En consonancia con su política editorial, PulpEdiciones nos presenta esta obra de uno de los mejores escritores del pulp. Sin ser su mejor obra (al menos me parecen superiores La nave de Ishtar y ¡Arde, bruja, arde!), se trata de un libro ameno y con un ritmo trepidante.
El libro empieza como un relato de horror sobrenatural muy al gusto de la época para después convertirse en un relato de aventuras que, como se comenta en el prólogo, recuerda a Las minas del Rey Salomón, y en el que los protagonistas se lanzan a la exploración de un mundo perdido y se verán envueltos en una trama repleta de intrigas, luchas sin cuartel y criaturas sobrenaturales. Aunque los personajes no dejan de ser arquetipos (el aventurero, la princesa, el científico, la mujer fatalm etc.), Merritt consigue por momentos dotarles de cierta personalidad, especialmente en el caso del doctor Goodwin, que hace que se les tome cierto aprecio. Otro aspecto a destacar es el ligero erotismo de la historia, en la que parece que al autor se recrea en la descripción de las heroínas semidesnudas que aparecen en la obra. Pero quizás lo más interesante sea el aspecto de proto-SF que hace que Merritt intente mostrarnos que todo cuando se ve tiene una explicación que se sugiere que es más científica que mágica. También es de agradecer el ingenioso método que se emplea para evitarnos farragosas explicaciones que además habrían hecho que la novela envejeciera peor de lo que lo ha hecho. Como apunte histórico es de destacar la lograda ambientación y la descripción de un entorno que nos demuestra que Lovecraft se inventó muchas menos cosas de lo que se cree.
Dicho todo esto, es mejor no olvidar que, como se ha dicho, se trata de una novela pulp, y es probable que, aunque tenga un nivel superior a la media, sólo le guste a los aficionados a este tipo de material. Al igual que el resto de lo publicado en este subgénero, presenta una serie de características habituales tales como el racismo, situaciones inverosímiles, la mencionada limitación en la caracterización de los personajes y la redundancia en las descripciones, llegando al extremo de que algunos personajes repiten su retrato cada vez que aparecen. Por otra parte, el cambio de estilo entre el prólogo y el cuerpo principal de la obra es demasiado brusco. Esta brusquedad hace que cueste un poco meterse en la obra, aunque una vez que se coge el ritmo se devora hasta el final.
En cuanto a esta edición, pese a algunos fallos menores en la maquetación, está bastante lograda, con un tipo de letra agradable y una buena encuadernación. Respecto a la traducción, es correcta, pero tiene el inconveniente de que al solventar el principal problema (el hecho de que diferentes personajes hablen con distintos acentos) se han empleado excesivos modismos actuales.
En resumen, se trata de un libro muy recomendable para los aficionados al subgénero, y resulta una buena introducción a él.
Alberto Martín de Hijas Liste
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