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Juan Manuel SantiagoCruda fandomía
Mentidero 5
Juan Manuel Santiago




Mucho cuento (I)
Madrid-Barcelona:
X en la quiniela

La reciente publicación del vol. 4 de Artifex Segunda Época, en el cual aparecen dos cuentos tan solventes como "La sed de las panteras" de Rafael Marín (ganador del IX premio Pablo Rido), una fantasía histórica ambientada en el Madrid de la Guerra Civil española, y "Cualquier noche puede salir el sol" de Manuel Díez Román (finalista en la misma edición), un cyberpunk barcelonés, me sirve como coartada argumental para descargar un poco el ambiente y ofreceros una serie de lecturas ambientadas en Madrid y en Barcelona, algunas encontrables, otras no, con las que alegraros esas siestas de boa constrictor que se os avecinan durante las próximas Navidades para asimilar la ingesta masiva de gastronomía típicamente festiva.

Pues la histórica rivalidad entre Madrid y Barcelona, queridos lectores de Mentidero 5, no sólo se traduce en los siempre apasionantes tiras y aflojas de carácter político-económico con que nos regalan los oídos nuestros Padres de la Patria, o en indignados clamores prebélicos -soga en ristre- ocasionados por el enésimo fichaje estrella que el Real Madrid le pisa al Barça (o viceversa: ¡tranquilos, sólo era un suponer!), o en las constantes disputas domésticas acerca de si mi estatua de Colón es más grande que la tuya. No. Dicha rivalidad se extiende también al campo cienciaficcionero. No hay más que ver los gloriosos años setenta: las HispaCones se celebraban en Madrid, mientras que la revista emblemática, Nueva Dimensión, se hacía desde Barcelona. Por ejemplo. En los años noventa, sin embargo, el espíritu de la transición española ha arraigado, y aquí todo es concordia y buen entendimiento, aunque de vez en cuando algún espabilao siga enarbolando la bandera de la descentralización y el antimadrileñismo para desacreditar a determinadas facciones fandomitas y arengar a unas masas generalmente ajenas al sentido último de tales soflamas. Y sin embargo...

Sin embargo, alienado por el "pan y fútbol" como corresponde a todo españolito medio de a pie, se me ha ocurrido plantear las relaciones entre Madrid y Barcelona en términos meramente deportivos. Supongamos un partido de fútbol que enfrente a un combinado de equipos de ambas ciudades, por descontado que con jugadores no estrictamente oriundos de ambas urbes (ah, el signo de los tiempos y la sentencia Bosman extrapolada al terreno fandomístico...) y, cómo no, con una pequeñas excentricidad: César Malloquí (barcelonés de nacimiento, madrileño de adopción) jugará un tiempo en cada equipo.

Y comienza el partido. De entrada, se observa en ambos equipos un juego elegante y de altísimo nivel, rayano en el virtuosismo. Están jugando a la táctica denominada Fantasía histórica, que depara un principio de partido inolvidable. Por el bando madrileño, Rafael Marín da lo mejor de sí mismo con el relato "La sed de las panteras" (Artifex Segunda Época vol. 4), una admirable reconstrucción histórica del cerco de Madrid en 1936, protagonizada por un periodista francés reconvertido a brigadista internacional que vive los momentos inmediatamente posteriores a la muerte de Durruti y, de la mano de Picasso y Alberti, participa en la evacuación de los cuadros del Museo del Prado, momento en el cual la acción deriva hacia la búsqueda secular por parte de la familia del protagonista de un enigmático y maldito cuadro de Goya. Pese a dar también lo mejor de sí mismo, Armando Boix poco puede hacer con el también magnífico "El círculo roto" (Sociedades secretas, Promarex, 1995), relato que en su momento supuso un primer toque de aviso sobre su innegable calidad y que desarrolla su acción en la Barcelona de la Guerra de Sucesión, con una trama de sociedades secretas en medio de otro cerco, el borbónico frente a los partidarios de Don Carlos. Marín consigue burlar el marcaje de Boix, no sin dificultad, y anota el primer gol del partido. Madrid 1 - Barcelona 0.

