La
primera ucronía conocida escrita en España procede de la pluma de Nilo María
Fabra, escritor y periodista nacido en Blanes en 1843 y creador de la primera
agencia de noticias española, la agencia Fabra, que, al cabo de los años, sería
el embrión de la agencia EFE.
En
1883 la revista "La Ilustración Española e Iberoamericana" publica
en su número XLIV, páginas numeradas de 311 a 314, la novela corta Cuatro
siglos de buen gobierno (novela de la Edad Moderna). En un formato a tres
columnas, y con letra apretada, en estas cuatro páginas se narra la historia de
una España muy diferente a la que por entonces se tenía por cierta.
El
punto de ruptura de la continuidad histórica se produce en 1504 cuando el
infante don Miguel, hijo de doña Isabel de Trastámara y de don Manuel de
Portugal es "proclamado: Rey de Castilla en 1504, por muerte de doña
Isabel la Católica; de Aragón, en 1516, al espirar don Fernando, y de
Portugal en 1521, cuando ocurrió el fallecimiento de don Manuel el
Grande". A los veinticinco años el monarca reúne en sí las coronas
de Castilla, Aragón, Portugal y Navarra, más las de Nápoles, Sicilia y las
Indias Orientales y Occidentales.
Realmente
el Infante don Miguel murió en 1500 y la sucesora de la corona de Castilla y
Aragón fue doña Juana, apodada La Loca, que se casaría con don Felipe El
hermoso; su heredero, Carlos I, sería el señor del vasto Imperio Español.
Fabra
aprovecha un suceso histórico importante ya que resulta probable que, al menos
en un primer momento, un rey que aglutinara a los tres reinos más poderosos de
la época, Aragón, Portugal y Castilla, pudiera haber creado un importante
imperio anterior al de Carlos I, dado el poder naval de las tres grandes
potencias occidentales reunidas en una.
A
lo largo del breve pero intenso texto, el autor da rienda suelta a sus opiniones
más utópicas acerca de lo que significa el haber tenido un buen gobierno
durante todo ese periodo. En cuatro siglos, España, en lugar de ser una
potencia venida a menos, ha sido faro y motor de la cultura, la sociedad y la
tecnología de Europa y del mundo.
Tenemos
que tener en cuenta que cuando se escribe esta novela, 1883, estamos en plena
Restauración con los últimos años de reinado de Alfonso XII y en los que España
se debate entre el abandono total del Antiguo Régimen y la instauración de una
democracia de corte occidental.
El
optimismo trascurre libre en toda la narración. Los logros de la idolatrada
"Iberia" son destacados sobremanera resaltando la bondad de una
monarquía "ilustrada". En realidad estamos ante un panfleto pro-monárquico
referido a las bondades de un sistema dinástico que mantiene una misma línea
de actuación a lo largo de los siglos. Fabra desecha las lacras de los reyes
españoles sugiriendo una línea sucesoria ética e inteligente. En esa
realidad, bajo la tutela de bondadosos y populares reyes, el Imperio Ibérico
mantiene el liderazgo en el mundo que no ha sido cuestionado desde el siglo XVI.
América del sur se ha independizado, pero mantiene con España unas relaciones
más poderosas que la Commonwealth británica.
Los países americanos colaboran entre ellos y con España en una especie de
federación que llega desde Argentina hasta los estados actuales de Nuevo México
y Texas. En Europa, España (ahora Iberia con la unión de Portugal), ha
experimentado un avance notable, vertebrando el país mediante el ferrocarril,
inventado en el siglo XVII. La capital de Iberia es, en este mundo alternativo,
Toledo. Barcelona y Lisboa son las dos grandes ciudades marítimas del mundo
occidental.
Lo
limitado del texto, en cuanto a extensión, no impide que nos encontremos ante
un recorrido de varios siglos de historia modificada muy coherente en sí misma,
pese a su excesivo planteamiento utópico.
Archivo de
¿Y si...?
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