Me
ha entretenido mucho esta colección de trece historias de
ciencia-ficción, fantasía y terror, escritas
en castellano en el año 2006, y publicadas
tanto en Internet como en forma impresa.
En mi opinión no le va a la zaga a muchas colecciones anglosajonas que cuentan
con nombres quizás más conocidos. Lo que más destaca es la variedad de temas,
ambientes y géneros.
El
primer relato, uno de los mejores, es " La quinta ley", de Elia Barceló,
una autora de la que dudo que pudiera escribir mal si tratara de hacerlo. Aquí
tenemos lo que llega a ser, como en otros libros suyos, casi un poema a la
nostalgia y a la capacidad de amar. Cien años en el futuro, un anciano cuida de
un museo dedicado a nuestra era espacial al cual, en una sociedad que parece
haber perdido todos los valores, nadie se molesta en visitar. Su único compañero
es un antiguo robot, tan antiguo que ni siquiera tiene expresión en la cara. Un
día el museo es atacado... La historia trata en el fondo de
la relación entre el hombre y el robot, aunque
éste no tiene sentimientos, y el hombre, su propio programador, bien lo
sabe. Pero para amar no siempre es necesario ser amado. Olvidaos de Robin
Williams y la humanización de El hombre bicentenario: esta historia es más
sutil, realista, amarga y trágica.
El
siguiente relato, "El ángel oscuro",
de Luisa María García Velasco, tiene una estructura tradicional, cartas
escritas por los implicados en un asesinato, aunque dándole un giro nuevo. Hay
elementos que no encajan muy bien: por ejemplo, se utiliza la técnica
perfectamente respetable del narrador omnisciente, pero este narrador engaña un
poco al lector al principio diciendo que algunas cosas son
cuando en realidad sólo parecen ser (ppr
ejemplo, los sentimientos de Óscar), y al final ningún profesional de la psiquiatría
actuaría como actúa Óscar sin ser despedido inmediatamente. Pero el núcleo de
la historia es fuerte y está escrito con brillantez:
...No me hables
Como has hablado a otras...
Inventa para mí palabras nuevas
Que me sorprendan siempre, que me
envuelvan
En su fragancia fresca. Tú
eres tus
palabras...
Tan
bien está compuesta esta parte central que uno casi puede simpatizar con Clara
y olvidar el horror de sus actos con la belleza que
ella ve en esos mismos actos. Después de leer el relato, no me sorprendió
averiguar que la autora es también poeta.
"Sushi", de Marc
Rodríguez Soto, es un relato muy corto que trata de un hombre que se
despierta un buen día y sabe que su esposa, que yace a su lado está muerta, pero juega
desesperadamente con malabarismos mentales para no tener que afrontar esta
realidad. Y no, no la ha matado él: este cuento no cae en semejantes clichés.
"El
deudor", de Sergio Gaut vel Hartman.
Una maravillosa sátira esperpéntica
de un tipo de marketing un poco agresivo. Un simple resumen de lo que
acontece -parejas de cobradores, cada vez diferentes, arrancan varias partes
del cuerpo del protagonista: orejas, ojos, lengua, manos- no puede indicar la
ingenuidad de la forma de relatar las cosas o la resignación fatalista de la víctima
con cada pérdida de trozos de su cuerpo. Como
ejemplo: el arrancamiento de cada miembro u órgano
tiene su propio sonido: "El sonido que hace una lengua al ser arrancada es
vagamente similar al que produce un cuerpo que cae desde un helicóptero y choca
contra la lona del techo de un circo", y cuando le cortan las manos, su caída
al suelo produce "un ruido semejante al que hace un gato que se zambulle en
un barril de roble conteniendo vino". El relato está salpicado de
semejantes extrañezas. Y, a pesar de todo, nuestro desgraciado (mejor dicho, lo
que queda de él, que no es nada) al final sale
victorioso. He aquí a Kafka,
modificado por Calvino, y rematado por Monty Python.
"Ambrotos",
de Yoss, un escritor cubano, se trata de un amor un
poco digamos inusual -aunque esta vez más correspondido- entre un
humano atrapado en un planeta y una especie de
babosa gigante, telepática e inmortal, que ha sido desterrada allí por su
propia raza. Siglos después llega otra nave humana, y los tripulantes no pueden
saber si el hombre que les espera es realmente humano (¿con un edad de más de
cuatrocientos años?) o un títere controlado por los seres que ahora son los grandes
enemigos de la Tierra, unos alienígenas telepáticos y esclavistas. Hay algunos
planteamientos muy buenos en esta
historia -especialmente la forma en que el hombre
se nutre- y me ha gustado mucho. Un par de pequeñas quejas: el lector
sabe desde el principio (suponiendo que el narrador en tercera persona no le
miente) que Tom Rasmusen es realmente humano, así que la discusión de los
tripulantes sobre el asunto pierde fuerza; y creo que el autor también perdió una gran oportunidad de crear suspense
al no perseguir más la idea de uno de los tripulantes de llevarse la
babosa a la Tierra, ya que su carne podría otorgar la inmortalidad. Pero esas
quejas sólo muestran la densidad de las ideas en un relato tan corto. ¿Y qué
pasa si el amado sólo quiere morir?