El entrenador de Barcelona ordena cambiar de táctica, y se dispone la conocida como Ucronías. El siempre solvente Juan Carlos Planells, por el lado barcelonés, presenta como credenciales su más que estimable novela El enfrentamiento (Miraguano, col. Futurópolis nº 40, 1996) y un relato relacionado con ésta, "Una oveja negra y varios lobos" (El Fantasma nº 13, 1997): se trata de un interesantísimo fresco que nos muestra varias Barcelonas alternativas, con una Segunda Guerra Mundial ganada por los nazis en una de las tramas paralelas y un Estado totalitario que ríete tú del 1984 de Orwell en otra, y que se erige en uno de los momentos más satisfactorios que ha dado la cf española durante la década de los noventa. Frente a semejante poderío, Madrid sólo puede ofrecer En el día de hoy (Planeta, 1976) de Jesús Torbado, una novela ganadora del premio Planeta que resulta más curiosa que lograda, aunque resulta una buena muestra del saber hacer del periodista y escritor. Esta novela se ve desbordada en el cuerpo a cuerpo por la de Planells; éste también se zafa sin complicaciones de "El día que hicimos la transición" de Ricard de la Casa y Pedro Jorge (Visiones 1997), centrado en una trama paratemporal en la que está en juego el futuro de la España democrática tal y como la conocemos y, cuando parece que va a marcar a puerta vacía, César Mallorquí le arrebata limpiamente el balón con "El coleccionista de sellos" (Premios UPC 1995, Nova CF nº 83, 1996), sin duda alguna la mejor ucronía sobre la Guerra Civil española, y con una rápida cabalgada marca sin complicaciones. Madrid 2 - Barcelona 0.

Son los momentos de mejor juego de Madrid, y también los mejores de todo el partido. Pletórico, el entrenador madrileño dispone a sus jugadores en una táctica de Terror. El buen hacer de Armando Boix, con su intachable alucinación urbano-erudita "El ayudante de Piranesi" (BEM nº 54, 1997; De Profundis, Artifex Serie Minor nº 8/9, 2000), sin duda uno de los mejores relatos españoles de los noventa, nada puede contra una avalancha de buenos autores y buenas obras. Eduardo Vaquerizo, con "Seda y plata" (Artifex nº 16, 1997, A Quien Corresponda #93, 1999, y De Profundis), un buen cuento de vampiros cuyo punto fuerte es la espléndida descripción de una cierta burguesía pijita a lo largo de los últimos treinta años de la historia de España, cede el balón a Carlos Saiz Cidoncha, quien con "La calle larga" (Biblioteca Universal de Misterio y Terror nº 28, Ediciones Uve, 1981) recrea un espeluznante Madrid irreconocible para cualquiera de nosotros. Cidoncha, a su vez, se la cede a Adolfina García, quien con su "La Casquería" (Gigamesh nº 4, 1995, y A Quien Corresponda #93) elabora un acabado estudio sobre el complejo de culpa visto a través de los ojos de los inquilinos de un siniestro motel de carretera situado en el extrarradio de la capital madrileña. Adolfina da paso sucesivamente a relatos cada vez más tenebrosos y terroríficos: "Los sirvientes" de Ramón Muñoz (Artifex Segunda Época vol. 3, 2000), en la que el terror acaece en el parque del Retiro, y "Desde el sol hasta el corazón de la tierra" de Carlos F. Castrosín (Visiones 1995), un grand-gignol construido con una estructura de plano-secuencia a lo largo y ancho de un barrio de Chamberí en el que puede suceder cualquier atrocidad que vosotros imaginéis, y algunas en las que ni siquiera pensaríais. Cuando parece que Castrosín va a rematar a puerta, realiza un pase a Julián Díez, quien anota un precioso tanto con Los abominables sucesos de la casa Figueroa (Opar Narrativa nº 2, 1995), que mezcla a partes iguales terror puro y parodia en esta desaforada reconstrucción histórica de un Madrid romántico de aquelarres y apariciones satánicas envueltas en miriñaques. Madrid 3 - Barcelona 0.

