visiones de un remoto pasado en el cual los templarios, o la menos uno de ellos, Louis de Troyes, son los personajes principales. Se verá inmerso en un viaje de búsqueda de la verdad. Lo que siempre ha creído sobre la historia es cuestionado una y otra vez por todos y sobre todo por él. En este aspecto coincido con algún amigo en que es la mas dickiana de las novelas de Torres. La confusión del protagonista en su comportamiento, sin saber qué es cierto y qué no lo es, hace que el lector se pregunte qué es lo que está ocurriendo realmente. Por suerte, como era de su poner conociendo el carácter del autor, no nos deja con la más mínima duda. El final es claro y meridiano, y además supone una toma de postura sobre el tema de fondo que evidentemente no es el enigma templario, pero que no puede ser contado ya que supondría destruir totalmente para el lector la sorpresa que reserva este final. Lo que sí se puede contar es que Torres inserta aquí otro de sus temas predilectos, recurrente en sus últimos escritos: la religión. Aquí se trata desde un punto de vista que, si no es totalmente original, sí resulta de sumo interés para conocer su postura a este respecto. Como no podía ser de otra forma, nos confirma lo que piensa y expone públicamente en las listas de correo a las que pertenece o en las conversaciones que he podido mantener con él.
La novela podemos encuadrarla, siendo generosos, dentro del género de la ciencia-ficción. Es obvio que existe una interpretación en clave de ficción científica que se nos expone claramente, pero si prescindiéramos de ésta podríamos haberla definido dentro de cualquier otro género. Participa asimismo de las claves de la novela policiaca o de investigación, ya que el protagonista trata de averiguar la verdad reuniendo pruebas empíricas en el más puro estilo de la novela negra. Y por supuesto podría ser perfectamente una novela mainstream, o sea, de la literatura en general y no de género. Es seguro que de haber sido firmada por, digamos, un Arturo Pérez-Reverte, se habría convertido en un best seller que habría reportado fama y fortuna al autor. El "problema" es que ha sido publicado en una editorial digna aunque lamentablemente minoritaria.
Sombras en la eternidad es, resumiendo, una de las novelas más reflexivas y serias de este autor, que se aleja de sus mundos maravillosos del Orden Estelar o de la gamberrada pura y dura de Los sicarios de Dios y que resulta una lectura muy interesante.
Alfonso J. Merelo
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