Nos encontramos con la primera novela de la serie de las aventuras de Geralt de Rivia, el brujo blanco. Hasta ahora su autor, el polacoAndrzej Sapkowski, nos había dado historias en forma de pinceladas mediante series de relatos con más o menos unión, en las que iban apareciendo detalles de los avatares y personalidad de nuestro héroe, pero en ningún caso se había intentado todavía una visión más global en una novela. Esto último es lo que se nos propone en La sangre de los elfos, que además resulta la primera novela de una serie que parece importante, pues la historia que se nos cuenta no se cierra en este volumen y resulta casi un gran capítulo introductorio para posteriores aventuras.
Curiosamente, este libro no está focalizado en el héroe de la serie, sino en un personaje que apareció en los últimos relatos del anterior libro del autor, La espada del destino, la pequeña Cirilla de Cintra. A lo largo de esta novela veremos cómo este personaje va tomando una importancia cada vez mayor, y de alguna forma será el epicentro de la gran historia que se va formando. De esta forma, la novela se convierte por una parte en la descripción de la formación de Cirilla, en su crecimiento como mujer y como maga, y por otra parte se nos van dando indicios de la gran historia que se está fraguando, y en la que nuestros protagonistas no dejan de ser peones de un gran juego, que se nos va desvelando con el transcurso de la novela.
Pero como en los libros anteriores, hay más. Está la historia de nuestro héroe Geralt, que tanto en su vertiente de brujo como de hombre nos va dando cada vez más muestras de su extraordinaria personalidad. No nos faltan ejemplos de la tortuosa historia de amor entre el brujo y la hechicera Yennefer, aunque en este libro no se encuentran juntos en ningún momento, y todo resulta de evocaciones y sentimientos lejanos.
Sapkowski, además, nos da un mundo de fantasía muy singular, distinto a otras propuestas de este género, que entre su peculiar visión de un mundo propio y el uso de un lenguaje poco habitual en la fantasía, hace aparecer ante nosotros una propuesta literaria de gran nivel. Como en los libros anteriores, esto resulta reforzado por la novedosa traducción, que mezclando lenguaje moderno y antiguo recrea mediante la palabra un mundo hasta ahora desconocido. Esta peculiar versión de un mundo de fantasía la encontramos también en sus propuestas y actitudes, que cuando menos resultan chocantes. Por ejemplo, que durante el entrenamiento de Ciri, su maestra le diga sobre la fuerza de la magia:
"No debes debilitar tu concentración y permitir que la energía se escape por sí misma. Mi Maestra solía decir que dejar salir la fuerza debe resultar como si te tiraras un pedo en una sala de baile: delicadamente, moderadamente y bajo control. Y de tal modo que los que te rodean no se den cuenta que eres tú. ¿Entiendes?"
Después de leer un párrafo como éste, no podemos evitar pensar que nos encontramos con un libro ciertamente peculiar y de gran calado, que fascina y engancha desde la primera línea.
J.M. Sánchez
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