Es ahora el turno de jugar a la Política. La ciencia-ficción y la política no han solido dar buenas obras, aunque Barcelona juega una baza importante, "¿Quién necesita al panglós?" de Antoni Olivé (Premio UPC 1992, Nova CF nº 56), un estudio sobre el conflicto lingüístico en Cataluña que no ha sido suficientemente reivindicado y que merecería rescatarse del olvido en el que parece sumido. Sin embargo, el peso de un clásico, Gabriel Bermúdez Castillo, resulta determinante, con su relato "La última lección sobre Cisneros" (Llorad por nuestro futuro. Antología no euclidiana 2, Acervo, 1978), un desolador recorrido por un futuro en absoluto deseable, opresivo, en el que la explotación de los recursos humanos y naturales sume a la humanidad en un callejón sin salida y, de camino, nos ofrece uno de los diez o quince mejores relatos de la historia de la cf española, muy por encima de otras incursiones del propio Bermúdez en esta temática, como la demasiado inverosímil pero no por ello desdeñable Salud mortal (Miraguano, col. Futurópolis nº 34, 1993). Madrid 4 - Barcelona 0.

Barcelona está tan desarbolada que ya ni siquiera puede oponer resistencia cuando Madrid contraataca con relatos sobre Teatro. Directamente, no juegan, de modo que a Madrid no le resulta difícil anotarse el cuarto tanto, en una perfecta triangulación entre Daniel Mares con su cuento "Mutis" (Ad Astra nº 14, 1998, y Fabricantes de Sueños 1999, divertidísima bufonada terrorífica que aprovecha una representación de Ricardo III de Shakespeare para montar una de las carnicerías más desopilantes que se han leído por estos lares en mucho tiempo), Luis G. Prado con "Teatro de sombras" (IV Certamen UAM de Relato, 1996) y nuevamente Daniel Mares con el mucho más serio "Un candado para la caja de Pandora" (Ad Astra nº 16/17, 1999, y De Profundis), otro estremecedor estudio sobre el complejo de culpa que tal vez sea el mejor relato de su autor. Madrid 5 - Barcelona 0.

Descanso. El fantasma de la manita, de la goleada, atenaza a Barcelona.

Sin embargo, la Ciudad Condal empieza la segunda parte con César Mallorquí entre sus filas, lo cual da mayor confianza al equipo. Manuel Díez Román, además, dirige la remontada del equipo cambiando radicalmente la estrategia: hasta ahora, Madrid ha zurrado de lo lindo a Barcelona porque se jugaba al ritmo que le interesaba, el de la literatura más próxima a la fantasía y el terror, donde sólo Armando Boix destacaba por encima de sus contrincantes. En adelante, Barcelona impondrá su ley y aquello en lo que se sabe superior a Madrid: la ciencia-ficción pura y dura, con sólo algunos ocasionales pero brillantísimos toques de fantasía.

Sin embargo, es Armando Boix quien se anota el primer tanto para Barcelona, con su mejor relato de ciencia ficción pura, de Futuro cercano. "El sueño de la razón" (Gigamesh nº 13, 1998, Fabricantes de Sueños 1999 y Certamen Alberto Magno de Ciencia Ficción, 1999) resulta superior a otros relatos del propio Boix, unidos por un mismo marco referencial casi -aunque no del todo- cyberpunk, entre ellos "El lastre de los sueños" (Parsifal nº 6, 1995) y Como gotas de agua (Parsifal Especial, 1996) y nos ofrece uno de los peores futuros imaginables, tanto para la población barcelonesa en general como para la protagonista en particular. Frente a este magnífico relato, poco pueden hacer vuestro seguro servidor con "El nacimiento de Venus" (Parsifal nº 4, 1994, y A Quien Corresponda #93, 1999) y la primera parte de "Protégete de la onda expansiva de mi cerebro" (Gigamesh nº 26, 2000), o la antología Zooropa de Carlos F. Castrosín (La Calle de la Costa, 1994), que contiene buenos relatos como "Camino con un asesino" o el abigarrado "Los que esperan". Madrid 5 - Barcelona 1.

Animados por el efecto moral de este tanto, "¿Quién necesita al panglòs?" de Antoni Olivé y "Lagunas de Kirkwood" (Visiones 1995) de Manuel Díez Román sorprenden desguarnecida a la defensa madrileña en su punto más débil: Lenguaje y cf. Excepto los apuntes castizos de Salud mortal de Gabriel Bermúdez, justo es reconocer que las dos obras citadas realizan un acabadísimo estudio del conflicto lingüístico en Cataluña, bien en el caso de la extrapolación digamos seria (la obra de Antoni Olivé), bien en su vertiente más pachanguera-cyberpunk (Manuel Díez Román), con la invención de un idioma catañol ciertamente estimable. Madrid 5 - Barcelona 2.