"Los
olvidados de Dios", de Antonio Cebrián.
El sol se niega a ponerse y los muertos salen de sus tumbas. ¡El Juicio Final!
Pronto llegan los arcángeles sobrevolando las ciudades y portando grandes
trompetas. Los muertos avanzan hasta un punto en el Este donde sesenta mil kilómetros
arriba se abre una puerta en el espacio... ¡y entonces un general árabe, buen
musulmán, derriba a un arcángel cristiano con sus baterías antiaéreas, y la
gente ve que es posible resistir los despropósitos del Creador. Así empieza
esta maravillosa historia, una de mis favoritas en la colección. Aparte de la
idea central, hay sátira (¡se llega a un
acuerdo con los arcángeles según el cual el Juicio Final se aplicará sólo a
los pobres!); ironía (al ser abatidos, incluso
los soldados anti-juicio se levantan en seguida y se unen a los demás muertos
en el camino hacia la puerta estelar); mucho humor
y un trasfondo serio de preguntas que los cristianos fundamentalistas con sus certezas
arrogantes harían muy bien en hacerse a sí mismos.
No voy a revelar el desenlace, pero recordad: no codiciarás a la mujer de tu prójimo, ni la casa de tu prójimo, ni sus
zanahorias...
"No
me miren", de Gabriel Mérida. Para mí la historia no funciona por completo, quizás por una estructura y
estilo a veces no muy bien conseguidos. Pero la idea central de órganos de
cultivo desarrollando una conciencia única (y asesina),
si bien poco probable, es interesante, incluso la imagen del investigador
estrangulado por cientos de manos es estremecedora, y el final es bastante
ambiguo: ¿todos los ojos en la oficina miran a los detectives por el
ruido del tropezón de uno de ellos, o por algo mucho más siniestro?
"La
invariante CHON",
de Víctor Conde. Supongo que el título se refiere a las siglas (en inglés) de
los cuatro elementos más comunes en los organismos vivos, sugiriendo lo que puede
pasar cuando un ser humano tiene que elegir entre otros seres
humanos (por mucho que hayan sido genéticamente cambiados para poder vivir en
condiciones extremas, y por malvados que sean) y unos alienígenas esclavizados;
y elige instintivamente, y mal. Este relato está
entre los mejores de la antología, cf "dura" y "clásica",
si bien también
a veces difícil de entender por alguien que no es docto en cosas como hiperconios
Reimann, las propiedades de ondas expansivas de supernovas, etcétera. Los
alienígenas (y los Terceros, una especie de humanos) son muy inusuales y bien
retratados, los muchos giros de la historia son trepidantes y inesperados, y la
historia tiene también una dimensión ética.
"La
biblioteca de Alejandría",
de Carlos Abraham, me da la impresión de haber sido escrito (como su ambiente)
en un pasado lejano, cuando había tiempo para ir despacio y dar detalles
relajadamente. La verdad es que he tenido que hacer un esfuerzo para terminarlo.
No digo que esté mal escrito, ni mucho menos, sino que es un poco laborioso (cinco páginas después de que es obvio para el lector que el protagonista se
encuentra en el pasado, éste sigue preguntándose si es un sueño o un truco de
sus enemigos, etcétera). O
sea, vemos los pensamientos de Francisco y no niego que sean totalmente verosímiles,
pero un cuento corto tiene que dar saltos, sorprendernos, excitarnos, evitar a
toda costa perder tiempo (y tempo) diciendo lo obvio. Dicho esto, sigue
siendo una bonita historia, y seguro gustará a los lectores que se sienten más
cómodos con un estilo a la vieja usanza
"Final", de Ezequiel Delutri, es puro cyberpunk, con un
protagonista que no invitarías nunca a tu casa
ni en tus peores pesadillas. Más
que un retrato de un futuro distópico es un estudio de un personaje a quien le
faltan todos los sentimientos normales humanos,
y tan dispuesto a recibir la muerte como a causarla. Por la única razón de que
cree que él mismo tiene los días contados, reta y mata a su único
"amigo" en un (amañado) duelo. Cuando finalmente se
gana en esta apuesta a muerte a una mujer que ha querido poseer durante
mucho tiempo, su actitud es ésta: "Quizás, en unas horas, la deje o, tal
vez, la mate, ¿qué más da?" Un relato extraño, brutal, incluso
repugnante, pero a la vez emocionante y inolvidable.
