Dan Simmons conmovió a los aficionados de la ciencia-ficción
con su Hyperion
como muy pocos autores han podido. Este escritor estadounidense consiguió, a
los 41 años, regalar a los aficionados un universo de ficción que se
alimentaba de los grandes autores, pero que a la vez sonaba completamente nuevo
y original. Poco podían imaginar sus alumnos de primaria que tras su apariencia
de profesor apacible se escondía un hábil escritor capaz de dominar con la
misma facilidad el terror, la fantasía, la historia y la ciencia-ficción. Y es
que las apariencias engañan.
Las apariencias engañan, ciertamente, pero no siempre para
bien. La caída de Hyperion es sin
lugar a dudas uno de esos casos. Y es que pocas veces una novela prometía tanto
y ofrecía tan poco, y mucho menos si es un nombre como el de Simmons el que
aparece en la cubierta.
Recordemos al lector que Hyperion
era la historia de un grupo de peregrinos a un lejano planeta, donde son
acosados por la amenaza del temible ser conocido simplemente como el Alcaudón,
y que esperan de uno u otro modo conseguir solucionar sus dudas y problemas, que
a la postre descubrimos que están íntimamente interrelacionados.
Cada peregrino nos contaba su historia, recordando el
planteamiento claramente a los Cuentos de
Canterbury, pero con un tono de ciencia-ficción que hacía las delicias del
lector más exigente. La habilidad para narrar los capítulos, las sorpresas
continuas y la perfecta descripción de los personajes, acababan en un final
abierto que pedía a gritos una segunda parte.
Y aquí la tenemos, por desgracia. Y eso que en un primer
momento la trama parece de lo más interesante. Por un lado, descubrimos el
destino final de los peregrinos, que llega a ser de lo más variado y peculiar.
A ello sumamos que aparecen personajes nuevos con gran protagonismo, por lo que
la historia no es "más de lo mismo". Finalmente, descubrimos que algo
amenaza a la Hegemonía, el gobierno de los seres humanos (aliados con las
Inteligencias Artificiales) que gobierna la galaxia, aunque hasta bien avanzada
la novela no descubriremos la auténtica naturaleza de la amenaza.
Interesante argumento, ¿no? Cierto, pero muy pobremente
desarrollado. Frente a la primera novela, que contaba con una narración que tenía
en cuenta la perspectiva de los diferentes personajes, y que se combinaba
con la narración en tercera persona del autor, ahora nos encontramos con una
perspectiva única, típica y tópica de los best-seller, que impide la mínima
profundidad psicológica. Frente a una primera novela estructurada de forma
compleja, ésta resulta terriblemente simple, como si se temiera que los
lectores se perdieran.
Respecto al desarrollo de la trama, muchos seguidores de
Simmons consideran que hay una complejidad mucho mayor, que compensa la
simplicidad de la técnica. Nada más lejos de la verdad: la novela no es
compleja, simplemente deja numerosos cabos sueltos.
La suma de estos factores (una trama que no termina de
cerrarse, y un estilo mucho más pobre) nos hace creer que Simmons tenía prisa
por acabar la novela, o pocas granas de llevarla adelante.
¿Acaso no se salva nada de la novela? No, en absoluto. La
historia es muy buena, con momentos realmente épicos, con misterios realmente
fascinantes (sin dudas el final del libro es excelente)... pero no llega al
nivel de Simmons en general, ni de la primera parte en particular. Uno esperaba
más, y le da coraje descubrir en esta continuación un trabajo poco original.
Tendríamos que esperar seis años, a la novela Endymion,
para que Simmons volviera a sorprendernos y a hipnotizarnos con una tercera
parte que, si no puede compararse con Hyperion,
sí que supera con creces a esta segunda entrega.
José
Joaquín Rodríguez
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