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Maestro cantor
Maestro cantor
Orson Scott Card
Título original: Songmaster
Trad. Rafael Marín
Col. Nova CF nº 13
Ediciones B, 1990

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Maestro cantor es la tercera de las novelas escritas por Card (si no consideramos como tales a Capitol y The Worthing Chronicle, recopilaciones de narraciones enlazadas) y, según él mismo, la primera de la que se siente razonablemente satisfecho. Al igual que El juego de Ender, Esperanza del venado o Wyrms, es una ampliación de una historia más corta: "El pájaro cantor de Mikal" (incluido en Mapas en el espejo), la cuarta de las publicadas por Card y la segunda, después de "El juego de Ender", que tuvo éxito, logrando incluso ser nominada a los premios Hugo y Nébula. En 1979, Card recibió una oferta a través de su agente, a la sazón Ben Bova, para hacer una versión en novela. Aceptó, y a este fin, en lugar de limitarse a meter paja, retrocedió en el pasado de los personajes para explicar los orígenes del pájaro cantor. Esta sería la primera sección de la novela y, a excepción del capítulo 18, se corresponde casi exactamente a "La Casa del Canto" (en Nueva Dimensión nº 137, trad. Cesar Terrón), que a su vez fue publicada de forma independiente y también logró aspirar al Hugo de 1980, año en que se edita el libro completo. Prueba de la conformidad de Card con el resultado es que la reedición de 1987 contenía sólo algunos cambios de estilo, a diferencia de Hot Sleep, Un planeta llamado Traición o Capitol, que rehízo en cuanto tuvo oportunidad.

Básicamente, Maestro cantor es una historia de iniciación a la madurez cuyo protagonista, Ansset, es al comienzo el típico niño alienado de Card, con un talento extraordinario que un entorno exigente le forzará a desarrollar en plenitud. Secuestrado a muy temprana edad y vendido a la Casa del Canto, una especie de comunidad monástica dedicada por entero a la música, Ansset crecerá para convertirse en un pájaro cantor, la élite de los soberbios cantantes que la Casa produce; y no sólo eso, será el Pájaro Cantor, capaz de conmover a su audiencia hasta las lágrimas o de manipularla a su antojo, cambiando para bien o para mal, y definitivamente, las vidas de quienes le escuchan.

Después de ser sometido a una terrible prueba destinada a despojarle de un preocupante exceso de autocontrol, Ansset será enviado a la Tierra con nueve años para incorporarse a la corte de Mikal, el hombre que partiendo de la nada ha conseguido convertirse en emperador de una galaxia inicialmente desunida y que, a pesar de su aparente dureza, tiene la suficiente sensibilidad como para haber deseado durante décadas un pájaro cantor por encima de todas las cosas. Allí Ansset establecerá una relación filial con el ya anciano Mikal, se verá envuelto en las intrigas palaciegas que pretenden despojarle del poder, y cuando una de ellas triunfe pasará a servir al sucesor en el trono, aunque sin el amor que experimentara por Mikal. Una carencia que provocará la venganza por despecho del usurpador, con consecuencias trágicas para todos. Finalmente, Ansset alcanzará el puesto para el que parecía predestinado, emperador, aunque previamente se haya visto obligado a permanecer alejado de la Casa del Canto, a la que debía regresar al concluir su servicio en la Tierra. No volverá hasta ser un anciano que ha renunciado a la dignidad imperial y que es incapaz de cantar, lo que para una persona con su formación equivale a ser incapaz de comunicarse con los demás, pero que aún va a disponer de un momento de gloria antes de callar definitivamente.

La principal fuerza de la novela radica en la primera y la última parte, que se desarrollan en la fascinante Casa del Canto. También es ése el lugar donde se mueven los personajes más logrados, Esste y Rrurk, dos mujeres que serán fundamentales para el Ansset niño y viejo respectivamente. La una es la maestra que formará primero y humanizará posteriormente a un niño que llega a ser demasiado perfecto. La otra aceptará al hombre acabado que sólo quiere volver a estar entre los que considera los suyos. En medio, hay tres secciones que, sin sobrar, puesto que a falta de ellas las dos restantes no tendrían sentido, son mucho menos atractivas. La estancia de Ansset en el palacio de Mikal, centrada en el largo y doloroso proceso de maduración del chico, contiene un buen número de escenas próximas al melodrama o descritas con una crueldad que roza el sadismo. La propia corte está simplemente esbozada, en contraste con las continuas referencias a los sentimientos de los protagonistas y a la estrecha relación del emperador con su pájaro cantor. Curiosamente, pues Card dijo en cierta ocasión que consideraba pecados capitales el adulterio y la homosexualidad, no se oculta en ningún momento que en el interés de sus patrocinadores hacia Ansset influye también la belleza efébica del muchacho. Y hay algunos problemas de ritmo. Card, exhaustivo cuando se trata de presentar y analizar emociones, despacha en catorce hojas un reinado de sesenta años y dedica muchas páginas a contarnos la vida en común de dos personas grises cuya influencia en los acontecimientos es discutible. Son la excusa, el detonador que hace explotar a un Ansset excesivamente pasivo. El resultado es un tanto incoherente en conjunto, a pesar de que la mayoría de las partes sean absorbentes tomadas por separado, pero tiene la gran virtud de la saludable falibilidad de Ansset, que, a diferencia de Ender, no termina convertido en un héroe lleno de sabiduría, no triunfa, y prefiere seguir la senda del arte hasta el final, en contraste con los corruptos representantes del poder mundano que le rodean, un poder que acepta a regañadientes y que abandonará en cuanto pueda.

Ramón Muñoz

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