"Ulysses", de José Antonio Fuentes Sanz. Otro robot, más
avanzado que el de "La quinta ley", a diferencia
de de que éste ha sido construido sólo para matar: nada de las Tres Leyes de Asimov,
todo lo contrario. Ulysses ha estado luchando durante veinticuatro años, y
aunque siempre ha sido posible ponerle recambios, lentamente ha ido cambiando en
su interior, aunque sigue siendo un asesino sin
ninguna piedad ni sentimientos ni remordimientos.
La primera parte de la historia parece lenta pero aparte de dar detalles verosímiles
sobre las habilidades del robot, también presenta algunas pistas de lo que va a
pasar después: la ansiedad que causa al nuevo ayudante, un dibujo extraño que
hace, su forma de analizar a los humanos... No es el "héroe" del
relato, ni mucho menos, pero tampoco es peor que sus dueños. Una historia que
atrapa la atención desde el principio al final.
"Tiempo
muerto",
de José Ángel Menéndez Lucas. No llega a convencerme en absoluto.
Un hombre tiene un reloj con el que puede detener el tiempo para todo el mundo
excepto para él mismo. Había ideas similares
(e igual de ilógicas) en el Star Trek de hace treinta años. Bueno, muy pocas
ideas son totalmente nuevas en la cf, pero aquí además el protagonista es
inconsistente: la misma persona que quita monedas de personas paralizadas en el
tiempo para dárselas a mendigos, y que regala
flores a una señorita en el parque con la exagerada cortesía de los romances
caballerescos, unas horas más tarde deja a un hombre suspendido sobre afiladas
verjas a una altura de cinco pisos para que caiga hacia su muerte cuando el
tiempo se reanude. (De hecho, esta imagen en sí
misma es la más conseguida del relato.) La
historia de cómo llegó a poseer el reloj tampoco es verosímil y las tres
escenas principales (dando una conferencia, cortejando al viejo estilo y
luchando hasta la muerte) casi no tienen conexión entre sí. No digo que sea un
cuento sin interés, pero necesita más trabajo (incluso algunos acentos están
mal colocados, y se repite la misma frase, "salió raudo y veloz hacia...", dos
veces.)
Y
finalmente el cuento más largo del libro, "La traición de Judas", de
Joaquín Revuelta. Ocupa una quinta parte del libro (hay trece historias); ¿se
merece tanto espacio a costa de otros relatos que
pudieron haber sido incluidos? Yo diría que sí, no decepciona. Como
"Final",
se posiciona en el subgénero del cyberpunk, pero aquí el autor dispone de más
espacio para construir detalladamente un mundo después del "biocausto": un
mundo sin futuro, donde ni siquiera se puede ver el cielo a causa de las nubes
rojizas y donde una copita de agua pura (servida por orangutanes) casi no
tiene precio. Antes del final de la
primera página, el joven protagonista, un "anulador" de escasos veinte años
de edad, ya ha matado en un bar a un tipo que le molestaba y ha cobrado "los
cien pavos de rigor", y a partir de aquí la acción y el misterio no cesan.
Como en las novelas noir, Judas el
protagonista tiene que encontrar al hijo (ahora convertido en hija) de un pez
gordo bastante antipático, y hay personas que no quieren que la encuentre. Hay
brazaletes de pistolas de agujas, nanobots en bebidas e incluso en besos,
sectas religiosas que parecen controlar L.A. (y su trágico enemigo, el mismísimo
diablo), y una chica llamada Magda Castle, a quien él mata pero que no muere, y en
cualquier caso puede no ser
Magda Castle. Y el protagonista puede que no sea quien piensa que es, y que
en realidad no esté salvando a los que tiene que
salvar. Es una trama compleja (a veces quizás demasiado), interesante, y
escrita con mucha fuerza y atención a los detalles impactantes. No me sorprende
que ganara el premio UPV (aunque hay un gran error en la página 221, cuando se
hace referencia a una pelea con un enano que no ha ocurrido, obviamente una
escena cortada.)
Un
par de apuntes. Sue Burke en la reseña en su blog Mount
Orégano, se hace una interesante pregunta: ¿Hay algo en esta colección que
sea específicamente español, que la diferencie de la cf anglosajona,
por ejemplo? Y la respuesta es no mucho. Aquí hay algunas historias muy
buenas, pero, aparte del idioma, nada que provenga de la cultura específicamente
española o latinoamericana.
También
habría sido más interesante para el lector que el libro hubiera contado con
unas pequeñas biografías de los autores.
En
resumen, una colección muy interesante y variada que no dudo en recomendar a
cualquier lector que valore la fuerza de la imaginación.
Steve Redwood
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