El artificio ucrónico también
ha sido utilizado por autores españoles, en algunos casos de manera muy
destacable. La ucronía que traemos hoy a esta columna es las mas conocida y leída,
o al menos compradas, de todas las que se han editado en España. Esta afirmación
tan categórica está amparada por el sólo hecho de que En el día de hoy
resultó galardonada con el Premio Planeta en el año 1976.
En plena transición se produce
un pequeño boom de relatos en los que el curso de la guerra civil se
desvía de la realidad. En efecto, las fuerzas de la República ganan la guerra
evitando los cuarenta años de franquismo. Esta es la trama de En el día de
hoy escrita en 1976 por Jesús Torbado.
La fecha de escritura es
importante pues en esa época concreta, después de la muerte de Franco y en los
comienzos de "la transición", se produce un auge de literatura que
trata sobre la guerra civil desde un punto de vista mas objetivo o, al menos,
desde otra perspectiva diferente a la oficial durante el franquismo. En este
contexto, el autor escribe esta novela que presenta al Premio Planeta y que
gana, convenientemente para la editorial que casi siempre ha sabido premiar en
cada momento lo más comercial. En este caso comercial es también sinónimo de
una buena literatura ya que la novela es un excelente texto que se lee con interés.
El título está tomado del
famoso bando final de la Guerra Civil Española que rezaba: "En el día de
hoy, cautivo y desarmado el Ejército rojo, han alcanzado las tropas Nacionales
sus últimos objetivos militares. LA GUERRA HA TERMINADO". Burgos, 1 de
abril de 1939, Año de la Victoria. El Generalísimo. Fdo. Francisco Franco
Bahamonde." El lanzamiento del Premio de 1976 incluía en su portada el
bando anteriormente descrito con algunos cambios; decía así: "En el día de hoy, cautivo y desarmado el ejército faccioso,
han alcanzado las tropas republicanas sus últimos objetivos militares. La
guerra ha terminado. El presidente de la República, Azaña Madrid, 1 de abril
de 1939."
Como bien dice Juan Manuel Santiago en su ensayo
sobre las ucronías de la Guerra Civil, es demasiado fácil pensar que, en el
caso de la victoria republicana, el bando hubiera estado redactado en esos términos.
Sin embargo como atractivo para el público resulta una boutade
excelente.
El libro muestra el primer año de la triunfante República
y comienza con el desfile del 14 de abril de 1939 en homenaje a las fuerzas
republicanas. A través de Ernest Hemingway, que ha permanecido en España como
corresponsal al terminar la guerra, veremos cómo se desarrolla esa nueva
sociedad y sus problemas para consolidar un régimen. Un abatido Francisco
Franco parte hacia el exilio en la Cuba de Batista, incapaz de asumir su
derrota. Los políticos republicanos se baten en una guerra interna en la que
hay dos claros bandos: comunistas y socialistas. Julián Besteiro es el
Presidente de la República e Indalecio Prieto Presidente del Gobierno después
de la dimisión de Azaña. En ese gobierno están integrados dirigentes
comunistas como Dolores Ibárruri, Pasionaria, y Rafael Alberti. Todos los
esfuerzos del gabinete van encaminados a restañar las heridas de la guerra y
relanzar el país hacia delante. El ambiente del pueblo es de euforia y, de
momento, no se producen las purgas masivas que si ocurrieron en la realidad. Es
una sociedad bastante mas tolerante con los vencidos. Las potencias del eje
conspiran contra la nueva República a través de agentes secretos que intentan
desestabilizar el nuevo régimen.
El punto de inflexión histórica para el cambio se produce
en la batalla del Ebro. Este punto jumbar es bastante utilizado en las ucronías
que se han escrito sobre la guerra civil. Guillermo Díaz Plaja -El desfile
de la victoria-, Fernando Vizcaíno Casas -Los rojos ganaron la guerra-
o Concepción Regueiro -Erundina salvadora- toman también esta batalla,
una de las más crueles y largas de la guerra, como punto de divergencia
temporal.
En la batalla del Ebro, el V cuerpo de ejército republicano
estuvo dirigido por Enrique Lister y el XV por el general Tagüeña. Por parte
de las tropas rebeldes, el cuerpo de ejército de Marruecos estuvo mandado por
Yagüe. Fue la última ofensiva republicana, en julio de 1938, para intentar
volver reunificar las dos zonas republicanas -Cataluña y Madrid- que el ejército
de Franco había conseguido dividir. Durante 116 días se produjeron
encarnizados combates con frentes estabilizados como el de Gandesa. La
superioridad armamentística de las tropas rebeldes, el suministro alemán fue
constante, y el poco apoyo a la República por parte de las democracias
europeas, dio como resultado que en noviembre de ese año los restos del XV
cuerpo de ejército republicano cruzaran de nuevo el Ebro y el fin de la Guerra
se precipitará.
En este escenario plantea
Torbado su ucronía. Sin
excesivas explicaciones, por medio de una charla entre dos personajes, cuenta
como en la batalla el ejército republicano consigue refuerzos al permitir
Francia el paso por sus fronteras de armamento europeo y ruso. Estos refuerzos
decantan la batalla hacia la República y, en sucesivas oleadas, el ejercito
rebelde ha de replegarse en todos los frentes. Los restos de este ejército
intentan cruzar la frontera con Portugal escapando de las posibles represalias
republicanas.
La "corte" de Francisco Franco, compuesto por
militares y prelados católicos, busca refugio en Italia y en la isla de Cuba.
Muchos militares son enrolados en las fuerzas alemanas, no muy lejos de lo que
ocurrió en realidad con la "División Azul". Destaca la el poco
aprecio que tiene los personajes históricos -Hitler, el Conde Ciano- por los
militares rebeldes españoles a los que continuamente tildan de inútiles y
cobardes, ya que pese a la ayuda recibida no han sido capaces de vencer. Es
evidente la moraleja de estos diálogos que explican, según el autor, por qué
la República perdió realmente la Guerra: la falta de ayuda de las democracias
europeas en contrapartida con el inmenso apoyo de los fascismos.
Torbado desarrolla una subtrama
de espionaje, en la que se intenta asesinar a Pasionaria para así
desestabilizar mas aún el gobierno. El final es pesimista y conduce a la invasión,
por parte de Alemania, de la península a finales de 1940. España se encuentra
una vez mas en guerra y sometida a un brutal régimen. El Gobierno tiene que
rendirse ante la superioridad aplastante de los alemanes y partir hacia el
exilio. Se completa, pues, el círculo; lo que empezó siendo un escenario
"idílico" se convierte en la misma pesadilla que se intentó evitar, infiriendo que la corriente de la historia
es inmutable.
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