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Mundo espejo

Mundo espejo
William Gibson
Título original: Pattern Recognition
Trad. Marta Heras
Minotauro, 2004

Las consecuencias del neocapitalismo, la invasión de la publicidad, Internet al alcance de todos, el terrorismo internacional y muchas más circunstancias del mundo que nos ha tocado vivir han hecho que el ciberpunk perdiese rápido su componente futurista y ganase más validez si cabe como metáfora de nuestro entorno. Ya desde Neuromante William Gibson perseguía actualizar la literatura de Raymond Chandler. Teniendo en cuenta lo antedicho, podremos deducir que si Mundo espejo no es novela negra, al menos sí que se acerca bastante.

En esta novela, Cayce, cazadora de tendencias que trabaja para una poderosa empresa de marketing, sigue con obsesión una serie de imágenes que aparecen y desaparecen de la Red, conocidas popularmente en foros de discusión como "el metraje". Obsesionada por esas anónimas imágenes se adentrará en toda suerte de guetos y ambientes, sin saber si está siendo víctima de un complot entre grandes empresas destinado a un cambio de imagen corporativa, si está presenciando la obra de un artista conceptual o si simplemente ve una sucesión aleatoria de imágenes captadas por aficionados.

Como es habitual, nos fascina la nostalgia que Gibson muestra por la tecnología, convirtiendo su prosa en una evocación del silicio mediante elocuentes metáforas que dejan un regusto electrónico y áspero en el paladar.

En Mundo espejo se dan cita todas las obsesiones de nuestro tiempo: misterios en torno al 11-S y las Torres Gemelas, adictos a la Red, el resurgir económico y cultural de los Dragones de Asia, los bajos fondos en el Viejo Continente, todo ello para crear una trama que se antoja relectura digital de la imprescindible película Videodrome (1983), de David Cronenberg. Quizás el desarrollo peque en algunos momentos de taciturno y farragoso, sobre todo debido al desmesurado fetichismo tecnológico del autor, pero al cerrar el libro habremos asimilado un concepto: mundo espejo, entelequia o mapa mental que se hace el individuo para adaptarse al entorno, en el que los conceptos de deconstrucción y reconstrucción adquieren total validez, pues en una cultura audiovisual y mediatizada como la nuestra, "la televisión es realidad y la realidad es menos que la televisión". Esta frase la declamaba Brian O´Blivion (el actor Jack Creley) en la ya mencionada Videodrome.

Adentrándonos más en el concepto de "mundo espejo" llegaremos a conclusiones muy llamativas, pues, siguiendo el discurso de Gibson, en mundo globalizado dominado por sistemas de inteligencia artificial, la propiedad intelectual pierde sentido; los pensamientos y las imágenes que nos formamos de nuestro entorno conforman y a su vez se nutren de otros pensamientos e imágenes, y es que cuando el individuo se encuentra sometido a millones de reclamos audiovisuales, consignas y logotipos corporativos, difícilmente puede dar por "propia" cualquier palabra que pronuncie, pues, como en un juego de espejos, toda idea que tenga será reflejo de alguna que vio y no acierta a recordar. Cuánto valor adquiere el adjetivo de "mediatizado" aplicado a una persona.

Una última tentación: no sucumban a la más fácil tecnofobia; pónganse cómodos. Bienvenidos a la Era Digital; conéctense y disfrutaremos el atardecer con una sacudida eléctrica, cuando todo el cielo tiene el gris de la pantalla del ordenador.

David G. Panadero

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