En demasiadas ocasiones obviamos a Carlos Castrosín cuando se enumera a los mejores escritores del género en España. Es algo que quizá debería cambiar por la fuerza de los hechos: por contra, sí citamos a escritores que, por desgracia, ya no escriben cf, y si tenemos mala suerte no volverán a hacerlo. Castrosín, entre tanto, lleva ya diez años trabajando tranquilamente, produciendo obras siempre de una calidad media interesante y generando una bibliografía que a estas alturas es de cuatro libros y pronto será de cinco.
Hay tres razones por las que Castrosín es olvidado. La primera, que es un hombre discreto, una persona muy agradable pero que no se vende ni bien ni mal; no está en listas de correo, no tiene página web ni nada similar. La segunda, que escribe un tipo de cf que no se estila para conseguir fans que canten sus alabanzas en su lugar; trabaja cuidadosamente obras no especialmente fáciles, con temáticas muy diversas pero bajo la común aspiración de la calidad y el riesgo, en busca de su propia diversión al escribir. Y la tercera, que todavía no ha producido una obra lo suficientemente contundente como para merecer un consenso unánime.
Esta Cinco días antes puede considerarse hasta el momento como su más afinado intento en ese sentido. En buena medida, porque se acerca a las temáticas con las que Castrosín consiguió hasta el momento sus logros más interesantes como cuentista: escenario en futuro cercano, distopía, aromas de autores como Philip K. Dick o J.G. Ballard. Aunque este último resulte en este caso tan obvio como bautizar al protagonista con el nombre del escritor inglés.
Nuestro Ballard acaba de salir del hospital, donde pasó meses recuperándose del impacto de una bomba. Es un inspector de policía al que el presidente de la diputación de Alicante le encomienda investigar un caso de corrupción en Supra Beni, un gigantesco edificio, todo un mundo de cristal a la manera de Silverberg, que se ha convertido en el principal punto de referencia de la costa mediterránea tanto para el turismo como para las mafias.
No queda del todo especificado por qué Ballard recibe ese encargo; fue un buen policía, pero apenas recuerda siquiera su vida antes de la explosión, ni siquiera el rostro de la mujer con la que vivía o la naturaleza exacta de sus adicciones a diferentes drogas. En cualquier caso, Ballard va demostrando con el paso de las páginas que pese a su naturaleza reflexiva -qué esperar de alguien llamado Jaime Ballard- es también todo un hombre de acción.
En realidad, el misterio de la novela resulta bastante transparente. Donde Castrosín se hace fuerte es, sobre todo, en la cuidadosa ambientación. Supra Beni se nos describe con exhaustivo detalle y resulta un entorno cargado de fuerza, a la manera de las ruinosas construcciones ballardianas del Mediterráneo en sus obras más recientes. El protagonista y los personajes que van cobrando relevancia se mueven en ese entorno con una mezcla muy contemporánea de satisfacción y desesperanza, de maravilla y alienación. Por ello, y por el hecho de que su temática refiere a un pasado mañana inmediato, quizá Castrosín debería aspirar a la edición de Cinco días antes en otra editorial de carácter profesional, posiblemente de fuera de género.
Para ello, previamente el autor quizá debiera desbastar algunos detalles que en cambio tiran hacia debajo de la novela; clichés de género como el hecho sistemático de que cada mujer que aparece sea calificada como pechugona, de busto generoso etc. O que los momentos de acción degeneren en cada ocasión en escenas de una truculencia exacerbada, no justificada por el entorno -duro, pero no sádico- en el que se desarrolla la narración. O pequeños defectos formales molestos como seguir a los personajes en cada paso, incluyendo comidas y cenas que llegan apenas tres páginas después sin paso de tiempo suficiente entre medias, en vez de optar por elipsis que aligerarían el libro de un pequeño exceso de páginas.
En suma, aunque de agradable lectura, Cinco días antes todavía no es la obra que colocará a Castrosín en el listado de los cinco o seis mejores escritores españoles de cf. Pero la sensación de que esa obra llegará se acrecienta aún más.
Julián Díez
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