Pocos escritores de terror hay que hayan tenido tanta
influencia en la cultura popular como H.P Lovecraft, creador de los mitos de
Cthulhu. Su prematura muerte en 1937 abrió la puerta al mito, conociéndose a
partir de entonces su obra como nunca antes lo fue en vida.
El problema es que, debido a lo oscuro y sobrenatural de
sus relatos, la figura de Lovecraft está envuelta por un hálito de misterio,
leyenda y especulación. No es difícil encontrar estudios sobre el personaje
que le consideren temeroso del sexo, nazi, esquizofrénico, adorador de sus
propias invenciones, etc. En el pequeño capítulo que se le dedica en el
reciente libro Magia, brujería y esoterismo en la Historia, publicado
por Ubi Sunt?, se sugiere la posibilidad de que todas estas invenciones y
exageraciones alrededor del autor no hayan tenido más intención que la de
vender mejor sus libros o los productos ambientados en su obra; bien puede ser
cierto.
El hecho es que el aficionado a Lovecraft se siente perdido
a la hora de querer conocer un poco mejor al hombre escondido tras las novelas.
Salvo las introducciones para sus obras que escribieran Rafael Llopis y August
Derleth, durante muchos años en España no hubo posibilidad alguna acercarse al
escritor de Providence. Por suerte, Valdemar ha decidido editar en castellano la
biografía que De Camp realizó a mediados de los años setenta, siendo un
trabajo impresionante, monumental, lleno de cariño pero también de
perspectiva.
Para quien no le conozca, Lyon Sprague de Camp (1907-2000)
fue escritor de ciencia-ficción y fantasía, gran amante de la obra de Robert
E. Howard, y continuador (posiblemente para mal) de la saga de Conan. La
habilidad que tiene para escribir en un lenguaje simple, llano y ameno es
estupenda para recrear meticulosamente una biografía en la que podemos destacar
el uso inteligente de textos de Lovecraft, de comentarios de sus conocidos y
allegados, además de una excelente reconstrucción de sus hábitos, costumbres
y viajes.
Pero sin duda, el éxito cosechado por De Camp al escribir
este libro se debe a una triple causa. En primer lugar, hay que tener en cuenta
que su técnica es asequible a todos, fácil de leer y muy amena; esto es
imprescindible cuando cada capítulo alcanza el medio centenar de páginas, y
está plagado de notas. También hemos de tener en cuenta que este libro no es
una apología, sino que en él encontraremos a un Lovecraft creíble, lleno de
virtudes, pero también de contradicciones y defectos. Finalmente, De Camp es
capaz de hacer una crítica sensata a los textos, ofreciéndonos un relato
coherente, creíble, lleno de matices y detalles.
No obstante, De Camp también tiene algunos errores que,
sin por ello quitar validez a su trabajo, merecen ser comentados. Para empezar,
juzga continuamente a Lovecraft, diciendo lo que está bien o no. ¿Pero qué
"está bien" o no? El propio autor se da cuenta de su tendencia, y
hacia el final del libro bromea que menos mal que sus consejos no pueden influir
en Lovecraft, ya que de haberlos seguido podría haber acabado siendo un
aburrido profesor de instituto en lugar de un gran escritor. Además, la obra
destila en algunos momentos un molesto tono de "comparacionitis" con
Robert E. Howard, ídolo de De Camp, que por supuesto siempre sale ganando; se
nota un toque de fan muy grande en esos momentos. Por último, De Camp tiene una
auténtica fijación hacia la homosexualidad, analizando continuamente la
sexualidad de los amigos de Lovecraft (sin que ello aporte nada), y apoyando
ideas como que la homosexualidad puede ser poco menos que "aprendida".
Salvando los errores anteriores, esta biografía me parece
el mejor texto que he leído hasta el momento sobre la vida de H.P. Lovecraft.
Quien lo lea descubrirá no sólo un nuevo interés hacia la obra del ya difunto
escritor, sino que también comprenderá un poco mejor su vida y su evolución
literaria. Con eso me quedo.
José Joaquín Rodríguez
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