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El mono del hielo
El mono del hielo
M. John Harrison
Título original: The Ice Monkey
Trad. Josep Sampere
Col. Futurópolis nº 3
Ultramar, 1992

La publicación de Luz en Bibliópolis Fantástica ha posibilitado la revisión de la obra del inconformista M. John Harrison, un escritor con muchas cosas que decir. El mono del hielo es una antología de siete ricos relatos que aportan una visión de conjunto muy interesante y que nos muestran una faceta más, que puede rastrearse también en El curso del Corazón, de este polifacético autor.

Ubicados en el presente, los cuentos nos remiten a un mundo y a unos personajes amargos y repletos de nihilismo. Las personas que circulan por el volumen son seres desarraigados, sin voluntad. Son personajes solitarios, incapaces de amarse incluso a sí mismos. Se trata de personas deprimidas que se dedican de lleno al "único asunto importante que nos queda, o sea, la supervivencia". Son hombres de esperanzas rotas que tratan de evadirse continuamente y sin descanso de su realidad.

Así, el alpinismo ("El mono del hielo"), la parapsicología ("La innovación"), la búsqueda de nuevos lugares ("Egnaro") o la intromisión en la vida de otras personas son varias maneras de rechazar lo que les ha tocado vivir.

Esta construcción de personajes es uno de los aspectos más logrados del libro. Mediante un pesimismo atroz, Harrison va retratando, en primera persona, la vida y psicología de estos seres mezquinos. Para ello, se basa, sobre todo, en las parejas. De este modo, el narrador de cada cuento, alguien del que apenas sabemos nada, actúa como espectador de otro personaje más singular y alienado. La visión que se plasma de la realidad es, por tanto, muy particular.

Además, se priorizan las personas a la historia. Es más importante lo que rodea al personaje, su psicología, sus actos, la atmósfera desolada y mediocre, que otros sucesos que podrían haber originado, a priori, relatos fantásticos verdaderamente noqueantes.

En ese sentido, hay que mencionar tanto la desfocalización de los hechos fantásticos, que son mencionados de pasada y a los que apenas se presta atención, como las elipsis narrativas. Estas últimas revelan un cuidado extremo de Harrison a la hora de narrar. Tan importante como lo que se dice es lo que se omite. Por ello, El mono del hielo requiere una lectura pausada y atenta, pero que se ve muy recompensada.

El cuento "El mono del hielo" abre la antología. Se trata de una historia simple de relaciones humanas; una historia de amor, pero cuyos protagonistas son estos tipos mezquinos y evasivos, de moralidad dudosa, comunes a todo el libro y que dan la particularidad al volumen. En el relato tienen bastante notoriedad los pasajes virtuosos referidos al alpinismo, que pueden, incluso, romper el tono del resto del cuento.

A continuación, "Los nuevos rayos" nos pone de manifiesto la desconfianza en la ciencia, lo que refuerza el egocentrismo. Es uno de los textos más destacados y donde la desfocalización de lo fantástico, supeditado a la introspección del personaje, se hace más patente.

Por otro lado, también podemos hablar de "La innovación", que nos muestra los personajes más degradados de la recopilación, sobre todo porque no parecen conscientes de su mediocridad; de "La cantera", la más floja, sin apenas garra; y de "El descenso", un particular "descenso a los infiernos" donde se produce el descubrimiento de un personaje totalmente mezquino y amoral.

La excepción es "Un mundo a medida", un relato que no tiene sentido dentro de esta antología tan unitaria. Se trata de una historia muy surrealista, que parte del descubrimiento de Dios en la cara oculta de la Luna y de su proyecto de construir su propia autopista. Aunque, en el fondo, nos remite también a la alienación, el tono y el tratamiento dista mucho del resto de cuentos. Así, es una historia que bebe tanto del terror arquetípico como de las preocupaciones dickianas o de la New Wave.

Mención aparte merece "Egnaro", que es el último relato, el más enigmático y tal vez el mejor. En él, el afán de evasión llega al extremo de crear un espacio maravilloso pero que nadie sabe ubicar. Narrado con muy buen pulso, es el texto que sigue más planteamientos clásicos pero acoplándolos a su peculiar elenco de personajes.

Así, podemos afirmar que estos cuentos son más retratos de personajes que historias de sucesos en sí. Harrison nos presenta unos relatos amargos y deprimentes más que de terror. Evidentemente, esto no quita para que sean unos cuentos muy interesantes, muy cuidados y con una personalidad propia. El mono del hielo es, pues, una antología a la que debe prestarse buena atención y que merece la pena disfrutar.

Alberto García-Teresa

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