Coincidente con la moratoria convocada por la industria pornográfica norteamericana, en paro precautorio de dos meses debido al resultado positivo de un test de VIH realizado al actor Darren James, se publica la biografía de nuestro principal representante en el hardcore internacional. Mientras el denostado género logra por una vez la atención de todo tipo de público debido a la evolución del "caso James", que a estas alturas ya ha dejado un balance de tres actrices infectadas, en este libro, que desarrolla la obra y milagros (algunas de las escenas descritas sólo pueden calificarse como tales) de una de las figuras mundiales del porno, y cuyos derechos de autor han sido cedidos al CESIDA, sólo se dedica un pequeño párrafo a la opinión que le merece el virus del SIDA a su protagonista. Es un ejemplo de la escasa profundidad que alcanza el texto. A pesar de lo interesante de la vida de Ignacio Jordá, auténtico nombre de Nacho Vidal, el libro se queda en lo anecdótico, en las proezas y barbaridades sexuales del biografiado y en profusas descripciones de eso que en la industria llaman rough sex, no apto para feministas. De lo que se mueve dentro de la industria, del factor humano, apenas se dejan entrever detalles.
Que nadie espere, pues, encontrarse con un texto inquisitorio sobre lo que acontece entre las bambalinas del lucrativo, oscuro y siempre atractivo negocio. Lejos de intelectuales inmersiones en el mundillo, como por ejemplo las realizadas en la película Boogie Nights, de Paul Thomas Anderson, o en el interesante artículo sobre la violencia en el cine porno escrito por Martin Amis y titulado A Rough Trade, el libro del periodista David Barba se mueve más por los derroteros de la hagiografía inversa que por los del sesudo estudio indagatorio.
La mitad del libro lo ocupan la infancia y adolescencia de Nacho Vidal, un diablo que sorprendentemente se identifica a la perfección (y aquí uno nunca llegará a saber si todo responde a la realidad o a la inventiva del escritor) con el arquetipo del macarra español. Un niño poco dotado para los estudios que, presumiblemente por falta de disciplina paterna, comenzó a golfear muy joven para acabar desapareciendo de su casa durante largos períodos en los que, siguiendo la levantina ruta del bacalao, se daba a las aventuras nocturnas, las drogas y, por supuesto, al sexo más desenfrenado. El texto es una sucesión de anécdotas y desbarres cada vez mayores, descritos con una exhaustividad pornográfica. El paso del actor por la Legión, donde se hace un hombre entre boxeo y prostitutas, cierra la tópica y novelística parte biográfica que menos interesará a sus seguidores y que suena a cierto cine descarnado español de los años 70. No deja de ser curioso que años más tarde Nacho protagonizara para José Mª Ponce una película titulada Perras callejeras.
La ascensión de Nacho Vidal, desde sus principios en el famosísimo Bagdad de Barcelona hasta el puesto de honor que ocupa en la actualidad dentro del negocio de la pornografía mundial es bastante más interesante, aunque se centra más en los detalles lúdicos que en las sensaciones y sentimientos de quien ha vivido directamente el famoso sueño americano. Siguiendo el recorrido de Nacho hasta la cumbre van surgiendo nombres muy conocidos, tanto los de sus numerosas parejas como también los que se cuentan entre los más importantes de la industria. Es en esta última parte del libro donde queda constancia del auténtico estatus alcanzado por el español: trabaja para John Stagliano, el hombre que inventó el gonzo y que en estos momentos dirige la principal compañía distribuidora norteamericana, Evil Angel; su pareja es Belladonna, la estrella porno más cotizada del momento y su padrino es nada menos que Rocco Siffredi, el mejor actor X de la historia (John Holmes fue un "fenómeno", sí, pero de escasas aptitudes actorales). Hasta ahí le han llevado su talento y su equipamiento, hasta reunir una colección de merecidos y múltiples premios conseguidos tras su participación en cientos de películas para una decena de países, con trabajos incluso en el cine convencional, como el realizado en El alquimista impaciente.
En cuanto al continente, Barba estructura su libro de forma original y utiliza el simbolismo del funcionamiento de un vídeo, un artificio que lo aleja de la monotonía lineal y le aporta facilidad de lectura. La intrascendencia de lo que se cuenta convierte esta biografía en un mero producto de consumo para los fans de las películas de su protagonista, para quienes se incluye además una pequeña colección de fotos. Se dedica un gran espacio a la descarada promoción de sus últimas producciones y muchas de las páginas supuran sexo duro. A pesar de que en contraportada se asegura que escritor y protagonista han vivido un año juntos con la intención de reflejar con mayor veracidad sus vivencias, la impresión final es que gran cantidad de la información le ha llegado al autor de oídas, llegando a equivocarse en el nombre de alguna productora y, lo que es más grave en un libro como éste, en algunas de las técnicas utilizadas por el semental de Mataró en sus películas. Si se ha estado un año con Nacho Vidal, confundir cumshots y blowjobs es algo inaudito.
Para curiosos y amantes del porno duro.
Santiago L. Moreno
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