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El prestigio
El prestigio
Christopher Priest
Título original: The Prestige
Trad. Franca Borsani
Minotauro, 2002

Alfred Borden y Rupert Angier son dos ilusionistas de finales del siglo XIX en busca de la fama mundial enfrentados por un secreto que tiene que ver con la teleportación y que llevará la rivalidad entre las familias de ambos hasta nuestros días. Con esta premisa, Christopher Priest construye una de las novelas más cautivadoras de los últimos años. Su inmersión en el mundo de la prestidigitación atrapa desde el primer momento, y la capacidad del autor para dar vuelta tras vuelta de tuerca hace que el lector no llegue a saber lo que ocurre prácticamente hasta el final lo que, lejos de ser un problema, es una de las principales bazas de esta novela ganadora del Premio Mundial de Fantasía, que consigue ser uno de esos libros en los que uno se ve incapaz de dejar de leer hasta llegar a descubrir el misterio.

Otras de las virtudes del señor Priest que se ponen de manifiesto en esta novela son, por un lado, el escapar de ese vicio tan común en los escritores anglosajones de la actualidad que es el exceso de páginas y, por otro, la capacidad para introducirse de lleno en el universo del ilusionismo, al que nos transporta completamente con una encomiable economía de medios y sin recurrir al manido Houdini, que es lo que suelen hacer los anglosajones cuando se aproximan al mundillo de la magia en la época que nos ocupa, lo que es de agradecer visto lo visto en los últimos tiempos.

A destacar también la mezcla de géneros que encontramos y que hace difícil la catalogación de la novela: desde elementos steampunk como la aparición del profesor Tesla que, por otra parte, es lo menos original de la novela, dado que aparece frecuentemente en relacionado con la teleportación en otros lugares (la mayoría de las obras en torno al famoso "Experimento Filadelfia", por ejemplo); hasta algunos de los más conocidos recursos utilizados en las novelas de misterio y que no voy a descubrir aquí en estos momentos para no matarles la historia, sin olvidarse del hecho de que la obra nos va a traer a la mente otras aproximaciones al tema de la teleportación como la cinematográfica (La mosca), o de la estructura en forma de diarios que consiguen una gran fluidez en la narración y que recuerda a otras grandes novelas como Drácula sin desmerecer en absoluto (yo diría incluso que llegando a estar a la par) gracias a la eficiencia de Priest como narrador. Todo ello mezclado con una habilidad impresionante y contado con una frescura que nos hace olvidar por un momento el saco de dragonadas, vampiros mariquitas y Cthulhus que nos rodean por doquier.

Nos encontramos, en fin, ante una obra de las que podremos hablar si sonrojarnos a futuras generaciones de adictos a eso que llaman "el fantástico" y que, bien mirado, podría resumir como digo varios de los acercamientos posibles al mundo de la maravilla y el "qué hubiera pasado si..." aderezada además por una brillante edición, de esas que únicamente Minotauro es capaz de ofrecernos con continuidad.

José Antonio del Valle

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