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Rafael Marín Series de televisión
La Bola de Cristal
Rafael Marín


 


Little Britain

Título original: Little Britain
Creado por Matt Lucas y David Walliams
Intérpretes: Matt Lucas, David Walliams y Tom Baker (voz en off)
Emitida en España por Canal +

Los ingleses inventaron el fair-play, que viene a ser más o menos el equivalente caballeresco de la hipocresía. Durante siglos nos han vendido la idea del labio superior estirado, el meñique tieso, el bombín y el Times; o sea, la flema británica. Luego llegó el pop y la eclosión de las Eurocopas y la caída en picado de la Commonwealth y poco a poco nos fuimos dando cuenta de que lo brit también podía ser zafio, grosero, violento y sucio, y que la radiografía más perfecta de esa sociedad perfectamente publicitada de sí misma la había mostrado ya Robert Louis Stevenson cuando soñó la dualidad del doctor Jekyll y su reverso tenebroso Mr. Hyde.

A primera vista, la serie que nos ocupa, Little Britain, puede parecer la versión inglesa de Los Morancos de Triana, pero sólo a primera vista. Originalmente un programa de radio, su paso a las pantallas (nada menos que en la BBC) nos ha descubierto un mundo de hooligans y travestidos, homosexuales que van a su bola, policías ineptos, monitoras racistas, tarados mentales, tocapelotas profesionales, hipnotizadores sin escrúpulos, señoras de recia moral y profundo desprecio hacia todo aquello que no encaja con su manera de ver el mundo prístinamente blanco y anglosajón. De la mano de dos cómicos todoterreno como son Matt Lucas y David Walliams, capaces de cambiar Vicky Pollardde aspecto, voz y acento con una facilidad de vértigo. Al contrario que nuestros cómicos sevillanos (con quienes, insisto, tienen algún punto de contacto) su parodia es ferozmente anarquista, no necesitan de famosos venidos a más para lanzar sus puyas, se refocilan en lo escatológico y el mal gusto y dan rienda suelta a su vena histriónica sin importarles el qué dirán (y se puede decir mucho sobre ese espejo tal vez no demasiado deforme que plantan al espectador justo delante de sus narices); también, al contrario que cualquiera de nuestros cómicos televisivos, dominan a la perfección el tempo del sketch: no esperen  ustedes un gag largo donde predomina la improvisación y las risas tontas de quienes están encantados con sus propias gracietas: aquí lo que funciona es la repetición de la escena, la catch-phrase, el puñetazo corto. Cada uno de los pequeños fragmentos donde se retrata la Inglaterra que algunos amamos y otros (posiblemente los propios ingleses) aborrecen, es una pequeña gran carga de profundidad donde el espectador no puede más que volverse pronto cómplice de las tropelías y la inmensa mala leche de estos dos que parecen ser muchos.

Andy Pipkin y LouEs difícil no entrar pronto al trapo y disfrutar, aunque sea políticamente incorrecto, de las parodias algo zafias de Matt y David y con encandilarse con uno o muchos de sus personajes (les juro que a veces cuesta distinguir quién es Matt o quién es David,  y hasta reconocer si son ellos o son otros actores). Sin miedo a recurrir al nonsense, e imagino que con una nota heredada de los Monty Python en este aspecto, destacan en esta cuadra de especimenes británicos la adolescente Vicky Pollard, criticona, cutre, abusiva y madre adolescente (imagino que lo más parecido a una "cani" que podríamos imaginar); el cruel (y falso) tetrapléjico Andy Pipkin y su engañado cuidador Lou; la obesa y exhibicionista  Bubbles de Vere, una versión británica de Blanche Du Bois ; Sebastián Love, el enamoradísimo y gay secretario del Primer Ministro Británico (interpretado por Anthony Head, Giles en Buffy Cazavampiros); la antipática secretaria Carol Beer ("Computer says ´No´" es su lema), o mi favorito, ese regordete y ridículo gay Daffyd Thomas que se cree el único gay del pueblecito galés donde vive y que oculta en el fondo a un terrible homófobo lleno de prejuicios. La parodia es atroz y sangrante, tanto más cuando el actor que lo encarna, el propio Matt Lucas, es también homosexual.

La serie, que consta de momento de cuatro temporadas con episodios de apenas veinte minutos, se emite en nuestro país en Canal +, curiosamente sin doblar, con subtítulos, quizá porque alguien ha tenido el buen tino de comprender que toda la riqueza de matices, acentos, voces y gestos de los dos cómicos no podía ser traducida ni versionada (queda, entonces, la duda de qué pueden disfrutar los espectadores que no sean versados en el RP English ni disfruten tratando de descifrar la jerga glotal o el nuevo cockney). En cualquier caso, es una gozada asomarse a ese mundo que está tan cercano y tan lejano a nosotros y descubrir que si hay alienígenas en este mundo, una buena parte están asentados más allá del Canal de la Mancha.


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