En el año 1212, que en nuestro país es recordado por la batalla de las Navas de Tolosa, un extraño movimiento surgió entre los niños y adolescentes de Francia y Alemania. Animados por la idea de que donde no había triunfado la fuerza de las armas triunfarían la fuerza de la fe y la pureza de los niños, miles de ellos abandonaron sus hogares para dirigirse en peregrinación a Jerusalén. La historia terminó con la muerte de la mayoría en el camino por hambre o por la furia de los habitantes de las regiones que atravesaron como plaga de langosta y, finalmente, con la venta del resto de ellos a mercaderes de esclavos del norte de África por comerciantes sin escrúpulos de Marsella, dando lugar a uno de los episodios más tristes y peor conocidos de la historia de la Edad Media.
Este es el escenario escogido por Peter Berling para su nueva novela tras el éxito de la serie de los Hijos del Grial. La novela comienza en 1221 en Madhia, una recóndita fortaleza de Túnez administrada por Kazar al-Mansur, quien siente la necesidad de contar a su hijo Karim la historia de su madre muerta durante el parto, Melusina de Cailhac. Para ello reúne en su fortaleza a un heterogéneo grupo de personajes que la conocieron y acompañaron en las peripecias que la llevaron nueve años atrás desde su hogar arrasado por la cruzada contra los cátaros en el sur de Francia hasta el nido de piratas que es Madhia.
Su misión será reflejar en una crónica la historia de la cruzada de los niños. El más importante de ellos es el alemán Rick Van de Bovenkamp, preceptor de Karim y, en su día, caballero teutónico enamorado de la bella Melusina, a la que no dudó en seguir en su viaje a Jerusalén. Por ellos conocemos la historia de Esteban, el pastor iluminado que inicia la cruzada y arrastra a todos los demás a un viaje sin retorno para la mayoría. Al mismo tiempo, el relato va dejando entrever a los verdaderos instigadores de la cruzada y sus ocultas razones en la época en la que ésta se produjo, así como sus consecuencias posteriores. Pero además, según se va difundiendo la noticia de lo que pretende Kazar al-Mansur, van apareciendo personajes del pasado con idea de ayudar en la escritura de la crónica, o de impedirla, dado que ésta puede arrojar luz sobre el pasado de alguno de ellos.
Todo ello acaba formando un complejo mosaico que tiene como hilo conductor la redacción del relato sobre la cruzada y en el que se mezclan historias de amor (que tienen siempre como objeto a Melusina de Cailhac) con intrigas palaciegas (muy a la manera de Dumas en Los tres mosqueteros) en las cortes del emperador Federico Hohenstaufen y el sultán egipcio al-Kamil, dos personajes atípicos por su tolerancia que les hace enfrentarse a las ansias de guerra contra el infiel de sus respectivas jerarquías religiosas.
Para mí, la lectura de este libro ha significado el descubrimiento de un autor capaz de crear una historia entretenida sin dejar de ser fiel a los hechos, que explica éstos con todo detalle, pero envolviéndolos tan bien en aventura e intriga, que se lee sin darse uno cuenta y deja con ganas de más. En un momento en que la novela histórica parece ser uno de los géneros de moda, resulta siempre grato descubrir a un autor que no intenta tapar sus carencias como escritor metiéndonos de tapadillo una tesis doctoral sobre su época favorita, y que, a la vez, es capaz de investigar los hechos y crear una estupenda obra de ficción con sus teorías.
Eso sí, me gustaría saber en qué momento los libros cruzaron el punto de no retorno de los 18 euros, o las 3.000 ptas de las de antes, que los convierten en verdaderos artículos de lujo y que me harán buscar mi próximo libro de Peter Berling en formato de bolsillo, que no está el horno para bollos.
José Antonio del Valle
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