[ portada ] [ reseñas ] [ opinión ] [ artículos ] [ editorial ] [ nosotros ]
La canción de Cazarrabo
La canción de Cazarrabo
Tad Williams
Título original: Tailchaser's Song
Trad. María Eugenia Ciocchini
Col. Fantasía Épica
Timun Mas, 1992

Una joyita literaria para leer, a ser posible, en compañía de tus gatitos más queridos.

Sabía yo de este libro desde mucho antes de adoptar a Mei y Totoro (felinos de calle, bastardos y mestizos de pura cepa). Pero por entonces no era más que una rareza en mi listado de fantasías pendientes. Según me contaban versaba de un gato a quien secuestran la novia. Animalitos que hablan, pero sin llegar a ser El gato con botas ni cualquier historia infantil al estilo Disney.

Pasado el tiempo, habituado ya a mi felina paternidad, mi reencuentro con La canción de Cazarrabo fue del todo casual. Un hermoso y lozano gato negro me esperaba en la portada del libro. Él, sentado sobre un muro con ese porte tan felino que convierte lo casual en sublime, clavó sus dorados ojos en mí. No había escapatoria, compré el libro presto a compartirlo con mis niños.

Se trata de un libro que transpira fantasía al estilo de Los gnomos (Will Huygen, Montena-Grijalbo Mondadori, 1983). De la misma forma que por entonces casi aceptábamos como algo natural la existencia de gnomos escondiditos tras los setos de cualquier jardín, Tad Williams nos cambia sutilmente la visión que tenemos de nuestros bigotudos compañeros. Nos hace creer que los gatitos no se limitan a intercambiarse maullidos, ronroneos y demás ruiditos, sino que realmente cantan y hablan. Si no les entendemos es nuestro problema, a no ser que echemos mano del glosario de términos gatunos que el autor documenta en el apéndice del libro, “El Canto”.

Tras un prólogo donde nos narra la creación del mundo al más puro estilo de J.R.R.Tolkien en El Silmarillion, pero bajo el prisma de los gatos, llegamos a conocer al protagonista de la historia. Fritti Cazarrabo es un adorable gatito color crema, un pelín más oscuro quizás, con una estrellita blanca en la cara. Un día descubre que su amada Pata Suave ha desaparecido en extrañas circunstancias. Otros gatitos han desaparecido y nadie, ni los más sabios de la Comunidad, le ven solución al misterio. Así que Fritti emprende la que será la aventura de su vida: caminar hasta el Primer Hogar, donde vive la Reina de los gatos junto a toda su corte.

El viaje comienza en la pura cotidianidad, la población de gatitos de lo que es una simple y vulgar ciudad de humanos. De ahí, a medida que se aleja del mundo que conoce nos sumerje en un mundo cada vez más fantástico, mostrándonos las peculiares relaciones entre los gatos y seres como los “chillones” (ratoncitos) o los “grandullones” (extrañas criaturas sin pelo ni cola condenadas a caminar sólo con dos patas).

Empezamos así a compartir su forma de ver el mundo, a rememorar junta a él las leyendas con que los gatos se explican cosas como por qué no tenemos cola los “grandullones” o por qué la Comunidad evita el agua. Caminamos junto a leyendas vivas como los Caminantes Primigenios (reflejo gatuno de los Montaraces, otra vez de Tolkien) con quien comparte Fritti buena parte del camino, y experimentamos el más profundo de los pavores ante el casi apocalíptico desenlace con el que Tad Williams muy bien podría estar homenajeando al mismísimo H.P. Lovecraft.

Una obra, en definitiva, que roza la maravilla. Imprescindible sin duda para los que amamos a los gatos y recomendable para todo aficionado a lo fantástico, a la que no puedo encontrar más fallo que la portada, pues aquel gatote que desde la portada me sedujo no es nuestro ya querido Fritti.

Juan Vicente Mañanas Abad

[ portada ] [ reseñas ] [ opinión ] [ artículos ] [ editorial ] [ nosotros ]