Barcelona se viene arriba y ataca con toda su artillería pesada. Estamos en el terreno del Cyberpunk. La novela corta "Rax" (Espiral CF nº 19, 2000) de Eduardo Vaquerizo nos ofrece un retrato solvente de un Madrid en realidad virtual, no exento de detalles más que imaginativos, pero flojea bastante en el aspecto formal si lo comparamos con el ya citado "Lagunas de Kirkwood" o con "Cualquier noche puede salir el sol" (Artifex Segunda Época vol. 4, 2000), ambos de Manuel Díez Román. En este último relato se nos presenta una Barcelona inmersa en una oscura trama relacionada con el juego y el poder, y cuyo paladín frente al opresor sistema será un esclavo (sic) indio cuya mayor preocupación es recuperar la libertad... y a su hermano perdido. Madrid 5 - Barcelona 3.

Estos dos relatos de Díez Román, en particular el segundo, también se bastan y se sobran para anotar otro gol: el del llamémosle Cyberpunk "étnico". Si a este autor le funcionan de manera inmejorable sus relatos cyberpunk siguiendo los paradigmas William Gibson ("La venganza de Cárdenas Mulege", Kenbeo Kenmaro nº 6, 1994, y El Melocotón Mecánico vol. 7, 2000) y Jack Womack ("Río de acero ardiente", Bucanero nº 4, 1996, y A Quien Corresponda #81, 1998), en "Cualquier noche puede salir el sol" el cosmopolitismo y sensación de multiculturalidad son más propios de un Bruce Sterling, aunque sin caer en el estilo de un George Alec Effinger. Al cual, por cierto, sí estaría próximo "Uñas" de James Cole (pseudónimo de un conocidísimo crítico cinematográfico; en Océano nº 6, 1996), un curioso y totalmente reivindicable relato en el que el barrio de Lavapiés vive una trama a medio camino entre el vudú centroafricano y los personajes magrebíes, en una demostración palpable de que la ciencia-ficción y la realidad cada vez están más cercanas y llegará un momento (si no lo ha hecho aún) en que ambas resulten completamente indiscernibles. No obstante, Díez Román anota. Madrid 5 - Barcelona 4.

¡Emoción! El partido concluye, ya casi estamos en el tiempo añadido y sólo una genialidad puede decidir el resultado final. Jugadores de refresco que han sido convocados no salen aún al terreno de juego: aún permanecen inéditos, caso de "Ojos que no ven" del argentino Alejandro Alonso (con un cyberpunk barcelonés que nada tiene que envidiar al también inédito "Soñando del revés" de Eduardo Vaquerizo -anunciado para Artifex Segunda Época vol. 5, 2001- y que forma parte de un universo compartido), o no desarrollan su acción íntegramente en nuestras dos ciudades objeto de estudio ("Gómez Meseguer y el ogro Santaolaya" de Daniel Mares, Artifex Segunda Época vol. 2, 1999, y Fabricantes de Sueños 2000) o directamente son reliquias vivas, centenarias ya o casi, para las que jugar en este partido tal vez no fuera de recibo ("El pesimista corregido" de Santiago Ramón y Cajal, en De la Luna a Mecanópolis, Quaderns Crema, 1995, o La torre de los siete jorobados, de Emilio Carrere, Valdemar). Es tal el poderío desplegado por Barcelona en esta segunda parte que aún se permite el lujo de hilvanar una jugada fantástica, relacionada con el Paisaje urbano, de tan elevado nivel que el estadio se viene abajo: César Mallorquí, quién si no, urde una de las mejores jugadas que se recuerdan en toda la historia de la literatura fantástica española (hay quien dice que la mejor) y nos ofrece una emocionante historia en la que el urbanismo, la arquitectura y las puertas a otras dimensiones se conjugan con el cuento de la Bella y la Bestia. En efecto, "La casa del Doctor Pétalo" (El círculo de Jericó, Nova CF nº 73, 1995) marca el punto culminante de este partido, sobre el pitido final, una historia realmente imperecedera que todos los aficionados deberían haber leído. Resultado final: Madrid 5 - Barcelona 5.

¿Quién quiere prórroga o tanda de penaltis? El resultado ha sido a todas luces justo y el espectáculo ofrecido, magnífico.


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