Declara es la mejor novela de Tim Powers de los últimos tiempos. Desde la celebérrima Las puertas de Anubis, su primera novela y la que le dio fama, Powers ha publicado un rosario de novelas no totalmente exitosas, que aunque se han vendido muy bien se perdían en sus propias complejidades y en los giros tortuosos de sus tramas. Novelas hinchadas la mayoría, con un exceso de páginas y situaciones, que desdibujaban unas ideas y personajes siempre interesantes. En Declara, Powers parece centrarse, y aunque la novela no es todo lo redonda que podría ser, agarrarse a unos pocos personajes centrales y a un género tan concreto como es el de espías parece contener sus típicas divagaciones.
Andrew Hale, el protagonista de Declara, es un participante del Gran Juego, un graduado de Oxford que ejerce como anónimo profesor. Reclutado cuando no era más que un niño por una de los más secretas agencias del espionaje británico, Hale se unió como agente doble al Partido Comunista, y fue miembro de una de sus células en el París ocupado de la Segunda Guerra Mundial. Allí fue donde conoció al amor de su vida, su compañera de célula Elena Ceniza-Bendiga, y fue introducido en los elementos sobrenaturales presentes en los niveles más altos del espionaje internacional. Estos elementos sobrenaturales marcarán su carrera, hasta que una desastrosa misión en el Monte Ararat le llevará al retiro en 1948. Ahora, en el año 1963, Hale es llamado de nuevo al servicio activo, y descubre que la Operación Declara ha sido reabierta y que debe completar lo que empezó décadas atrás.
Los elementos con los que juega Powers son fascinantes: por un lado el mundo del espionaje después de la Segunda Guerra Mundial, con sus espías dobles, los agencias que aparecen y desaparecen, los ideales traicionados, y por otro la mitología cristiana y musulmana, ángeles y djinns de naturaleza incomprensible y mucho más que humana, dioses y monstruos con sabor a los Cthulhu y Yog-Sothoth de Lovecraft.
El fuerte de Powers siempre ha sido la irrupción de elementos fantásticos en el mundo cotidiano, y en esta novela vuelve a realizar sus trucos de forma magistral. El lector no sólo se cree todos los hechos fantásticos e inventados entremezclados con la verdadera historia del espionaje y la politica europeas de las décadas de los cuarenta a los sesenta, sino que no puede ni siquiera dejar de creer que los hechos ocurrieron realmente así.
Inevitablemente, dada la complejidad de la trama que maneja, Powers pierde algunos hilos de su intrincada madeja. O mejor dicho, mantiene unos axiomas a partir de los cuales desarrolla toda la novela. ¿Por qué el servicio secreto quiere destruir a los djinns? ¿Qué bien le hace su espíritu protector a Rusia? Éstas, y algunas más, son preguntas que Powers nunca se molesta a responder, y que dejan al lector con dudas que nunca serán satisfechas.
Declara, en resumen, no es un thriller de espías enmascarado como fantasía ni una novela fantástica enmascarada como un thriller de espías, es una mezcla perfecta de elementos que debe tanto a las novelas de Smiley de John Le Carré como a los relatos de Lovecraft, consiguiendo un fusión fascinante y, en definitiva, una de las mejores novelas de los últimos tiempos. Muy recomendable.
Rafael Muñoz Vega
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