[ portada ] [ reseñas ] [ opinión ] [ artículos ] [ editorial ] [ nosotros ]
La mano izquierda de la oscuridad
La mano izquierda de la oscuridad
Ursula K. Le Guin
Título original: The Left Hand of Darkness
Trad. Francisco Abelenda
Minotauro, 2002

Ursula K. Le Guin pertenece al escaso número de escritores de ciencia-ficción que han obtenido la consideración de la crítica literaria fuera del género. Ello se debe a un rico estilo narrativo y, sobre todo, al uso que hace de la cf como herramienta especulativa de alto nivel. "Toda ficción es metafórica", dice Le Guin. "Lo que diferencia a la cf de las otras viejas formas de ficción es el uso de nuevas metáforas." Toda su obra evidencia la fidelidad de la autora a este principio. Le Guin utiliza sus numerosos cuentos y novelas no como un simple entretenimiento, sino como vehículo con el que hacer llegar al público sus inquietudes en los terrenos social y humano. Así, las novelas del Ecumen, a las que pertenece La mano izquierda de la oscuridad, no son más que trasposiciones de los problemas reales que alberga nuestra sociedad a mundos imaginarios convertidos en lugar de estudio donde desarrollar esas nuevas metáforas.

En este caso, ese mundo es Gueden, llamado Invierno por los ecúmenos debido al gélido clima que soporta. Hasta allí llega Genly Ai, enviado con el propósito de contactar con sus habitantes y proponerles unirse a una liga de planetas de carácter humanista conocida como el Ecumen. Los guedenianos tienen una particularidad que los hace únicos: son hermafroditas, y adoptan uno u otro sexo exclusivamente en la época de celo, denominada kemmer. Ai contacta sucesivamente con las dos grandes naciones de Gueden, y acaba siendo utilizado y perseguido por ambas. Ayudado por Estraven, un ex alto cargo exiliado, logrará huir hacia los helados desiertos del norte. En la esforzada travesía se producirá finalmente la mutua comprensión de los dos individuos, representante cada uno de sus respectivos modelos sociales.

El lector acompaña al protagonista en ese largo camino hacia la aceptación de una sociedad ajena y diferente. De las intrigas políticas y palaciegas de Karhide a la distopía burocrática de Orgoreyn, y finalmente a la forzada fuga a través de los hielos. Es en esta última parte donde el estilo de Le Guin luce de forma definitiva. La travesía de Estraven y Ai entronca directamente con la mejor literatura de viajes polares. La larga lucha por la supervivencia en tan duras condiciones y la correspondiente proximidad humana, junto con el uso alternativo por parte de la autora de la narración en primera persona, hacen comprensible el inevitable acercamiento entre los dos personajes principales y sus causas.

En breves capítulos, intercalados con la acción y ajenos a ella, se van conociendo detalles importantes de los guedenianos a través de sus leyendas. La sociedad guedeniana carece de diferenciación “real” de sexos, así como de instinto sexual continuo. De ello resulta una falta de pasión (el paralelismo con la gelidez del planeta está magníficamente plasmado) cuyas consecuencias se traducen en una cierta laxitud evolutiva social y cultural y un total desconocimiento de la guerra. Un principio causa-efecto algo discutible, quizás una visión en exceso parcial de las posibles consecuencias alternativas.

En todo caso, asuntos menores al lado del verdadero objetivo de Le Guin. La metáfora de la escritora invita a calibrar desde una nueva perspectiva la importancia que en nuestra sociedad ha tenido y tiene la división hombre/mujer y el instinto sexual. Un interesante estudio acerca de la asunción de roles y lo que esto supone en la construcción de la civilización misma, tal como la conocemos. Una novela con un claro mensaje: la diferencia entre sexos sólo existe en los ojos del que mira. Dos sexos distintos un solo ser. ¿Están ustedes de acuerdo?

Santiago L. Moreno

[ portada ] [ reseñas ] [ opinión ] [ artículos ] [ editorial ] [ nosotros ]