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Contrincante
El contrincante
Elia Barceló
Colección Hades
Minotauro, 2004

 

Que Elia Barceló es una de las voces más importantes de la fantasía hispana es algo que nadie cuestiona. Su trayectoria, sus éxitos y su prestigio testimonian este hecho innegable. En El contrincante nos ofrece una novela de terror demoníaco a la altura de sus mejores trabajos. El libro llevaba ya doce años escrito, pero hasta hace un par de años la autora no había tenido ocasión de publicarlo; lo ha logrado gracias a la meritoria labor de la editorial Minotauro y su colección Hades.

El libro cuenta la historia de Jorge, un joven cuya novia ha desaparecido en extrañas circunstancias, y a la que se ha prometido localizar. La empresa no parece fácil, pues no existe una explicación lógica para que ella le abandonara de forma tan inesperada. Pronto conocemos a otros personajes que se verán implicados de forma más o menos directa en la búsqueda de la joven: una enfermera, un comisario de policía, una médium, un psicópata, un sacerdote, una psiquiatra... Con semejante elenco de personajes uno puede intuir que el desarrollo del libro va a alternar entre la investigación policial y los fenómenos paranormales, y acertará.

Las pistas sobre el paradero de la joven van apareciendo poco a poco y señalan hacia una extraña población de desconocida ubicación. Con la ayuda de un diario encontrado y de algunos amigos, Jorge va concretando las posibilidades hasta que logra tener un destino más o menos identificado. En ese pequeño pueblucho convergen algunos de los protagonistas para desentrañar el misterio claramente orientado hacia el satanismo.

La novela consta de dos partes bastante diferenciadas: la primera correspondería a las investigaciones sobre el paradero de la novia de Jorge y constituye la mejor parte de la novela: el misterio va creciendo poco a poco, los hechos sobrenaturales se dosifican convenientemente y resultan de gran efectividad, los personajes se presentan de forma adecuada y el lector queda atrapado por la trama, el desarrollo y el misterio. La segunda parte de la novela sería la que se desarrolla en la población misteriosa; aquí los hechos son mucho más explícitos y lo que hasta entonces había sido sugerencia e insinuación se convierte en evidencia y concreción. Si bien esta segunda mitad no desmerece demasiado, el ambiente y la intriga desarrollado en la primera son muy superiores, alcanzando las más altas cotas de calidad. En la segunda parte los fenómenos paranormales o directamente diabólicos se suceden uno tras otro llegando, si no a saturar, sí a perder afectividad por mera acumulación de terrores y hechos fantásticos.

Habrá quien prefiera este tipo de terror más explícito, bastante cercano a las desventuras de la pobre niña de El exorcista, pero el estilo de Elia parece mucho más adecuado para la sugerencia y las veladas alusiones de la primera parte, bastante más lograda. En un momento dado la autora introduce interesantes reflexiones semifilosóficas que sitúan a Dios en el origen del mal y que, aunque casi están a punto de cobrar demasiada presencia, se encuentran dentro de los límites adecuados gracias a su correcta implicación en la trama.

La novela se sigue con sumo interés y todos los personajes están perfectamente definidos y caracterizados, demostrando que la autora no tiene nada que envidiar al mismísimo Stephen King, por poner un ejemplo, a la hora de retratar personajes y de hacerlos interesantes.

El estilo de Elia es delicado y claro, sumamente realista pero imbuido de una extraña capacidad mágica, de forma que convierte lo real en misterioso con extraña facilidad. Los personajes que aparecen son muchos y todos son perfectamente manejados. Lo único reprochable en este sentido es que podría detectarse cierto "determinismo" de los personajes, es decir, que cada uno parece estar para cumplir con un rol concreto y se implica en la obra en función de ese papel que le tocará asumir.

Por lo demás la trama avanza correctamente y genera el suficiente interés y terror como para devorar las páginas una tras otra. Aunque ya digo que la parte final puede pecar de ser demasiado gore y un poco a lo grand guignol, como si la autora hubiera sentido la necesidad de racionalizar todo y de explicar cada suceso de forma lógica cuando quizás no resultara necesario.

El lector encontrará una adecuada intriga, un desarrollo in crescendo, cantidad de fenómenos paranormales y una secta satánica en sentido literal, de forma que, si esto es lo que busca, pasará un buen rato. Si Elia fuera estadounidense sería mucho más famosa que Anne Rice y otros autores consolidados con prestigio mundial. Posee todo lo necesario, desde dominio del tempo, excelente desarrollo de los momentos de tensión, correcta descripción de personajes, redacción con calidad literaria pero de aparente sencillez, y una mente lo suficientemente retorcida como para conseguir terrores que se aposentan en nuestro cerebro.

David Jasso
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